A lo largo de nuestra vida, tarde o temprano tendremos que hablar en público: la exposición de un trabajo en el instituto o en la universidad, presentar un informe en una reunión de trabajo, impartir un curso o incluso dar una breve conferencia ante un abultado auditorio.
En la escuela no nos preparan para hablar en público. La formación reglada no lo contempla. Estudiamos numerosas materias, pero la comunicación y la oratoria se dejan de lado. Por ello, no es extraño encontrarse con un gran número de personas que no solo tienen aversión a hablar ante los demás, sino que les provoca ansiedad e incluso enferman.
En este artículo, os proponemos seguir unas pautas para prepararse antes y durante una presentación en público, y algunos sencillos trucos que pueden sacaros de un apuro. Ni mucho menos os servirá para desenvolveros a las mil maravillas en vuestra primera o segunda charla, pero al menos os valdrá para no caer en los típicos errores y para llevar preparados todos aquellos aspectos que se pueden controlar con antelación.
En todo caso, recordad que, como para casi todo en la vida, lo mejor es practicar, practicar y practicar.
Antes de la presentación
Hay que tener en cuenta dos elementos importantes a la hora de hablar en público: el tema de la exposición y los aspectos técnicos.
El tema
Antes de redactar la presentación o charla, hay que pensar en el objetivo de la misma y en el público al que nos dirigimos. Asimismo, debemos ajustarnos al tiempo estipulado. Mejor si no excede de 20 minutos, porque es difícil retener la atención de la audiencia más allá de ese tiempo.
Lo mejor es llevar muy bien preparada la ponencia, por si es preciso responder a algunas dudas, en caso de que haya una ronda de preguntas provenientes del público. Y, por último, ensayad una y otra vez, porque «la mejor improvisación es la que se prepara».
Los aspectos técnicos
Si empleáis vídeos durante la charla, es preferible que estén «incrustados» en la presentación, para no interrumpir el discurso mientras los buscáis en el administrador de archivos.
No acudáis al lugar de la presentación con el tiempo justo. Es recomendable llegar al menos con media hora de antelación, para comprobar el adecuado funcionamiento de todos los dispositivos antes de comenzar: micrófono, portátil, pasador de diapositivas, pantalla, etc.
Durante la presentación
Es difícil mostrarse relajado cuando no lo estamos. En este punto juegan un papel fundamental la ropa y el calzado que, ante todo, deben ser cómodos. Si nos aprietan los zapatos o la ropa se ciñe demasiado a nuestro cuerpo, vamos a estar más pendientes de «componer» nuestro vestuario que de lo que estamos diciendo.
Las primeras palabras deben ser de agradecimiento al público por asistir y a la organización por habernos invitado.
Malas prácticas que debemos evitar cuando hablemos en público
Durante la exposición, debéis mirar a todo el auditorio y no centraros solo en un punto de la sala. No os desplacéis continuamente de un lado al otro del escenario y evitad dar la espalda a la audiencia. No os metáis las manos en los bolsillos ni jugueteéis con un bolígrafo, un llavero u otro objeto.
En cuanto al contenido en sí, es preferible llevar memorizada la presentación que leerla, así como evitar el uso de tecnicismos o ser demasiado graciosos.
Ya lo decía Baltasar Gracián, «lo bueno, si breve, dos veces bueno». Por ello, sed concisos y no divaguéis. Tratad de vocalizar y hablar despacio. Controlad la respiración y las pausas que hacéis y no os olvidéis de sonreír en algunos momentos.
Por último, respetad el tiempo asignado por la organización y concluid la ponencia con un resumen o conclusiones de todo lo expuesto.
Trucos útiles
Los nervios pueden jugarnos una mala pasada e influir físicamente en nosotros. Por ejemplo, pueden provocarnos sequedad en la boca. En ese caso, si no disponéis de agua, mordeos ligeramente el interior de los carrillos e inmediatamente segregaréis saliva.
También pueden hacernos tartamudear. Para corregirlo, respirad profundamente dos o tres veces y así recuperaréis la calma.
Y un último truco que nunca está de más: por si perdéis el hilo y no sabéis cómo continuar, llevad una tarjeta con un breve guion de toda la ponencia.
En esta infografía resumimos todas las pautas para hablar en público:
Foto de Mikael Kristenson en Unsplash