¿Es posible ganar clientes con las apps de mensajería instantánea?

El pasado mes de febrero, se cumplían diez años del lanzamiento de WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea más utilizada del mercado, a día de hoy. Aunque el aniversario pasó desapercibido prácticamente para todo el mundo, lo cierto es que en esta última década hemos vivido una auténtica transformación en las comunicaciones a todos los niveles.

La influencia de las apps de mensajería (WhatsApp, Facebook Messenger o Telegram) es tal que su uso masivo ha dado lugar a términos como el de “Generación Mute”, para referirnos a la los jóvenes que eligen los mensajes en lugar de la llamada tradicional como forma de comunicación principal.

Los datos del Informe Sociedad Digital en España, elaborado por la Fundación Telefónica, no dejan lugar a dudas: el uso diario de la mensajería instantánea casi duplica al de llamadas por móvil y fijo. De hecho, el 60% de la población envía mensajes instantáneos varias veces al día, mientras que un 24% llama por móvil y solo un 12% por el fijo. Estos porcentajes confirman las estadísticas sobre redes sociales que vimos en el anterior artículo, donde la plataforma más utilizada (y la mejor valorada) era WhatsApp, y no solo entre el público más joven.

Con estos datos, no es de extrañar que cada vez haya más empresas que apuesten por las aplicaciones de mensajería instantánea para relacionarse con su público. Desde un punto de vista comercial y de atención al cliente, plataformas como WhatsApp o Facebook Messenger tienen mucho que aportar, pero al tratarse de redes con tan alta penetración, debemos asegurarnos de que el enfoque sea el correcto.

Ventajas de la mensajería instantánea

El uso de la mensajería instantánea en las relaciones con los clientes aporta una serie de beneficios claros:

Pero no todo son ventajas. Ojo con lo que enviamos a través de aplicaciones de mensajería, porque perder a un cliente por este tipo de apps es casi tan fácil como contactar con él usando esta vía. Sobre todo tenemos que estar atentos a los elementos ‘extra’ que añadimos en los mensajes: enlaces, imágenes, documentos adjuntos… Todo lo que enviemos tiene que ser pertinente y de confianza. Ningún usuario hará clic en un enlace sospechoso de un remitente que no conoce. Tampoco descargará un archivo que sea potencialmente peligroso para su dispositivo. Para solucionar esto, plataformas como WhatsApp Business proporcionan plantillas para optimizar el mensaje.

Aunque pueda parecer sencillo, llegar hasta un usuario valiéndonos de aplicaciones de mensajería no es tarea fácil. Pensemos en lo que cuesta conseguir un lead, una solicitud de contacto donde figure el teléfono del posible cliente, por ejemplo. Antes de siquiera escribirle, tendríamos que recurrir al Opt-In para que esa persona acceda a recibir nuestro contenido (y cuidado con descuidar la RGPD).

Para empezar a movernos con éxito en el mundo de la mensajería instantánea, tenemos que considerar estas apps como redes sociales y, por tanto, integrarlas en el plan de comunicación de nuestra empresa como un canal de comunicación más. Esto implica definir objetivos, pensar una estrategia y medir los resultados. Un punto a nuestro favor es la buena disposición de los internautas al contacto instantáneo y también que, de momento, el uso profesional de estas redes es gratuito.

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