Son las 8:10 horas de la mañana, Carlos enciende su ordenador y vuelve a consultar su correo. El mismo gesto lo había repetido en su smartphone a las 6:45 h. mientras desayunaba, y a las 7:30 h. durante el trayecto al trabajo. Ahora revisará su cuenta de Linkedin e Instagram, pero una alarma de su agenda le recuerda que debe repasar el informe trimestral que va a presentar en la reunión de ventas a las 11:00 h, justo ahora que a la intranet de la empresa llega una circular de Recursos Humanos sobre el cuadrante de vacaciones.
Nada especial en la jornada de trabajo de Carlos. Sin embargo, él, como otros millones de profesionales, reacciona con nerviosismo, va a tener problemas de concentración al revisar su informe e incluso puede que olvide añadir esa información que le había aconsejado incluir su jefe. ¿Te resulta familiar la situación?
Qué es la infoxicación
Fallos de memoria, dificultad para concentrarse y ansiedad forman parte del cuadro típico de un empleado infoxicado. Lo advierte Top Employers Institute, que define la infoxicación o el síndrome de sobrecarga informativa como “el fenómeno que se produce cuando recibimos mucha más información de la que somos capaces de procesar”.
Es la consecuencia de tener el radar informativo permanentemente activo, la insatisfacción por no poder leer toda la documentación a la que tenemos acceso, y mucho menos procesarla. Esto “nos paraliza y nos impide avanzar hacia los objetivos que nos hemos propuesto, ya sean individuales o colectivos”, según explica la profesora Begoña Gómez Nieto en El consumidor ante la infoxicación en el discurso periodístico.
En el ámbito estrictamente profesional, esa sobrecarga de información consume el 28% de la jornada laboral de los empleados en Estados Unidos, según una estimación de la consultora Basex, de un ya lejano 2007. De haber encontrado un dato fiable más actualizado, seguramente el porcentaje sería superior, ya que en los últimos años los canales y el tráfico de información en la empresa se han multiplicado vertiginosamente.
Qué medidas están tomando las empresas ante la infoxicación
De hecho, la situación preocupa. Lo demuestra el mencionado estudio presentado por Top Employers España el pasado mes de abril. Entre las empresas certificadas por esta firma como empleadores líderes, el 43% ya ha implementado programas para afrontar la sobrecarga informativa, un 7% más que el año pasado.
El objetivo de estas medidas es crear espacios libres de estímulos en sus empleados, y “poner en sus manos técnicas y herramientas que les puedan ayudar a mantener la capacidad de concentración en este entorno caracterizado por la hiperconexión”.
Se trata de poner fin al bombardeo de información, el exceso de reuniones, comunicados internos o mensajes enviados fuera de la jornada de trabajo. Todas ellas acciones que estresan y conducen al síndrome del empleado quemado.
Las acciones más comunes puestas en marcha en este contexto de gran empresa son:
- El 92% ha implementado cursos de gestión del tiempo.
- El 86% programas de meditación, tipo mindfulness.
- El 69% medidas para desalentar el envío de correos electrónicos fuera del horario laboral.
- El 51% políticas para no molestar durante los periodos vacacionales.
Cómo podemos protegernos frente a la infoxicación
La solución definitiva pasa por la acción individual, porque cada uno debe decidir poner fin a una espiral que perjudica nuestro rendimiento y salud. Algunos de los consejos son:
● Selecciona bien las fuentes y guárdalas en favoritos
Es evidente, tener toda la información a golpe de clic es una de las grandes ventajas del siglo XXI, pero en ocasiones también puede ser un peligro. Selecciona las fuentes más útiles y fiables para tu trabajo y guárdalas en la herramienta de favoritos de tu navegador. Cuando encuentres otra fuente interesante, piensa si puede sustituir a otra anterior, pero no trates de hacer un seguimiento de todas.
Esta misma técnica se puede utilizar para tus canales de información general, de blogueros e influencers, aficiones, etc. Cualquier lector de RSS, tipo Feedly, resulta de gran utilidad para organizar las fuentes principales de información, impidiendo que malgastes el tiempo navegando con escaso criterio y efectividad. Scoop.it, un software de curación de contenidos, es otra alternativa.
● Lee menos, pero más en profundidad
El rápido escaneo de textos (pasear la mirada por la pantalla en busca de una información o dato concreto) resulta agotador y poco productivo. Si has realizado previamente una buena selección, confía en ella, céntrate en esas fuentes y dedica el tiempo que se merecen para leer y nutrirte de su conocimiento de un modo más apropiado.
● Establece rutinas horarias
La disciplina es también una herramienta útil para combatir la infoxicación.
- Concéntrate en cada cometido. Es importante trabajar sin distracciones, evitando una multitarea constante. Además, se debe establecer un tiempo máximo en las búsquedas de información en la red, para no caer atrapado por ese adictivo bucle de la navegación.
- Marca un tiempo para las redes sociales. Establece una o dos franjas horarias a lo largo del día –según la importancia que tenga en tu trabajo– para consultarlas. El resto del día, trata de olvidarlas.
- Deja de enviarte continuos recordatorios a tu correo. Las herramientas como la agenda digital o los autoenvíos de emails o Whatsapp a modo de recordatorios son útiles para organizar el trabajo, hasta que te saturan. Hay que utilizarlas solo en los casos en los que está realmente justificado.
- No trates de estar permanentemente informado. Vivir pendiente de la última hora informativa durante todo el día acrecienta el problema de sobreinformación: haz un uso racional de la radio, la televisión y las webs.
● Busca espacios para la desconexión
En 2021 pasamos 6,11 horas al día conectados a Internet (estudio We Are Social Digital 2021 España). El 75% de los adultos utiliza el teléfono móvil cuando está con su familia o amigos (Programa Desconect@).
Si te ves representado en estas estadísticas, puede que sufras de nomofobia. Este palabro define el miedo irracional a la desconexión de Internet, las redes sociales y el móvil, que genera angustia por una sensación incontrolable de estar perdiéndose algo importante.
Se trata de un síndrome asociado a la infoxicación. Desde Desconect@ explican que algunas de las alertas para comprobar si nos afecta son la vibración fantasma (cuando sientes que tu teléfono vibra en tu bolsillo o incluso suena sin que realmente lo haga), o cuando se comprueba compulsivamente si hay actualizaciones, mensajes o cómo va la duración de la batería.
Tú sabes de qué hablamos, así que valora tomar medidas como:
- Desconectar de tu móvil las alertas de redes sociales y apps.
- Dejar de mirar el teléfono a partir de una determinada hora de la noche.
- Filtrar a los contactos de redes sociales más invasivos. Por ejemplo, silenciando a esos que bombardean con posts irrelevantes, o dejando de seguir a los que realmente no te interesan.
- Reducir al máximo el uso del móvil y las redes sociales en los días no laborales.