La industria conectada 4.0

El Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha publicado el informe “La industria conectada. La transformación digital de la industria española”, en colaboración con Telefónica, banco Santander e Indra. El informe preliminar que ahora se publica analiza cuáles son las claves de la nueva realidad económica española, las bases de la transformación digital y el conjunto de oportunidades de cambio. Se trata de un documento sugerente, que dibuja un futuro económico diferente, en el que los recursos, los procesos y los valores de las organizaciones tienen que ajustarse a la realidad digital. No basta con tuitear o abrir una web para el comercio electrónico, sino que es preciso innovar en cada una de las fases de la cadena de valor.

La política económica tiene que crear un ecosistema digital que compense la actuación pública (educación, seguridad jurídica, servicios básicos) con la privada (soluciones a los problemas de mercado, riesgo). Esta combinación se hará en un ecosistema digital y pivotará sobre cinco ejes:

 

La innovación

El modelo industrial de la España que viene tiene que empezar por la innovación. De otro modo, limitaremos la creación de valor y de empleo sostenible. El informe razona que la innovación tiene que ser abierta, colaborativa y flexible. Esto significa que hay que integrar las inteligencias colectivas, del consumidor al productor, bajo un modelo de gestión distinto, modular, cercano a la creatividad y la renovación de la oferta. No basta con un producto o un servicio digital, sino que aparecen nuevas oportunidades de distribución, atención al cliente o servicios posventa.

Los operadores

Se produce una transferencia de poder de la producción industrial hacia las redes, en un sentido amplio. Así, importa la capacidad de gestión y almacenamiento de datos y su transformación en soluciones de negocio concretas. Pasaremos de la captura de big data a su aplicación real en la vida de las personas. El informe resume bien la idea cuando señala que asistiremos a una “hibridación del mundo físico y digital: impresión 3D, robótica avanzada y sensores y sistemas embebidos.

Los usuarios

La conectividad, las redes y el cambio generacional traen consigo una naturalización del uso de las tecnologías. El documento acierta cuando indica que el cliente quiere una experiencia homogénea y coherente, que no dependa del canal de servicio/compra elegido. El valor de la marca, la experiencia en la web y la adquisición real en tienda forman parte de un mismo proceso. Por su parte, las empresas incrementarán el grado de conocimiento de sus clientes, sus expectativas, sus necesidades o sus patrones de consumo y comportamiento. La reducción de los costes de transacción y de fricción tienen que redundar en la cuenta de resultados.

Los servicios

La industria conectada transforma todo cuanto le rodea en un servicio y reduce los productos físicos. Sea la banca, la telefonía, la televisión, la educación, la prensa o tantos otros sectores de actividad económica e industrial, la idea de servicio se vincula con la personalización, una realidad que permite la diferenciación de casi cualquier producto ofertado. Es una revisión total de la industrialización, porque la conectividad 4.0 permite la personalización masiva de productos. El sobrecoste tiende a cero y, desde luego, no afecta a la calidad del servicio o producto final. Por el lado de la industria, la anticipación a las necesidades del cliente se convierte en un servicio que identifica patrones, colectivos y demandas. El uso de los datos aligera los stocks, mejora los rendimientos y reduce los costes.

Los modelos de negocio

La clave consiste en que no hay clave. La sistematización industrial daba unas claves básicas sobre la producción (fordista), la distribución (capilar) y la creación (de ideas y soluciones mediante derechos de propiedad intelectual). La transformación digital pone en jaque el sistema de producción, que ahora es personalizado y ajustado bajo demanda, la distribución que ya es necesariamente omnicanal, y la creación, ora compartida, ora distribuida. Los ejemplos están bien traídos: los sensores en los vehículos que facilitan el uso compartido, los tejidos inteligentes que incorporan funcionalidades adicionales a las prendas diarias (telemedicina, seguimiento de personas) y la impresión 3D que a escala industrial facilita el diseño y el prototipo, aceleran el modo de innovación permanente y reducen el time-to-market.

 

En suma, la industria española, que representa el 13% del valor añadido del país, ocupa al 11% de la población y es el principal contribuyente de la posición positiva en la balanza comercial, tendrá que integrar estas transformaciones en la próxima década. Es el momento de la innovación, del ecosistema digital y de la nueva estrategia.

 

Foto: Andy Saxton

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