Entrevista a Alicia Asín: Emprendimiento tecnológico en España

Alicia Asín ha pasado por Start Up Spain, el evento organizado por ESADE, «un laboratorio vivo sobre startups, capital riesgo y emprendimiento en España». En su cuarta edición se consolida como punto de encuentro para emprendedores. A un ritmo de 10 o 12 proyectos en cada ocasión, es un buen momento para poner en práctica algunas de las ideas que hemos visto en el blog. Da gusto ver cómo se explican algunos emprendedores.

Alicia es ingeniera informática por la Universidad de Zaragoza. Es cofundadora y CEO de Libelium, una compañía dedicada a las redes sensoriales, una suerte de tercera piel que  permite que las cosas de nuestro entorno se comuniquen entre sí y con Internet. Su proyecto es apasionante y desmonta el mito de que en España no se puede liderar una startup de perfil tecnológico.

Acabáis de recibir un premio a la excelencia empresarial y otros más anteriormente. Es una buena noticia, pero entiendo que el camino del emprendimiento tecnológico es cualquier cosa menos fácil. ¿Cómo empezó Libelium?

Comenzó hace seis años tras ver el increíble potencial de las redes sensoriales. Nuestra tecnología hace que las «cosas» puedan comunicarse con Internet. Así, podemos conseguir que las ciudades nos digan dónde hay plazas de aparcamiento, los jardines cuánta agua necesitan y encender las farolas solo cuando es necesario para ahorrar energía.

¿Cómo pueden las universidades apoyar el desarrollo de más startups? ¿Qué dos o tres medidas plantearías para ese cambio?

Fomentando que se investigue para sacar cosas al mercado, crear empresas, generar empleo y mejorar así la competitividad del país. La universidad pública debería añadir estos criterios como puntuables a la hora de que los profesores consigan su plaza titular en lugar de premiar que se investigue y no para publicar papers. También fomentaría la colaboración entre empresa, universidad e inversores. En España se hacen cosas realmente increíbles que por falta de financiación no llegan a ver la luz. Por último, pero lo más importante, que fomenten que los alumnos monten sus empresas: asignaturas de emprendimiento, impulsar la colaboración entre estudiantes de carreras técnicas y empresariales, compartir los laboratorios y salas con los alumnos que estén emprendiendo, para que puedan usar esos recursos públicos para crear empresas y empleo.

Has escrito que el Internet de las cosas puede ser el siguiente salto tecnológico realmente innovador. ¿En qué consiste? ¿Qué oportunidades ves para los emprendedores?

El Internet de las cosas afectará a todos los mercados: ciudades, logística, seguridad, agricultura, salud, domótica, energía… Cualquier proceso puede optimizarse si somos capaces de medir con sensores sus variables y, lo más importante y novedoso, enviar estos datos a la nube. Por lo tanto, las oportunidades son infinitas, hace falta toda una legión de empresas y emprendedores que se dediquen a crear sensores, a instalarlos, a crear aplicaciones que los usen… Creo que para imaginarlo podemos pensar en lo que supuso a nivel mundial el acceso a ordenadores personales, ¡todo cambió!

Por último, Libelium cuenta con una trayectoria internacional relevante. ¿Qué recomendarías a una empresa tecnológica que quiera internacionalizarse?

Que consideren la internacionalización desde el principio y tengan carácter global. Por supuesto, web en inglés desde el primer día, que preparen los productos con certificaciones para los mercados europeo y americano, que no dividan su presupuesto comercial en «nacional » y «exportaciones», sino que lo consideren integrado y hagan acciones comerciales para los principales países a los que se dirijan.

Conclusiones

Me quedo con dos lecciones. La primera es la apuesta por el emprendimiento: no cabe ya duda de que saldremos de la crisis por la vía del trabajo autónomo y las nuevas soluciones. No parece que se vayan a recuperar otros sectores de actividad económica que fueron relevantes en los últimos 25 años. Lo que más me gusta del «Internet de las cosas» es que está todo por hacer. Por eso, podemos crear ventajas competitivas globales y liderar esta gran transformación. Aquí sumamos todos: los periodistas, los profesores universitarios y los emprendedores.

La segunda lección es bien sencilla. No existe el mercado «español». Ni siquiera el mercado «en lengua española». Las pymes tienen que comprender que el proceso de internacionalización comienza el primer día. Si el producto o el servicio que ofrecemos es competitivo, tiene que expandirse tan pronto como se pueda, para captar nuevos clientes, abrir mercados y conseguir nuevas vías de ingreso. No creo que quepa el debate sobre si la internacionalización es una opción: es the new normal.

¡Ánimo a todos y vamos a por 2013!

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