No olvides nunca de dónde vienes, porque el día que lo hagas, fracasarás
Dependiente en una ferretería, profesor, conferenciante, bloguero y ahora escritor, un extraño cóctel que define a Lluís Serra. Un profesional que ha experimentado en sus propias carnes eso –que ahora está tan de moda- de la transformación digital, con la peculiaridad de que lo hizo desde cero, sin conocimientos técnicos y cuando aún había muy pocos autónomos y pequeñas empresas que se adentraban en el mundo online. Por eso le hemos entrevistado.
Del encuentro destaco dos consejos suyos, el primero destinado a todos aquellos que están montando un negocio: “les recomiendo que sean perseverantes y pacientes, que se formen de manera continua; ya que –citando a Zig Ziglar- su actitud, no su aptitud, es la que determinará su altitud”. A los que se resisten a “subirse al carro” de la transformación digital, les pido que abran los ojos, miren a su alrededor, lean, asistan a conferencias y escuchen a los jóvenes talentos, ya que así comprobarán que esta revolución es imparable.”
El paso al comercio electrónico
Comenzó como ferretero “por azar” cuando tenía 16 años. Le apasionaba el trato cercano y diario con sus vecinos “para hacerles la vida más sencilla”. Supo ver desde muy joven que el negocio tradicional de un comercio debía evolucionar para adaptarse a un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, en el que ya no sólo importaba la presencia física.
Tras siete años como aprendiz detrás de un mostrador, decidió mirar más allá de las paredes de su negocio. Desde entonces han transcurrido casi dos décadas. Su “bautizo” online comenzó en 1998, cuando puso en marcha una web para que fuera el escaparate virtual de su establecimiento. “Sólo pretendíamos tener presencia en Internet y darnos a conocer; pero en el año 2003, un buen amigo me habló del concepto de comercio electrónico y me convenció de que teníamos que cambiar la web por una tienda online. Empecé poco a poco, jugando con la plataforma, que no funcionó hasta 2007. Lo reconozco, me enganché. Estaba profundamente entusiasmado con la digitalización de mi comercio y el mundo de Internet, y continúo estándolo”, asegura.
Estamos acostumbrados a escuchar los éxitos de muchos emprendedores que, como por arte de magia, tuvieron una idea, la ejecutaron y triunfaron. Parece dinero fácil, pero no es así, se requieren muchos años y mucho trabajo. La experiencia de Lluís Serra lo corrobora una vez más: “Siempre comento en mis clases que la transformación digital no fue sencilla, ni rápida, ni económica; fue un ladrón de horas y lo sigue siendo. En primer lugar, tuvimos que cambiar el chip y, a continuación, formarnos, porque la transformación digital de las empresas comienza por las personas. Modificar la manera de trabajar de siempre e implementar nuevos métodos de trabajo no fue sencillo y tuvimos que invertir mucho tiempo. Pero valió la pena, pues conseguimos una buena transformación digital”.
Su experiencia le convirtió en un experto de verdad, de esos que aprenden a golpe de martillo. Comenzaron a llamarle para que diera conferencias y contara el caso de su negocio: ¿cómo había logrado un botiguer (tendero) hacerse experto en marketing digital, comercio electrónico, redes sociales…? La respuesta es sencilla: ha sido autodidacta, ha recurrido a tutorías de consultores expertos y se ha rodeado de especialistas en las numerosas materias que son necesarias para transformarse digitalmente. “He dedicado horas y horas a aprender por mi cuenta y, simplemente, he seguido mi intuición. He ejecutado y probado todo lo aprendido, creo que este es el secreto. Muchas veces hablamos de lo que sabemos hacer, pero para mí es importantísimo saber que lo que se cuenta se ha hecho de verdad, aunque haya salido mal”.
¿Cómo dio un giro tan radical a su vida profesional? “Un día me fui al banco… al banco de la plaza a pensar qué iba ser de mayor, y resultó que quería ser conferenciante, compartir mis conocimientos, mi experiencia y mis contenidos con todo el mundo. Siempre he creído que cuando quieres algo, también tienes que saber qué estás dispuesto a sacrificar para conseguirlo. He invertido mucho tiempo, he llegado a dormir solo cuatro horas diarias durante casi cuatro años, pero los resultados han merecido la pena: el año pasado pasaron por mis clases y conferencias más de 25.000 alumnos y oyentes. Me siento afortunado, no ha sido fácil, pero lo he conseguido”.
“Todo esto no habría sido posible sin las personas que han confiado en mí, que me han brindado la oportunidad de descubrir y desarrollar mi talento, y sobre todo de comunicar todo lo que sé. Pero especialmente quiero agradecérselo a mi compañera y esposa, Susanna Pedragosa, que siempre me ha apoyado. Quizás todo lo que he conseguido se deba también a que nunca he olvidado el consejo de un buen amigo, que me dijo: No olvides nunca de dónde vienes, porque el día que lo hagas, fracasarás”.
Historias de un botiguer
Hace poco ha dado un nuevo paso en su carrera profesional, ha escrito una novela autobiográfica, escrita en tercera persona, Historias de un botiguer. “Empecé a escribir en mis ratos libre sobre lo que había vivido, sobre mi bagaje acumulado en todos estos años, con el convencimiento de que podría ser de utilidad a los demás”, asegura Lluís.
Historias de un botiguer, que próximamente tendrá una segunda parte, ofrece las pautas para convertir negocios tradicionales del siglo pasado en oportunidades del siglo XXI y, también para crear desde cero una nueva marca capaz de hacerse un hueco en el mundo digital. Tiene más de 300 páginas, con cinco historias con capítulos que enseñan los pasos que se han de seguir. Al final de cada capítulo hay un check list con preguntas que el lector puede responder y así hacerse una idea de si el camino que está recorriendo es el correcto o no.
Por último, no quiero terminar esta entrevista sin incluir una simpática anécdota contada por Lluís y que define fielmente su carácter emprendedor y su motivación: “Hace unos años, mi hijo asistió a un evento en el que yo participaba como ponente. Utilicé una frase con la que a veces cierro mis conferencias: “Nunca te duermas sin un sueño ni te levantes sin un motivo”. Al día siguiente, por la mañana, me quedé dormido y llegamos tarde a la escuela. El conserje le preguntó: “Eloi, ¿qué te ha pasado, por qué llegas tarde? Y él respondió: porque hoy mi padre no encontraba el motivo”.