La llamada del emprendimiento rural

Roberto y Marta se fueron. Con un certero empujón consiguieron cerrar la puerta trasera de su monovolumen, atascada entre tanto bulto, comprobaron que el pequeño Alejandro tenía bien abrochado el cinturón de seguridad y arrancaron rumbo a una nueva vida. Fue una despedida agridulce. Triste porque suponía poner distancia a unas vidas unidas desde los años universitarios; esperanzadora por lo largamente deseada. Roberto y Marta siempre habían soñado con empezar una nueva vida en el campo.

Como ellos, muchos emprendedores llevan años protagonizando un silencioso peregrinaje desde la urbe al campo difícilmente cuantificable desde el punto de vista estadístico, pero apreciable por todos los observadores. La percepción sobre lo rural ha cambiado, lo que antes se calificaba de paleto ahora se hace en términos de calidad de vida y, en cierto modo, el campo, el pueblo, está mucho mejor adaptado a las nuevas condiciones por lo que implica de autosuficiencia en el consumo, la bajada de expectativas materiales y un coste menor (y de mayor calidad) de las necesidades básicas, empezando por la vivienda y la alimentación. Pero este sucinto análisis de este fenómeno quedaría cojo si obviamos la principal motivación: un impulso vital por armonizar el modelo de vida con el respeto del medio.

Todas ellas unas condiciones que atraen a nuevos pobladores con un nivel sociocultural medio y una buena preparación profesional,  al margen del colectivo de retornados que, atraídos por las facilidades laborales de los años del boom económico y la construcción, ahora vuelven a sus localidades de origen. Estos y, sobre todo, los otros ponen en pie proyectos singulares de emprendimiento que se mueven desde la agricultura ecológica y la ganadería a la consultoría medioambiental y el reciclaje pasando por la alimentación gourmet, el ocio y el turismo.

Todos ellos proyectos viables gracias al derribo de barreras que entre campo y ciudad han propiciado las nuevas tecnologías, y es que hoy se puede dirigir un departamento de ventas de una multinacional desde una localidad almeriense o desde los bosques gallegos. Así lo hacen empresas como Crisara, puesta en marcha por Carmen Román en Chirivel y que ya exporta una parte significativa de su producción y servicios dedicados a la agricultura ecológica y asesoría agroambiental. Desde Pontevedra opera Hifas da Terra, también nacida del empeño de otra emprendedora, Catalina Fernández, y que hoy es una referencia en la biotecnología aplicada a la micología. Así sus complementos de alimentación, cosmética o alimentos preparados a partir del tratamiento de setas se venden en mercados como Australia, Nueva Zelanda o Francia. Dos ejemplos de que desde el campo se puede triunfar con proyectos que miran al mundo sin complejos.

Internet, una ventana al mundo

¿Y qué es lo que ha hecho visibles estos proyectos en mercados tan lejanos? Sin duda, Internet es en gran medida responsable del logro. La respuesta es unánime, todos los empresarios que operan desde lo rural recomiendan destinar recursos y medios a la estrategia en la Red, y no es suficiente con contar con una página web, es necesario trabajar en ella a diario generando contenidos, publicar un blog, comunicarse a través de las redes sociales y disponer de una buena plataforma de comercio electrónico. Solo de este modo es posible poner en marcha proyectos como casas rurales que ofrecen régimen de internado para inmersiones lingüísticas en español, como el que presta Turismoidiomas.es desde la localidad alavesa de Ulibarri-Gamboa, o la fabricación de bicicletas a la medida que da Vitoria Bikes desde Ossa de Montiel (Albacete).

Sin embargo, la agricultura y la ganadería siguen siendo la principal fuente de inspiración de los emprendedores. Un buen referente de lo que en este campo se puede hacer es Floren Frutas y Verduras Selectas, una empresa que ofrece cosechas de máxima calidad y que ha recuperado y reivindicado especies autóctonas de la rica vega de Tudela, un éxito al que ha contribuido el carisma de su fundador Floren Domezain –“el rey de las verduras”-, que se codea con naturalidad con los grandes restauradores españoles.

Líderes europeos

No todo el mundo sabe que España es líder europeo en agricultura ecológica, con 1.845 millones de hectáreas cultivadas en 2011, un 11,76% más que en el año anterior. Una actividad que se ve favorecida por el mercado español de productos ecológicos, uno de los pocos sectores que en España espera crecer de forma sostenida hasta 2020, a razón de dos dígitos por ejercicio. La producción biológica ya representa un gasto de 19,4 euros por habitante y en ella trabajan unos 28.000 operadores (productores, elaboradores y comercializadores) y más de 3.000 industrias, según los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Sí, es importante visualizar que el medio rural ofrece verdaderas oportunidades de emprendimiento en un país en que el 88% de sus municipios tienen menos de 5.000 habitantes. Y en torno a este movimiento se ha ido tejiendo toda una estructura de organizaciones encargadas de informar y asistir a los interesados. REDER (Red Estatal de Desarrollo Rural) y REDR (Red Española de Desarrollo Rural) son dos de las más extendidas. En ambos casos funcionan a través de los llamados grupos de acción local, dirigidos principalmente por miembros y organizaciones destacadas de la sociedad civil que ponen a disposición de empresarios y emprendedores el conocimiento sobre la realidad económica de sus comarcas. A ellos se puede acudir en busca de consejo y mucho más, ya que ofrecen cobertura en temas como tramitación de licencias, localización de ubicaciones e, incluso, financiación.

Política de subvenciones

Estos grupos gestionan los llamados Planes Leader, unos fondos impulsados desde las instituciones comunitarias que financian a fondo perdido proyectos que se consideren de interés hasta la cantidad de 200.000 euros. Se concede y entrega bajo un estricto protocolo y una vez realizados los desembolsos por parte del empresario. La buena noticia es que el actual plan, vigente hasta 2013, aún cuenta con efectivo. En ocasiones, las comunidades autónomas también ofrecen planes complementarios, por lo que conviene interesarse por el tema.

Volviendo a la red asistencial, otras iniciativas destinadas a facilitar el trance entre la ciudad y el campo son la Fundación Abraza la Tierra, cuya estructura está incrustada en los grupos de acción local, y Run@ Emprende, impulsada desde la activa Fundación Félix Rodríguez de la Fuente. En ambos casos su misión es fomentar el sentimiento de nuevos pobladores y la creación de infraestructura económica en el medio rural.

Como mis amigos Roberto y Marta, un creciente número de ciudadanos siente que la sociedad urbana no consigue cubrir sus expectativas. Algunos deciden hacer realidad esa otra vida tantas veces soñada y dan el paso, tienen un campo abonado de oportunidades, una red de acogida que puede facilitar el cambio y una tecnología que les permite seguir conectados al mundo. Lo demás, es una historia por escribir.

Para los más curiosos, os dejo este vídeo en el que se recogen algunos testimonios del proyecto Abraza la Tierra. Espero que os guste.

 

Foto @ Rui Pedro Vieira, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0

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