Ha conseguido lo que parecía imposible, que padres y madres miren a su reloj no para ver cuánto tiempo lleva su niño frente a la pantalla, sino para recordarle que debe encenderla. La pandemia marcó el paso a Nannyfy, la startup española que pivotó de marketplace de niñeras a canal educativo, para acompañar a los más pequeños con la emisión de contenidos en directo o bajo demanda.
“Es una plataforma que da accesibilidad al aprendizaje digital sin estereotipos a todos los niños y niñas del mundo, permitiendo que nuestros directos y cursos afloren ese talento que tienen”. Y es así como esta suerte de Youtube de Barrio Sésamo, ideada y liderada por la psicóloga barcelonesa Claudia de la Riva, ya cuenta con 70.000 usuarios.
La CEO de Nannyfy presume de buenos reflejos: “Cuando llegó la pandemia, nos dimos cuenta de que teníamos un servicio que requería el desplazamiento y la presencia de la cuidadora, lo que no era muy oportuno… Así que en 48 horas dimos un giro a nuestra actividad. Estábamos seguros de que el mundo nos iba a seguir necesitando y sabíamos cómo”.
La apuesta pasó por digitalizar el servicio sumando al cuidado del pequeño los valores de aprendizaje y entretenimiento. Una propuesta de televisión educativa que llegaba en el momento justo, a juzgar por los 6.000 niños que se sumaron en las cinco primeras semanas.
El miedo del padre y el deseo del niño
Lógica, creatividad, arte, ajedrez o cocina son algunos de los cursos que se ofrecen en directo en la web y en la aplicación móvil a grupos de ocho a diez niños en sesiones de 30 a 45 minutos.
En esencia, Nannyfy no deja de ser una alternativa a las clases extraescolares de toda la vida. Sus ventajas son ahorro en el tiempo de desplazamiento y poder asistir desde cualquier lugar. Pero la apuesta es más compleja.
La clave era satisfacer las demandas de sus dos grandes perfiles de clientes: los padres y los niños, y se ha conseguido “al unificar la tecnología con la interacción humana”.
“Está el usuario comprador, que son los padres que deciden qué contenidos ven sus hijos”, explica De la Riva: “Pero quieren un entorno de seguridad tecnológica y con contenidos presentados por profesionales”.
Por otro lado, está el usuario niño, a quien había que convencer con lo que se le contaba y enseñaba. Y aquí fue fundamental entender que “los niños aprenden más y mejor cuando interactúan con otros niños y la comunicación es bidireccional con la clase”.
Los usuarios consumen una media de 4,1 cursos al mes y además tienen acceso a todos los contenidos de vídeo bajo demanda, al menos de momento.
La verdad sobre emprender
El proceso ha sido apasionante, pero complicado. De la Riva insiste en que hay que contarlo todo: “No me gusta esa imagen que se da de que emprender es genial, porque todo va ir perfecto. Se pasan momentos duros. Por eso es tan importante ser fuerte, y eso se consigue creyendo en uno mismo y en el equipo”.
Esa solicitud de contar quizá tenga que ver con un impulso de solidaridad con los emprendedores, grupo del que la fundadora de Nannyfy forma parte.
Psicóloga de empresa, en 2014 montó su primer proyecto: un servicio de headhunters especializado en la confección de equipos humanos con altas competencias tecnológicas para startups. En 2019, cuando el factor tiempo pasó a ser crucial tras la maternidad, surgió la idea de Nannyfy. De la Riva vendió su anterior proyecto y se puso a trabajar en este marketplace especializado en servicios de cuidado infantil que día a día se ha ido transformando.
Una adaptación que en buena medida responde a la capacidad de aprendizaje de su fundadora. Confiesa que el aprendizaje es el principal motor personal de su emprendimiento: “Me gusta rodearme de gente que sabe más que yo”, para a renglón seguido apuntar otro ingrediente de manual: “Bueno, también me motivan los retos”.
Una ronda de tres millones de euros
Uno de ellos es comercializar Nanyfy entre empresas y organizaciones, para que lo incluyan en su paquete de beneficios sociales del empleado en materia de conciliación. Otro es generar contenidos para administraciones públicas, como ya ha hecho con el Gobierno canario.
Pero su mayor reto hoy es seguir capitalizando su proyecto. Nannyfy ha captado 1,1 millones de euros en dos rondas iniciales cubiertas por business angels y el pasado mes de noviembre por Wayra, la herramienta de apoyo al emprendimiento de Telefónica: “Fue una gran suerte, porque nos ha ayudado a dar mucha visibilidad al proyecto”.
En la actualidad, el objetivo es más ambicioso: tres millones de euros. Y De la Riva adelanta que espera tener noticias pronto.
La fórmula de crecimiento
La nueva inyección de capital se destinará “sobre todo a la expansión internacional, a mejorar procesos y reforzar el equipo humano”. De hecho, en lo que resta de año está previsto pasar de 18 a 30 personas.
La empresa se prepara para avanzar hacia la consolidación de la propuesta, para lo que se considera vital ganar tamaño en el exterior. Se irán probando diversos mercados, para ver cuáles son más receptivos a una propuesta que su fundadora califica de “disruptiva”, pero las miras están puestas en los mercados de habla hispana, aunque operar ya como canal en inglés no cierra ninguna oportunidad.
En paralelo se trabaja en la mejora del producto, el que De la Riva considera su mayor reto: “Cuánto mejor lo hagamos, mejor se entenderá nuestra propuesta de aprendizaje sin estereotipos”, explica De la Riva.