La demanda de freelance crece. Cada vez son más las compañías, de multinacionales a micropymes, que contratan servicios especializados, y los profesionales del marketing online están entre los más demandados. El problema es saber cuánto se debe cobrar por la redacción de un post para un blog o de un emailing, para llevar las redes sociales o escribir un reportaje para un medio de comunicación. Te damos pistas para establecer las tarifas del profesional autónomo.
“Ser freelance es ya una opción real para muchos trabajadores. Con el boom de la digitalización y la falta de profesionales cualificados en este ámbito, los freelance tienen una oportunidad inmejorable, y deben estar preparados para definir cuánto vale su trabajo”, apunta Carlos Sánchez, director general de Xolo para España e Italia.
Con este objetivo, esta gestoría online especializada en la optimización de tareas y trámites administrativos del freelance, ha realizado una investigación para conocer “cuáles son las condiciones laborales de estos trabajadores por cuenta propia”.
Sin duda, se trata de un noble objetivo, si bien todos los que nos movemos en el mundillo sabemos de la opacidad de precios y los vaivenes del mercado. Con todo, resulta instructivo salir en busca de opiniones cualificadas.
Cinco variables en las tarifas del freelance
En Xolo han identificado los cinco factores principales que influyen al valorar la tarifa del profesional autónomo o freelance. Son los siguientes:
1. Número de horas invertidas
Es el criterio básico. ¿Cuánto tiempo vas a necesitar para elaborar el encargo? Aun siendo cierto que medir los tiempos es el factor más importante (tener en la cabeza un precio mínimo por hora para evaluar la rentabilidad de cada encargo), hay que tener claro que no es el factor definitivo, como veremos a continuación..
2. Gastos que se puedan derivar del trabajo
Pago de herramientas online, presentaciones, desplazamientos, traducciones, impuestos… Un punto importante, porque no siempre se tienen en cuenta todos los desembolsos que el trabajo implica.
3. Años de experiencia
El trabajo no solo se valora por lo que se hace, sino por el resultado. Y esto debe ser garantizado por cualquier freelance con años de oficio.
El factor experiencia es también importante a la hora de evaluar el número de horas invertidas. En este sentido, las habilidades que la experiencia ofrece permiten –por lo general– resolver satisfactoriamente un texto en menos tiempo, ganando en rentabilidad.
La experiencia también tiene mucho que ver con la especialización. Haber dedicado años de trabajo a una determinada temática o sector aporta un valor que puede justificar una mayor tarifa frente a otro profesional de conocimiento más generalista.
4. Edad
El mercado asume que la tarifa de un profesional júnior es más económica que la de un sénior, un criterio que en mi opinión personal va perdiendo peso, salvo en las fases muy iniciales de entrada en el mercado.
5. Formación
La cualificación personal es también otra garantía a la hora de la contratación que el freelance debe poner en valor.
En este estudio se recuerda que también es muy habitual establecer la tarifa en función del número de palabras. Como ejemplo se ponen los 0,08 euros por palabra del trabajo de traductores. En el caso de los diseñadores, “es muy habitual cobrar un porcentaje de los beneficios obtenidos sobre el precio final de la obra diseñada”, afirman desde la gestoría.
Un ejemplo de esta tarificación con comisión sería cuando al copywriter se le abona un porcentaje del resultado generado por una carta de ventas. Aunque es una práctica relativamente habitual en mercados sajones y otros, en el español está aún lejos de esta realidad. Sin embargo, es posible plantearla cuando se trabaja con empresas internacionales o startups, que participan de esta cultura.
Tarifas del copywriter en 2022
El encargo de una web básica puede suponer un coste para el cliente de unos 1.800 euros, precio en el que hay valorar la dificultad que implica el proyecto y el número total de palabras.
En Xolo toman como base la información que la copywritter profesional Marja Morante ofrece en su web, detallando tarifas por tipo de servicios, sin incluir diseño.
De su experiencia y la consulta a otros ocho profesionales, se ofrecen las tarifas de 2022 para los servicios más habituales, algunos de ellos son:
- Posts para blogs: Por encima de los 200 euros.
- Publicaciones para redes sociales: “Mínimo 240 euros por 12 publicaciones. Entre 600 y 800 euros por estrategia y copies con calendario editorial a tres meses vista”.
- Página web básica de cuatro pestañas: entre 800 y 5.000 euros.
- Secuencia de emails: A partir de 100 euros por pieza, “dependiendo de la frecuencia, el expertise y los objetivos que persiga la campaña. Si son los emails de un lanzamiento, puede negociarse una tarifa menor, igual que si se trata de newsletters o emails de nurturing (los que forman parte de una campaña dirigida a potenciales clientes con un perfil de comprador ideal del producto o servicio).
Aunque todos los freelance saben que hablar de tarifas en un mercado con tanta competencia como el del marketing online, estos precios pueden servir de referencia.
En la Escuela de Copywriting ofrecen un ejemplo sobre cómo puede influir la dificultad del proyecto a la hora de tarifar el trabajo de la home de una web. Un copywriter que esté empezando podría cobrar por el texto entre 120 y 150 euros, mientras el honorario se movería en la horquilla de 300 a 500 euros para una página principal de temática compleja o muy técnica.
La transparencia de la política de las tarifas
Otra de las cuestiones que muchos freelance se plantean es la política de transparencia en sus tarifas. Aunque este asunto no se trata en el citado informe, me parece importante abordarlo: ¿se deben subir las tarifas a la web?
A favor de esta práctica, se argumenta la ética de la transparencia y el efecto de filtro de clientes. Sin duda, conocer de antemano los precios puede evitar recibir ofertas de trabajo cuyo importe roza la ofensa.
Los argumentos en contra también son de peso. El más contundente es el de una realidad del mercado en un continuo vaivén. Las tarifas del freelance también están sujetas a la ley de la oferta y la demanda, lo que en la práctica se traduce en que cuando la carga de trabajo es alta, parece lícito subir la barrera de la tarifa mínima. Lo contrario ocurre cuando este mismo profesional está en fase de captación de nuevos encargos.
Otra razón es la afinidad de cada trabajo. Por temática o por sintonía con sus promotores, hay encargos con los que apetece implicarse y haber publicado la tarifa en la web puede disuadir de que ese tipo de proyectos cuenten contigo.
En segundo lugar, está el factor conveniencia. Hay trabajos que por su especial visibilidad conviene aceptar, lo que puede ocurrir sobre todo en etapas iniciales cuando el profesional necesita hacer currículo. Una decisión estratégica que puede aportar beneficios, pero mucho ojo con aceptar a aquellos clientes que justifican unos presupuestos injustificables por tener el «honor» de formar parte de su nómina de partners.
Después de haber visto estos pros y contras sobre dar a conocer abiertamente o no tus tarifas, ¿qué decisión tomarías?
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