Las estadísticas son como los bikinis: lo que revelan es sugerente, pero lo que ocultan es vital.
Esta ingeniosa frase pronunciada en 1951 es de Aaron Levenstein, profesor de Negocios en Barum College, y es válida tanto para hablar del papel de las estadísticas en deportes como el baloncesto como para introducir la utilidad del Big Data para las empresas.
Seguramente quien más quien menos haya oído hablar alguna vez del Big Data. No en vano Hal Varian, el economista jefe de Google, ha dicho que «el trabajo más sexy en los próximos diez años será el de los estadísticos». Como quizá no todos entendemos exactamente lo mismo por Big Data, recurriremos entonces a la socorrida Wikipedia para aclararlo: « se refiere a los sistemas informáticos basados en la acumulación a gran escala de datos y a los procedimientos usados para identificar patrones recurrentes dentro de esos datos».
Cada vez que nuestro teléfono móvil envía su localización, o compramos algo online, o hacemos clic en el botón “Me gusta” de Facebook, estamos lanzando un mensaje. Con toda esa información se pueden construir bases de datos que luego se clasifican, se analizan y se cruzan entre sí para determinar comportamientos. Por ejemplo, si un usuario de las redes sociales dice que le gusta el yoga, podemos cruzar ese dato con otras bases de datos de usuarios con gustos similares y podremos anticipar o deducir que probablemente a ese usuario le guste también cierto tipo de comida o de música. Así se pueden encontrar nichos de mercado que antes pasaban inadvertidos.
Dicho así, suena complicado, ¿verdad? Y parece quedar lejos del alcance de una modesta pyme y más cerca del terreno de las grandes corporaciones. Aunque en cierto modo todavía es así, hay cada vez más herramientas de análisis de datos basadas en cloud al alcance de todas las empresas, que pueden también proporcionar numerosas oportunidades para las pymes. Además, no hay que olvidar que la ventaja de las pequeñas empresas es que tienen una infraestructura TI (Tecnologías de la Información) más flexible y carecen de bases de datos dispares y obsoletas.
Aplicación del Big Data a una pyme
He aquí una muestra de aplicaciones de Big Data al alcance de las pymes: Hay empresas que proveen a sus clientes estudios sociodemográficos que, por ejemplo, permitirían a una tienda de ropa dirigida a mujeres de una determinada edad encontrar la mejor ubicación para abrir una nueva tienda. O aplicaciones especialmente dirigidas a restaurantes que pueden procesar las comandas y los datos de pago de los clientes, para obtener las preferencias de cada uno de ellos, de manera que permiten saber al dueño del restaurante que el señor Pepe Pérez siempre pide un determinado tipo de vino. Así, el restaurante puede enviar ofertas atractivas al señor Pérez basadas en esa marca de vino que sabemos que es su preferida. El impacto de este tipo de ofertas personalizadas es mucho mayor que cualquier promoción ordinaria.
No se trata de reunir una montaña enorme de datos para analizar y sacar patrones de comportamientos. Muchas veces, un Little Data es suficiente. El secreto está más bien en hacerse las preguntas correctas, lo que está al alcance de compañías de cualquier tamaño. Y en transformar los datos recogidos en estrategias de marketing rentables centradas en el cliente, de tal modo que realicemos una clasificación sobre sus preferencias y sus hábitos para poder conocer y anticipar cuándo y qué va a comprar.
De hecho, muchas pymes probablemente ya tengan sin saberlo herramientas de Big Data. Una base de datos bien construida puede encerrar información muy valiosa. La cuestión es saber hacer las preguntas apropiadas a esos datos almacenados.
Por ejemplo, no es difícil que en nuestra base de datos de clientes figure su fecha de nacimiento. Podríamos preguntarnos si estos nos compran más en los días previos a su cumpleaños. O si nuestra empresa vendiera una línea de productos dirigidos a niños, si es más probable que los clientes en torno a los 40 años de edad compren más de esa línea de productos que los que tienen 20 o 60 años. Y si vendemos a través de Internet, podemos saber no solo qué compra cada cliente, sino también cómo navegan por la web, qué ofertas han despertado más interés, qué páginas visitan más, etc. Este conocimiento nos permitirá realizar ofertas adaptadas a las necesidades particulares de nuestros clientes y llegar a predecir qué y cuándo nos comprarán, lo que nos proporcionará una ventaja competitiva valiosísima.
Las nuevas herramientas de Big Data están abriendo un enorme abanico de posibilidades para las pymes. No requieren enormes desembolsos de dinero y está demostrado que el retorno de la inversión es rápido. También hay que decir que sacar provecho de este tipo de herramientas es un desafío para muchas pequeñas empresas, pues significa renovar la forma de entender el negocio y probablemente también las habilidades de parte de su personal, pero el beneficio comercial que pueden obtener de ellas compensará sin duda el esfuerzo.
Foto: morebyless