Virginia Woolf señalaba, en Una habitación propia, que para la mujer de principios del siglo XIX, las dificultades para desarrollarse como autoras eran “infinitamente más terribles” que para los escritores varones. Y “que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas” -esto es, llevado a nuestros días y de manera general, un espacio particular para poder desarrollar sus proyectos, sueños y anhelos- y así, lograr “la seguridad y la prosperidad de que disfrutaba el hombre”.
Por suerte, doscientos años después, las mujeres, esa parte de la sociedad que supone el 51 % de la población en España (según datos del INE de 1 de enero de 2022), se va haciendo hueco en el mundo de los negocios. Actualmente, hay un 36,47 % de empresarias en nuestro país, tal y como indica el último informe del Directorio Central de Empresas (Dirce), solo superando a los empresarios en los sectores de Educación, Sanidad y Servicios Sociales, donde las mujeres suponen el 56,1 %.
Mujeres e innovación
Pese al avance, seguimos hablando de menos del 37 %. De ahí que siga siendo tan necesaria la visibilidad de los referentes femeninos para que sirvan de acicate a otras mujeres. Y no esperar para ponerlos en valor como, por ejemplo, sucedió con Hedwig Eva Maria Kiesler, emblemática actriz de Hollywood conocida como Hedy Lamarr, inventora del sistema precursor al wifi, quien cuando la Electronic Frontier Foundation (EFF) le concedió el Pioneer Award en 1997 dijo escuetamente. “It’s about time” (ya era hora). Habían pasado casi 60 años para que se reconociese su aportación y sus servicios a la humanidad.
Las mujeres de las que vamos a hablar destacan por ser emprendedoras innovadoras españolas, que están llevando su conocimiento e ingenio, a través de la tecnología, a distintos campos para la mejora de la sociedad. Sus opiniones tienen tres puntos en común: la importancia de la innovación aplicada, dar respuesta a un problema social y la superación personal y profesional sin límites.
Devolver la movilidad a más de 40 millones de pacientes en el mundo
Elena García Armada es la fundadora de Marsi Bionics, una pyme nacida en 2013 como spin-off del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Se dedica a la creación de exoesqueletos de marcha, basados en una innovadora tecnología propia que permite imitar el funcionamiento del músculo natural en una amplia aplicación clínica y de patologías que pueden ayudar a más de 40 millones de pacientes en el mundo.
Esta doctora en Robótica, creadora del robot Silo 4, dio un giro a sus investigaciones a raíz de conocer en 2009 a Daniela, una niña que había sufrido un accidente de tráfico y quedó tetrapléjica. A partir de entonces, centró sus estudios en los exoesqueletos para menores. Según su ficha de inventora en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), aceptó el reto de devolver movilidad a aquella pequeña. Y así, junto con su grupo de investigación del CSIC, creó el primer exoesqueleto pediátrico del mundo que permitió andar a menores con tetraplejia o con atrofia muscular, el Atlas 2020.
Labor excelente en ciencia y transferencia tecnológica
Tras el prototipo, varios modelos avanzados y la puesta en marcha de Marsi Bionic, esta ingeniera industrial es una de los diez mejores científicos de España, ha registrado siete patentes –tres de ellas extendidas internacionalmente- y ha recibido más de 35 reconocimientos por su labor excelente en ciencia y transferencia tecnológica.
Como uno de los casos de éxito de Enisa (Empresa Nacional de Innovación, S.A), García Armada asegura que “un emprendedor emprende con alma, no solo haciendo un balance económico”.
Esta vallisoletana asegura que en su casa nunca la condicionaron por ser mujer y nunca le llegó el mensaje de «esto es de niños, esto es de niñas», pudiendo jugar con todo tipo de juguetes, un aspecto de la educación que cree que ha sido fundamental para tener libertad y decidir cuál era su vocación.
Fascinada por la ciencia ficción, piensa que una faceta muy femenina que comparten las emprendedoras es la de plantearse la pregunta de “¿para qué va a servir esto y qué puedo hacer yo por la sociedad?”. “Esto le importa mucho a la mujer. Por eso se decanta por lo bio, por lo social, porque busca una aplicación importante de cara a la sociedad, en el ámbito más social, más humano. Y la ingeniería también tiene ese ámbito, pero nadie se lo ha enseñado”, comenta García Armada. Por ello, aconseja a las jóvenes que no descarten una ingeniería por el hecho de ser un trabajo muy científico o muy técnico.
Del emprendimiento familiar a las rondas de inversión
Con cinco carreras y un doctorado de la rama de Humanidades, Cristina Bentué es fiel defensora de que las mujeres trabajen y emprendan en tecnología y de generar interés entre las niñas en asignaturas y profesiones STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics).
Aunque, según esta emprendedora, deberíamos hablar mejor de STEAM (con la A de Arts), ya que, como comentó en el webinar CyHERTalk de Women4Cyber Spain sobre emprendimiento y ciberseguridad, “lo importante es animar a las niñas a hacer cualquier cosa que se propongan, pero en concreto STEM, porque las profesiones del futuro tienen base en ciencia y las tecnologías lo impregnan todo hoy en día, además, las humanidades están dentro de las ciencias”.
Cristina Bentué, cofundadora de la startup de ciberseguridad IriusRisk, apostó en 2015 por incentivar la seguridad desde el diseño, a través de la plataforma abierta y colaborativa de su compañía, donde los desarrolladores pueden compartir modelos de amenazas de las arquitecturas de sistemas.
El revulsivo para que Bentué girase al ámbito tecnológico y, finalmente, se decidiera a montar su propia empresa, fue un profesor que no le permitió ir a Siria como arqueóloga. “Otras generaciones han tenido sus luchas: mi madre luchó para que pudiera estudiar, mi abuela para que pudiera votar… Nosotras tenemos que luchar para elegir nuestro futuro”.
Hacer un mundo más seguro
Esta aragonesa se lanzó como emprendedora porque detectó una necesidad en el mercado, para dar un salto en su carrera profesional y para prevenir y ayudar a hacer un mundo más seguro. “Hacer algo por los demás te motiva más, porque el proyecto ‘ego’ está abocado al fracaso”, sentencia.
Bentué comenzó su proyecto empresarial en un pueblo de diez habitantes de Huesca, como una iniciativa familiar: arrancar una empresa tecnológica en remoto desde el ámbito rural. Y consiguió ponerlo en marcha con un desarrollador y dos o tres clientes grandes. Hasta que se cruzó con la aceleradora Incibe Cybersecurity Ventures, en su programa piloto, y fue uno de los cuatro proyectos seleccionados de los 30 que se habían presentado.
“Entramos como proyecto y salimos como una startup”, asegura. Explica que en esta aceleradora “te ayudan a contactar con inversores y rondas de financiación, y con otras tareas de marketing, estudios de mercado, business plans férreos.., y te presentan empresas especializadas en conseguir subvenciones, al ICEX, a las cámaras de comercio…”.
Para Bentué, sus inicios fueron “duros, pero dulces”, con un miedo constante a que una compañía más grande les pudiera desbancar y sacar del mercado.
Cuando tenían siete grandes clientes y seis empleados, una oferta les hizo plantearse una duda existencial: pasar de la empresa familiar a tener Consejo de Administración.
Mejorar la vida de las personas es rentable
Actualmente son 60 empleados, con rondas de inversión, aunque cuidando el ambiente familiar todo lo que les es posible. Lo que le hizo tomar la decisión fue estar segura de que el producto que habían desarrollado tenía “demasiado futuro como para quedarse en empresa familiar”.
Como emprendedora destaca lo siguiente: “Si mejoras la vida de las personas, es rentable, sobre todo si es a través de un producto, no de servicios”. Para ella fue clave la oportunidad en el mercado, el equipo con potencial y la empatía que tuvieron entre todos.
Para otras personas que quieran lanzarse al mundo de los negocios, recomienda que se preparen muy bien el elevator pitch, “que se lo sepan de memoria, lo practiquen mucho y lo adapten a todos los interlocutores”.
Cristina Bentué está segura de que “las mujeres tienen que aprovecharse de las soft skills, de lo que tienen innato, que es el liderazgo, la creatividad, la resiliencia, la empatía, la adaptación, la flexibilidad, las relaciones sociales…”.
“Cuanto más ahondo en la igualdad de la mujer, más caigo en la diferencia que tiene la mujer”, también para los negocios, “por lo que es fundamental promover y contar historias de mujeres para que haya referentes”, concluye.
Una startup a toda vela
Incluida en la lista de jóvenes profesionales (con menos de 30 años) más prometedores de Europa de la revista Forbes en 2019, Cristina Aleixendri Muñoz cofundó en 2014 Bound4blue. Esta startup ha desarrollado un sistema de velas rígidas para buques, más parecidas al ala de un avión que a las tradicionales de un barco.
Se trata de un sistema de propulsión complementario que proporciona grandes empujes gracias al viento, y que permite reducir la potencia del motor con un consiguiente ahorro de combustible y de las emisiones contaminantes asociadas de hasta un 40 %.
Apasionada por la sostenibilidad y la innovación, esta ingeniera aeronáutica, que trabajó en el ámbito de las startups tecnológicas de base industrial, asegura que, para lanzar su proyecto, también le movió una necesidad medioambiental. “Como dato importante, los 16 barcos más grandes del mundo emiten la misma cantidad de azufre que toda la flota mundial de coches. A raíz de esto, apareció una nueva regulación medioambiental para limitar los niveles de azufre, por lo que tendrán que cambiar el combustible sucio que utilizan hoy en día, que es crudo, por un combustible más limpio”.
Entre otras muchas distinciones, en 2020 fue galardonada con el EIT Woman del Instituto Europeo de Tecnología e Innovación, en reconocimiento a las mujeres empresarias que destacan en el sector tecnológico. En su discurso de agradecimiento del premio, Aleixendri resaltó que “el camino no es fácil, en una industria que está mayoritariamente dominada por los hombres”.
Pasión por resolver retos
Fue entrevistada en el marco del proyecto “Ciencia y tecnología: Mujeres que triunfan”, de Impuls Educació, donde compartió que aunque su primera opción en los estudios era la de ser doctora, su profesora de matemáticas la animó a estudiar ingeniería, porque detectó que lo que le gustaba a su alumna era resolver retos”.
A las jóvenes les recomienda que no dejen de lado algo que les guste y se les dé bien: “Si de verdad es tu vocación, al final vas a encontrar la manera de dedicarte a eso, porque vales para ello”.
Aunque piensa que la etiqueta de líder te la deben poner otros, respecto a las competencias y cualidades que le han ayudado a emprender destaca que muchas las ha ido aprendiendo, como “no tener vergüenza a presentar en público”, puesto que se considera una persona muy introvertida. “Tienes que quitarte esas barreras, porque este es un camino de aprendizaje continuo: aquello que cultivas en la familia te impacta en el trabajo, y aquello por lo que tú trabajas y lo que mejoras en tu ambiente laboral lo trasladas a tu familia”, explica.
Algo que le ha venido muy bien es que odia las injusticias y es bastante luchadora: “Eso sí que lo llevo dentro, y para empezar un proyecto como este tienes que ser bastante guerrera”.
Su perspectiva, más allá de su zona de confort, también ha sido una herramienta: “Cuando hay un problema, ideo soluciones creativas a ese problema, porque me obligo a ver cuántas alternativas hay, y eso se trabaja día a día, por lo que es un trabajo continuo”.
Entidades que apoyan la innovación
Aunque se ha visto en situaciones complicadas, asegura que le ha salvado no hacerlo sola y rodearse de “los mejores compañeros del mundo”. En este sentido, aconseja a todos “que se rodeen de buenas personas que les nutran y que les hagan subir el ánimo cuando caen”.
Si quieres lanzar tu propia empresa innovadora y seguir los pasos de estas tres referentes emprendedoras, no dudes en dirigirte a entidades que te ayudarán y guiarán en la marcha de los negocios, tales como: Wayra Telefónica Innovation, Incibe Cybersecurity Ventures, Enisa, el Instituto de la Mujer o la Cámara de Comercio de España, entre otras.
Foto de Freepik