Las ‘egobloggers’: ha nacido un nuevo canal publicitario

Hay ocasiones en que es mejor rendirse a la evidencia: ellas están ahí y cada vez tienen más influencia. Desde que el fenómeno de las egobloggers empezara a apuntar maneras de forma masiva hace unos seis años, hasta su consolidación en estos tres últimos, ha pasado el tiempo suficiente como para plantearse utilizar sus canales (y a ellas mismas) como medios de promoción: muchas marcas ya lo hacen, y por lo que cuentan funciona y además a un coste asumible para muchas empresas.

Para los que aún estén despistados, conviene aclarar que las egobloggers, y hablamos en femenino porque salvo excepciones -que las hay- son mayoritariamente mujeres, escriben y fotografían en sus bitácoras experiencias diarias vividas en primera persona. En sus inicios sus pretensiones parecían no ir más allá de compartir en la Red sus estilismos matutinos, pero la expectación que algunas de ellas han merecido las ha convertido en grandes influenciadoras. Algunas, como la italiana Chiara Ferragni o la española Gala González, merecen un trato similar al de las celebrities en las más exclusivas presentaciones.

Un proceso de encumbramiento al que las marcas han contribuido. Identificada su creciente influencia, pronto se percataron de que las opiniones y comentarios podrían traducirse rápidamente en ventas. Por su parte, estas egobloggers descubrieron, primero, que podían obtener un interesante rendimiento haciendo lo que más les gustaba y, segundo, que podían vivir de ello. Y en esas estamos, la confluencia de intereses ha puesto precio a sus opiniones inaugurando un nuevo soporte publicitario.

Para cualquier producto de gran consumo

En una primera fase se trataba de firmas cercanas al street style por ellas defendido, pero pronto muchas cayeron en la mística de las grandes firmas, convirtiéndose en eficientes evangelizadoras. Con el auge de las redes sociales, muy especialmente las de carácter más gráfico, sus intereses se han ampliado: decoración, cosmética, cocina, etc., hasta llegar a la actualidad en que de forma más o menos especializada opinan sobre cualquier producto de gran consumo o incluso de viajes, como el popular videoblogger Diego Pons.

La consultora de Comunicación y Marketing Ana Fernández Pardo reivindica su figura como una nueva herramienta de marketing al que aconseja prestar atención: «Lo que habíamos considerado como una afición se ha convertido en una profesión, y sorprende lo que está costando que algunos se percaten de las posibilidades que presenta para muchas marcas que buscan «posicionamiento».  Como ejemplo de su poder, Fernández comparte una anécdota de cómo una gran marca española pidió a una de estas egobloggers que retirara un post en el que hablaba de una de sus faldas: las existencias ya se habían vendido y sus dependientes no dejaban de excusarse ante los cientos de clientes que se interesaban por la prenda.

Qué puede hacer por tu empresa

En su libro El backstage de los egoblogs (Ediciones Protocolo, 2014), la también profesora Pardo conversa con veinte de las españolas más influyentes, en una obra que puede ser de gran interés para acercarse profesionalmente a este canal de promoción. Las razones son múltiples: como estrategia de venta, acción promocional, campaña de relaciones públicas, concursos o simplemente como posicionamiento SEO o para ganar seguidores en redes sociales, la alianza con la egoblogger adecuada puede ser provechosa.

La estrategia

Obviamente Pardo aconseja que sea un profesional del marketing el encargado de trazar la estrategia, pero comparte algunas consideraciones generales que hay que tener en cuenta:

La conclusión es clara, las egobloggers son una herramienta más al servicio de nuestro marketing. En ningún caso son garantía de éxito, pero conviene tenerlas presentes. Si no nos dejamos deslumbrar por el oropel con el que algunas han rodeado su figura, haremos una buena elección.

Foto: elisecathlene, distribuida con licencia CC BY-ND 2.0

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