Leí hace unos meses en la revista Esquire que “para Financial Times, la clave del éxito de las élites profesionales anglosajonas no sólo es que hablen inglés, sino que además lo hablen muy bien”. Creo que en esta frase se resumen bastante bien dos de las grandes carencias del profesional medio en nuestro país.
Si como dice Seth Godin “la comunicación va de conseguir que otros adopten tu punto de vista”, parece razonable pensar que carecer de las habilidades necesarias para hablar bien en público y persuadir a tus interlocutores puede ser un lastre muy importante, especialmente en el contexto ultracompetitivo y globalizado en el que nos toca vivir.
Lo identificaba muy bien hace tiempo Manuel Campo Vidal cuando afirmaba que «sólo en comunicación y en idiomas, nuestra formación es inferior. Y, en consecuencia, en la vida profesional competimos en peores condiciones con nuestros homólogos de otros países”.
Una persona que experimentó en primera persona las consecuencias de la falta de experiencia en la comunicación en público es María Garaña, presidenta de Microsoft Ibérica: “Cuando fui a estudiar a Estados Unidos llegaba con un expediente académico perfecto, pero no había hablado en público en mi vida”, declaraba hace tiempo en la revista Capital.
En el mundo de la pyme estos dos aspectos son ahora más necesarios que nunca. Sabemos que la internacionalización y la apertura de nuevos mercados están siendo la tabla de salvación de muchos pequeños y medianos empresarios que comenzaron a hacer sus deberes hace tiempo, y muchos otros están empezando a planificar su salida al exterior.
Por mucho apoyo público que ofrezcan organizaciones como el ICEX, es imprescindible que quien se plantee en serio un proceso de internacionalización tenga al menos un buen dominio del inglés (luego vendrá el dominio de la lengua local) y de las técnicas de comunicación en público para poder competir en buenas condiciones. Hace apenas unos meses se organizó una misión de pymes tecnológicas a Silicon Valley con el objetivo de formar a empresas con base tecnológica y potencial exportador. ¿Alguien puede siquiera plantearse participar en un proyecto así sin las habilidades y competencias necesarias?
Se trata de un diagnóstico que todos los dueños y gerentes de pymes con los que hablo comparten. El problema es que no suele haber planes de acción dirigidos a resolver esta cuestión. En general se suele decir que la falta de iniciativa se produce porque:
- Es un problema generacional
- Es un problema económico
- Es un problema de tiempo
Sin embargo, yo creo que es más bien una cuestión de foco. El aspecto económico es muy relativo (de hecho existen programas bonificados de formación). En cuanto al tiempo sólo cabe decir que cuanto antes se empiece antes se conseguirá el objetivo. Finalmente acepto que las barreras generacionales son las más complejas de resolver. Sin embargo, cabe recordar que ahora más que nunca tenemos unas nuevas generaciones que hablan mejor inglés (aunque sólo sea un poco) y lo que es más importante: están disponibles para trabajar.
Foto @Victor1558, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0