Los cursos masivos, abiertos y online (MOOC, por sus siglas en inglés) acercan a las pymes un catálogo de contenidos formativos de alta calidad, antes difícilmente accesible. A la vez, el término MOOC engloba no sólo eso, sino una cada vez más amplia variedad de actividades formativas, todas ellas fuertemente basadas en la web. Resulta que tienen una propuesta de valor muy interesante también en el ámbito del marketing.
Promotores de marca-país y grandes empresas ya están incluyendo el patrocinio de cursos masivos en sus presupuestos de marketing. Gracias al poder de las experiencias de aprendizaje para el branding, las conversaciones con clientes, la creación de comunidades y el marketing interno, y considerando sus bajos costes, podemos esperar bastante más movimiento alrededor de la aplicación de los MOOC en marketing.
Cabe preguntarse, pues, de qué forma pueden las pymes, que por lo general cuentan con presupuestos de marketing ajustados, beneficiarse del momentum de los MOOC para aprender y vender más al mismo tiempo.
Conversaciones de mercado
Una de las herramientas por excelencia de la conversación con clientes y stakeholders, el blog corporativo, en realidad tiene mucho de MOOC. Es masivo (o, al menos, tiene la potencia de serlo), abierto y online. Tan sólo le falta el componente temporal para que sea también curso. Expandir la experiencia del blog dentro de un marco temporal, por ejemplo alrededor del lanzamiento de un nuevo producto, con contenidos y actividades adicionales (vídeos, webinars, etc.) puede convertir la pyme en «proveedor» de un miniMOOC.
Así, a cambio de una inversión que probablemente será pequeña comparada con los gastos publicitarios tradicionales, se generan experiencias que
- fortalecen el vínculo entre los usuarios y la empresa, y
- aportan a la pyme un conocimiento íntimo de su mercado.
Dos ejemplos que pueden verse como embrión de «MOOC corporativo» son Sibaritus y su cata online, y Teambox y sus webinars de gestión de proyectos. La relación que los promotores y creadores pueden llegar a establecer con sus mecenas en plataformas de crowdfunding, podría ser un ejemplo adicional.
En términos prácticos, si conseguimos que las personas interactúen –no sólo con nosotros sino sobre todo entre sí, en subredes– alrededor de nuestras ideas, contenidos y productos en lugar de sólo consumirlos, habremos creado una experiencia de aprendizaje. Si conseguimos concatenar varias experiencias relacionadas entre sí que tengan sentido juntas, que tengan un hilo conductor, nos estaremos acercando a ofrecer un curso. Un MOOC, si se quiere.
MOOC sectoriales o locales
Entre los objetivos de asociaciones sectoriales está, por lo general, el de formar o concienciar en la categoría a clientes y profesionales. Es fácil, pues, imaginarlos como proveedores de cursos masivos, abiertos y online. Una pyme sola, por lo general, no dispone de los medios para desarrollar un MOOC que haga reflexionar a los interesados de, por ejemplo, la seguridad en la industria. Una asociación científica, sectorial, profesional o local sí puede hacerlo.
Así, temas como los aditivos y conservantes alimentarios (fabricantes de alimentos o sociedades de químicos), la cocina sin gluten (fabricantes de alimentos para celíacos), el cuidado de mayores (proveedores de servicios de proximidad) y prácticamente cualquier tema que tenga mercado son susceptibles de ser abrazados por asociaciones sectoriales o locales y convertidos en MOOC con el fin de, aquí también, formar a y aprender del mercado al mismo tiempo.
La diferencia de los MOOC
¿Qué diferencia entonces un MOOC de empresa o de sector de un white paper o un concurso o quiz en Facebook? Básicamente, la intención que le ponemos. Si el objetivo es crear experiencias de aprendizaje, las herramientas que seleccionamos, los contenidos que creamos y el flujo de interacciones que diseñamos, serán necesariamente diferentes a cuando el objetivo es transmitir un punto de vista (caso del white paper) o hacer pasar un rato divertido (caso del concurso o quiz). En cualquier caso, tanto white papers como quizzes pueden incluirse perfectamente como contenido en un MOOC.
Lo más importante, quizá, es que a diferencia de los contenidos que típicamente producen las empresas, con una experiencia de aprendizaje no podemos pretender decirle a la gente lo que tiene que pensar y hacer. Lo que querremos es engancharles, hacerles reflexionar y que se relacionen con otras personas con intereses parecidos. Porque son cosas que suman puntos en la creación de una marca profunda y duradera de la pyme en el mercado.
Foto: Cikgu Brian con licencia CC BY