Muchos pequeños comercios están convencidos de que la venta online no es ni será para ellos. Variadas son las razones que argumentan, desde la pura pereza o el simple desconocimiento de por dónde empezar, hasta la dificultad para adaptar su producto o su estructura de negocio a la venta online.
eBay acaba de presentar el estudio “Las pymes españolas en el ámbito online” y la conclusión es clara: las pymes no se animan a adentrarse en el mundo digital. Más de la mitad dice estar poco o nada preparada para vender online. La logística, la inversión y la dificultad para atender al cliente las desaniman, aunque según el mismo estudio, son plenamente conscientes de las ventajas que el comercio electrónico les puede aportar. A nueve de cada diez pymes les parece fundamental dar el salto al mundo online, pero sólo una de cada diez afirma tener intención de hacerlo en los próximos doce meses.
No se sienten preparadas y tampoco tienen ninguna presión, porque ni en sueños imaginan a la «señora María» haciendo otra cosa que no sea acudir en persona a elegir el corte del que sacar las chuletas. Pero entre una web que no es más que una tarjeta de visita y una tienda online como la de Zara hay mil alternativas. Y, seas quien seas, Internet aún puede hacer mucho por tu negocio.
En esta ocasión, no pretendo convencer a los remisos de que casi todo se puede vender por Internet y que detrás de cada argumento para no hacerlo hay una oportunidad para lanzarse. Hoy escribo para mi frutero Luis, que mira con recelo eso de vender fruta por Internet, pero estoy segura de que le brillarían los ojos si alguien le dijera cómo vender también al porcentaje de majariegos amantes de la buena fruta, pero nada dispuestos a esperar las interminables colas que se montan en su frutería. Porque para todos el tiempo es oro.
Por ello, me atrevo a proponer a todos aquellos comercios que sienten que un ecommerce les queda grande, alternativas “más ligeras” que les aproximan digitalmente a sus clientes, porque en el siglo XXI se llevará el gato al agua sólo quien sea capaz de facilitar la vida a la gente.
- Aviso de promociones. Hay muchas maneras de hacerlo: correo electrónico, SMS…, siempre que tengas sus datos de contacto. Lo que sucede en muchos negocios de proximidad es que no tenemos ni costumbre ni ocasión de pedirlos, porque el único papel que nos vincula al cliente es el ticket de la caja registradora. Una web sencilla, poco más que una tarjeta de visita con una presentación simple y datos de contacto, a la que incorporamos un formulario de suscripción es una buena aproximación. Otra alternativa sin tener que pedir dato alguno al cliente es desarrollar una app para el envío de notificaciones. El cliente puede descargársela haciendo un foto con su smartphone a una etiqueta bidi pegada en cualquier lugar del establecimiento.
- Reserva y cita previa. ¿A quien no le agradaría saber que no vas a perder ni un minuto más de lo estrictamente necesario en tu compra? Pues la fórmula es sencilla, volver al antiguo sistema de reserva de hora para ser atendido. Existen en el mercado varias plataformas cuyas prestaciones cubren las necesidades de todo tipo de empresas de servicios: clínicas, talleres, centros de estética y peluquerías, asesorías y gestorías, restaurantes, etc., independientemente de su tamaño. Poder reservar cita online y confirmarla sobre la marcha no sólo ahorra tiempo de espera en el establecimiento, también en las gestiones de la propia reserva. Y el usuario es agradecido. Este sistema es tan útil que puede marcar la línea que te separe definitivamente de tus competidores.
- Order&Pay. Esta es la versión digital del “Luis, ponme lo de siempre que paso a recogerlo luego”. De hecho, los pequeños comercios atienden pedidos desde tiempos inmemoriales por teléfono. Y siguen haciéndolo. Poder utilizar el correo electrónico, un SMS, Whatsapp o un breve formulario en tu web, también ayuda. Tener el pedido ya preparado es un valor añadido para el comercio y una buena estrategia para aproximar a los clientes de toda la vida al comercio electrónico, porque les permite ir ofreciendo poco a poco servicios que combinan lo digital y lo presencial de manera coordinada.
- Vender a través de terceros. En el ámbito online no todo tiene que ser un “yo-me-mi-conmigo”. Los canales de venta digitales son muy variados, no siempre consiste en tener tienda propia. De hecho, si crees que no puedes con ella, bien sea por desconocimiento, por capacidad de inversión o por pura estrategia, puedes iniciarte en la venta online a través de plataformas de compraventa. El 48% de las pymes considera que la opción más fácil para empezar a vender online es a través de un marketplace y el 60% de ellas ya conoce cuáles son las ventajas de hacerlo: el tráfico está casi garantizado, ahorran tiempo y dinero y no se necesitan conocimientos técnicos.
Sea como sea, el primer paso es importante, porque es el comienzo de todo camino. Y en esto de caminar, no puedo estar más de acuerdo con M. Luther King cuando dijo:
Da tu primer paso ahora, no es necesario que veas el camino completo. Solo da el primer paso. El resto irá apareciendo a medida que camines.
Pues eso, elige tu modo y manera y ¡sorprende a tus clientes de toda la vida!
Foto: Polycart