Hasta las marcas y empresas con mayores presupuestos publicitarios encuentran grandes dificultades para llegar a su público objetivo. A la multitud de canales de televisión, emisoras de radio y publicaciones escritas habría que sumar los medios online, redes sociales y servicios de mensajería, todos ellos compitiendo por la atención de los consumidores.
Publicidad en la pyme: ¿misión imposible?
Para una pyme, cuyas posibilidades presupuestarias son mucho menores, cuando no inexistentes, este objetivo puede parecer imposible. Sin embargo, cada cierto tiempo, surge algún ejemplo de cómo se pueden conseguir grandes resultados con mucha creatividad y bajo presupuesto.
En la última semana he sido partícipe de uno de estos casos, el anuncio del estreno en Facebook de “Mario Animum, el primer monologuista 3D de la Historia”, una simpática campaña de Animum Creativity Advanced School diseñada por Juan Boronat, de La Diferencia Creativa, en colaboración con Gema Garrido, directora de Marketing y Comunicación de la escuela.
Mario Animum, el cortometraje
Animum Creativity Advanced School es una escuela de creación y animación de personajes en 3D. A pesar de que la calidad de su producción está al nivel de las mejores producciones norteamericanas, es una pyme y maneja los recursos de una pyme.
El cortometraje “Mario Animum”, cuya realización se ha llevado a a cabo en el último año y medio, ha sido creado para dar a conocer la gran calidad de los animadores de la escuela y, de paso, hacer llegar al público final más información sobre esta profesión y las dificultades que encuentra su trabajo para ser visto.
Facebook, la sala de cine más grande del mundo
Este último punto era el escollo principal que había que salvar. Para ello, han creado una aplicación en Facebook con la intención de convertir a esta red social en “la sala de cine más grande del mundo”. Esta aplicación permitirá que el corto sea “proyectado” en los perfiles de los usuarios que la descarguen durante las 48 horas que dura el estreno, que será el próximo 27 de febrero a las 20:00 horas.
Como todo estreno de cine que se precie, se han creado una web, un tráiler, el making off y perfiles en las principales redes sociales.
Utilizar “socialmente” las redes sociales
La última dificultad que había que superar después de tanto esfuerzo era la de dar a conocer la iniciativa y crear la “red de salas de cine”. Para ello, han creado un simpático pack de información, que ha sido enviado a una selección de blogueros de España y Latinoamérica, en el que se incluyen una carta con información de la iniciativa, una entrada para el estreno y un paquete de palomitas, inconfundiblemente asociado al cine.
A partir de ese punto y por iniciativa propia, los blogueros han comenzado a hablar del estreno a través de sus perfiles sociales y sus blogs y, poco a poco, la iniciativa de esta escuela malagueña se está dando a conocer en los países de habla hispana.
La fuerza de la recomendación
La gran diferencia en esta acción es que son las propias personas quienes difunden la información entre sus amistades, identificadas con el esfuerzo y la ilusión que transmite el proyecto y motivadas por la simpatía de la acción promocional.
La fuerza de estas recomendaciones entre personas es algo inalcanzable para la publicidad, por muchos medios que se empleen en ella. Además de la dificultad para llegar a un público cada vez más expuesto a información de cualquier tipo, conseguir que un mensaje movilice a una persona o colectivo requiere grandes cantidades de confianza, cualidad de la que goza cada vez menos la publicidad convencional.
Confianza: el viaje desde el macro hasta el micro
Han pasado muchos años desde que la publicidad tenía un gran poder prescriptor; sus mensajes no encontraban demasiados obstáculos para llegar a su público objetivo y eran poco cuestionados.
Poco a poco, se empezaron a multiplicar los impactos dirigidos a cualquier segmento del mercado, perdiendo efectividad por saturación. Esta pérdida de efectividad hizo que algunas marcas comenzasen a traspasar ciertas líneas rojas para destacar entre el resto y terminasen engañando a su público.
Estos engaños darían lugar a un consumidor más desconfiado y exigente, acostumbrado a gestionar y contrastar información antes de tomar cualquier decisión. La llegada de Internet, especialmente en lo que se ha dado en llamar Internet 2.0, ha facilitado este contraste de información, por ejemplo, a través de los muchos portales en los que se recopilan las opiniones y recomendaciones de los usuarios.
Recomendaciones persona a persona
Sin embargo, incluso esta fórmula está dejando de ser efectiva. Todos conocemos casos de opiniones que han sido escritas, a menudo utilizando perfiles falsos o anónimos, buscando alterar la realidad a través de opiniones buenas, escritas por los mismos gestores de las marcas, o malas, redactadas por la competencia o por algún cliente que ha amenazado a la marca con este tipo de acción si no le concedía ciertos privilegios.
Esto no quiere decir que no haya marcas, empresas o portales de recomendaciones que no inspiren confianza a los consumidores, pero el círculo de confianza del consumidor ha ido estrechándose hasta un punto en el que las recomendaciones que realmente tienen peso son las de sus amistades, virtuales o físicas, y las de personas con autoridad, independencia y credibilidad dentro de un sector determinado.
Los influencers o influenciadores
Estas personas, también conocidas como influencers por su capacidad de influir en otros individuos o en ciertas industrias o sectores, suelen tener presencia en redes sociales y es en ellas donde ejercen esa influencia.
Este hecho no es desconocido para muchas marcas y empresas que, con poca delicadeza y menos fortuna, les hacen llegar notas de prensa impersonales sobre temas no siempre relacionados con su especialidad y con “sugerencias” más o menos directas para que el influencer en cuestión se convierta en un altavoz para sus mensajes.
Y es en este punto donde una pequeña pyme como Animum Creativity Advanced School ha mostrado la línea que se ha de seguir: transmitir ilusión, elegir bien a las personas que van a recibir la información y presentar ésta de una forma simpática y sin compromisos, dejando que cada quien decida qué hacer con ella, hasta llegar al punto en el que la persona la haga suya, dejando de ser percibida como publicidad.
Trailer Mario Animum from ANIMUM Creativity Advance School on Vimeo.