¡Ay!, si pudiéramos mirar por el ojo de la cerradura para ver cómo hacen otros emprendedores y empresarios, ¡cuánto aprenderíamos de sus aciertos y errores! Pues estamos de enhorabuena: acaba de publicarse El pequeño libro de las grandes anécdotas, de Gregorio Doval (Alienta Editorial), con un total de mil anécdotas, mil, de todos los tiempos y sobre crisis, emprendedores, meteduras de pata, respuestas fulminantes, gente con dinero y sin dinero… Te proponemos una selección de las mismas con las que a buen seguro, algo aprenderás, y si no aprendes, te garantizamos que te sacarán una sonrisa. ¡Feliz lectura!
- Rockefeller, una de las mayores fortunas americanas, era conocido por su tacañería. Se le notaba, por ejemplo, a la hora de dar propinas. Una vez, el maître de un restaurante al que acudía el millonario le dijo: “Señor Rockefeller, si yo fuese millonario como usted, no ahorraría en propinas”. “Le agradezco la información, repuso Rockefeller, pero si no hubiese ahorrado en propinas y en otras muchas cosas, acaso no sería ahora millonario”. En efecto, uno puede hacerse rico heredando, pero también contando los céntimos… Por cierto, Rockefeller puso en marcha su primer negocio solo con 7 años: la crianza y venta de pavos.
- Las dos primeras empresas automovilísticas de Henry Ford fracasaron, pero eso no le impidió crear después la Ford Motor Company y ser el primero en aplicar la línea de montaje de fabricación para la producción de coches asequibles, lo que dio el espaldarazo definitivo a la industria del automóvil.
- Ford y su equipo estudiaban a fondo cada coche de la competencia que salía al mercado. Lo compraban, lo probaban en la carretera e incluso lo desmontaban. Así, Ford se hizo con varios coches para su uso personal y la prensa empezó a criticarle por no llevar de su propia marca. En una ocasión los reporteros se le acercaron para preguntarle por qué no iba conduciendo uno de su compañía: “Verá, en realidad estoy de vacaciones, respondió, por eso no me importa la hora a la que voy a llegar a casa. Y ese es el motivo por el que no voy en un Ford”.
- Algunos exempleados han calificado de dictatorial e incapaz de delegar a Jeff Bezos, algo recogido en el libro Jeff Bezos y la era de Amazon. Su autor explica que la dirección de email de Bezos es pública y que los clientes se ponen con frecuencia en contacto con él, y podríamos pensar que el jefazo no les responde, pero nada más lejos de la realidad: si cree que el cliente tiene motivos para quejarse, envía un correo electrónico con una simple interrogación al departamento afectado y ahí empieza una pequeña revolución. “Descubrir un email de Bezos con una interrogación es como descubrir una bomba de relojería”, afirman algunos.
- Google tiene más de diez mil empleados en todo el mundo, a quienes pide utilizar una quinta parte de su tiempo laboral en pensar y desarrollar nuevos proyectos. Gmail, Google News y AdSense surgieron de esta iniciativa. Google asegura que la mitad de los productos que ha lanzado provienen de ese 20% de tiempo “libre”.
- El mayor fallo de Agfa Gevaert, una de las compañías fotográficas más grandes del mundo, fue no adaptarse al paso del tiempo. Tenían la mejor óptica, pero el reto de la digitalización en su sector le hizo demasiado daño. Y es que las tendencias y los cambios en el mercado obligan a las empresas a crecer o morir, y en la mayoría de los casos la única solución es adaptarse y establecer nuevas estrategias.
- En el mercado de los teléfonos, Intel tampoco supo jugar bien sus cartas. Al igual que Nokia, no supieron detectar qué triunfaría en el futuro ni tampoco entender lo conveniente que hubiera sido la fabricación de los chips del iPhone. El que fuera consejero delegado de Intel en esa época explicó que no se atrevieron a aliarse con Apple, porque no preveían que su invento fuese a triunfar.