A mediados de septiembre del año pasado, en una entrevista que me realizaron me atreví a decir que en la primavera-verano de 2016 habría cambios en la forma de enfocar el futuro de muchas empresas de sectores industriales de nuestro país, dije que sería debido a que los directivos que están al frente de estas compañías tradicionales, se verían obligados a cambiar el chip hacia nuevos retos digitales y enfocar la continuidad de sus compañías incorporando nuevas herramientas tecnológicas para optimizar sus resultados.
Muchos se verían obligados a cambiar la relación y comunicación con sus clientes y proveedores, y tendrían que cambiar la forma de pensar y actuar, al ver cómo la competencia avanza con una nueva mentalidad digital.
Por aquel entonces, todas estas compañías escuchaban, leían o veían a los más atrevidos realizar “cosas” en el mundo digital, hablaban de ellos en sus círculos, pero ellos no daban el paso definitivo y preferían esperar.
Llevamos consumidos cuatro meses del 2016 y todo apunta a que la realidad virtual dará mucho que hablar este año, pero la primavera ya está aquí y tal como lo pronosticamos en su momento y lo explicaba en este post a finales de año, multitud de empresas pequeñas y grandes se preguntan qué hay que hacer para digitalizarse. Creo sinceramente que el punto de inflexión está “al doblar la esquina”, en poco tiempo los nuevos proyectos digitales de empresas totalmente tradicionales y muy industriales nacidos hace tiempo verán si realmente lo han hecho bien.
Desde hace años dirijo proyectos como responsable de la transformación digital de distintas compañías, preparando estrategias que se basan en una metodología propia que llamo AEI y que “desvelé” en este artículo sobre la figura del digital manager también a finales de año. Y hoy me gustaría comentar algunos inconvenientes que frenan el trabajo del responsable de la estrategia digital en algunos momentos determinantes.
Siempre he pensado que si nos atrevemos a poner en marcha los conocimientos que tenemos (aunque nos equivoquemos), recogeremos experiencia, y esa experiencia nos dará la confianza para seguir mejorando día a día. Esta es una de las primeras barreras que encontramos en nuestro trabajo, la falta de conocimientos digitales de los responsables de estas compañías. No son conscientes del tiempo y del esfuerzo que conlleva ejecutar una estrategia y quieren resultados inmediatos, no saben por qué actuamos de una determinada manera en las redes sociales y no entienden la importancia de la tecnología actual para realizar y ejecutar esa estrategia digital sacada de un buen análisis. Intentas explicarles el porqué de cualquier acción, y te contestan con argumentos como: “No lo veo”, “no sería mejor..”, “no va a funcionar”. Son respuestas condicionadas por los criterios de personas externas que dan su opinión sin conocimientos desde el otro lado de la barrera.
Claro que cualquier punto de vista es respetable y hay que analizarlo, pero con fundamento y profesionalidad. Si crees más importante la opinión de un vecino, familiar o trabajador que acaba de descubrir las herramientas tecnológicas que la del propio profesional o especialista que lleva años formándose en su especialidad, lo más probable es que estemos perdiendo el tiempo ambos.
La verdad es que llego a entenderlo, pero es muy importante que cualquier proyecto se ejecute sin interrupciones ni modificaciones. En mi opinión, es vital que no te interpongas en el día a día de los responsables digitales si realmente confías en ellos, déjales que hagan y no escuches a nadie hasta que no se termine de implementar toda la estrategia digital. Será en ese momento la mejor hora de analizar si la estrategia fue la correcta, escuchar otros puntos de vista y tomar nuevas decisiones. La confianza es la base de cualquier relación.
Otro inconveniente son las prisas. Han oído o leído que Internet va a gran velocidad, creen que todo tiene que ir rápido. Las prisas no son buenas y menos aún en lo tecnológico, una pequeña desviación en la estrategia te lleva por un camino no deseado, un pequeño error tecnológico te lleva a tener que empezar de nuevo. Pienso que es fundamental que entendamos que todo proyecto necesita su tiempo de incubación, durante el cual debemos realizar el trabajo para poder obtener resultados más tarde. Siempre pongo el mismo ejemplo: si queremos obtener naranjas, primero tenemos que plantar las semillas, esperar durante un tiempo, cuidarlas, regarlas, etc. Y luego, si lo hemos hecho bien, vendrán las naranjas.
Otro inconveniente es la comparativa de los resultados del entorno offline con el online. Hay algunas compañías que han apostado por el mundo digital y esperan que los resultados online les ayuden a sobrevivir en el offline. Pero tienen prisa para conseguir darle la vuelta a la situación, exigen resultados inmediatos. Los resultados obtenidos de los dos canales son totalmente diferentes y no son comparables.
En mi humilde opinión, es imprescindible que entendamos el mundo digital antes de analizarlo, por eso la formación es pieza clave, sin prisas, pero sin pausas y esperando de cada canal su resultado.
A todas las compañías grandes y pequeñas que esta primavera-verano entrarán en el mundo digital permítanme que les diga que si contratan a un responsable digital, déjenle hacer su trabajo y, luego, después de un tiempo, analícelo, saque conclusiones y tome decisiones. Pero antes no, porque no nos pagan por lo que hacemos, nos pagan por los resultados, y los resultados no llegan de la noche a la mañana.
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