Impulsada por los retos logísticos y la magnitud de la pandemia originada por el Covid-19, la telemedicina es un mercado que moverá más de 224 mil millones de dólares para 2030. Pero realmente ¿en qué estado estamos y cuáles son las tendencias?
La telemedicina está en auge en todo el planeta y Colombia no es la excepción, como lo demostró el ministro de Salud, Fernando Ruiz Gómez, quien afirmó que debido a la emergencia sanitaria se realizaron más de 165 millones de teleconsultas en el país.
De igual forma, y según informes del mismo Ministerio, entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021, las sedes de prestadores que ofrecían servicios de telemedicina crecieron 25% especialmente en los centros urbanos.
Este fenómeno ha crecido particularmente en disciplinas como psicología, nutrición, dermatología, diagnóstico cardiovascular y medicina interna, entre otros. Las razones de su crecimiento son muchas, pero como muchas otras tecnologías, el requisito básico es la conectividad.
Beneficios y tendencias
Fuera de lo fundamental: salvar vidas, la telemedicina tiene múltiples beneficios para los pacientes y las empresas prestadoras de salud. Por ejemplo, un estudio encontró que evitar un paciente en urgencias, atendido en forma preventiva de manera remota, puede ahorrar hasta 1.500 dólares.
Incluso, no solo son ahorros en recursos y dinero, también en tiempo y distancias, otro estudio internacional encontró un ahorro de 142 minutos y 233 kilómetros recorridos por cada paciente.
Esto sin contar las distancias que tendrían que recorrerse desde sitios alejados donde se concentra la mayoría de la población. Una de las principales ventajas de la telemedicina es la de poder llevar los servicios médicos a zonas remotas.
Otra ventaja evidente en plena pandemia, fue su utilidad para reducir el contacto de los profesionales de la salud con los patógenos, e incluso permitir que algunos profesionales pudieran seguir ejerciendo desde casa (sicólogos, por ejemplo).
Por supuesto, la telemedicina no busca reemplazar la medicina convencional sino complementarla, algunos procedimientos y la toma de exámenes siguen requiriendo una presencia física en centros de salud y todavía existe una barrera cultural, pero el camino ya empezó a recorrerse.
A final de cuentas, lo más importante es que la telemedicina demostró su utilidad en la pandemia y su futuro crecerá de la mano de nuevas tecnologías como la realidad aumentada y las redes móviles de mayor velocidad. En otras palabras, apenas estamos comenzando con un modelo tecnológico hacia un mundo mejor.