Las empresas nacen, crecen, se diversifican y mueren… o son vendidas, o salen a bolsa, o cambian de denominación. Sin embargo, en algunos casos, en unos cuantos escasísimos casos, sobreviven. Todo emprendedor, nada más dar vida a su compañía, a su bebé, tiene como objetivo principal la supervivencia de ésta. Toda empresa familiar tiene como una prioridad tarde o temprano la sucesión. La literatura de gestión ha estudiado estos procesos, generando modelos de análisis, factores clave de éxito, indicadores y buenas prácticas que permitan a los actores protagonistas contar con un guión que les ayude en su papel.
Los empresarios en nuestro país pueden apoyarse en asociaciones como el Foro de Empresa Familiar; los políticos disponen de valiosas herramientas como el GEM (Global Entrepreneurship Management) para determinar las mejores maneras de influir positivamente en el tejido empresarial, creando el sustrato para que las semillas emprendedoras crezcan, incrementando las tasas de natalidad empresarial y, sobre todo, alargando la vida y la madurez de las mismas.
Pero cuando nos encontramos ante el caso de empresas varias veces centenarias, de sectores artesanales, de dinastías más que de familias al frente de una marca milenaria, ¿qué podemos hacer? El objetivo en este proyecto será arrojar un poco de luz estudiando las empresas más antiguas del mundo para aprender de ellas y descubrir qué les ha permitido celebrar más cumpleaños que el famoso Matusalén.
Tras revisar la literatura existente sobre el tema descubrí que existe muy poco material en español, si acaso el estudio “Empresas o Mitos” o el libro de Amat y Gallo “Los secretos de las empresas familiares centenarias”. Así que la idea era hacer un poco como O’Hara, que en su libro “Centuries of Success” analizaba el hotel más antiguo del mundo, Hoshi Yuokan (718), disfrutando de unos días en él con su esposa mientras entrevistaba a la familia propietaria. Por supuesto al iniciar este proyecto deseando entrar en muchas de estas empresas no sabía que varias de las más antiguas empresas son, como Codorniu (1551), fabricantes de bebidas alcohólicas. Se lo garantizo. De verdad. Créanme.
Puedo jurar que mi labor ha sido más de documentación que de visita, lo cual no ha impedido que cayeran un par de buenas cenas en el restaurante St. Peter de Salzburgo (811), o visitas a algunas de las cervecerías más antiguas del mundo, casi todas en Alemania y alrededores.
Tal y como estás imaginando ha sido un trabajo duro, pero alguien tenía que hacerlo y yo me he sacrificado (generosa y sobradamente) para contactar con algunas de las empresas más antiguas del mundo y analizar las claves de su éxito. Con el objetivo de aprender sobre ellas, sobre sus principales factores de éxito, a qué se dedican, dónde están y cómo han llegado hasta la actualidad sorteando crisis, catástrofes o guerras, por no hablar de múltiples procesos de sucesión e incluso divorcios, que son en general mucho más peligrosos y dañinos para la supervivencia de las empresas familiares que todo lo anteriormente comentado.
Así que sin más demora, vamos arrancando con nuestras Empresas Matusalem 🙂
Fotografía: © Twicepix, distribuida con licencia Creative Commons BY-SA