Los datos económicos de los últimos años confirman de forma inequívoca que, a pesar de la situación económica de nuestro país, el comercio electrónico ha registrado un crecimiento continuo, debido en gran parte al cambio de hábitos de la nueva generación de consumidores, acostumbrada cada vez más a utilizar Internet para informarse y realizar sus compras.
Estos indicadores y otros muchos nos hacen suponer que el comercio electrónico está en un claro proceso de crecimiento y expansión, un proceso que afectará a todos los sectores, empresas y comercios retail de todos los tamaños y que requerirá un esfuerzo adicional por parte de todos aquellos que quieran mantener su cuota de mercado o incluso ampliarla aprovechando las oportunidades que el eCommerce ofrece.
Este cambio en la forma de consumir ha propiciado la proliferación de plataformas de comercio electrónico por parte de empresas que ven en este mercado una oportunidad de negocio. Esta entrada masiva no afecta solamente a los comercios retail que no se adapten a las nuevas tecnologías, sino también a los propios eCommerces “nacidos” de una buena transformación. Nos afecta a todos, tanto a nivel de competencia como a nivel económico, si tenemos en cuenta que la entrada de grandes players internacionales en el mundo digital fomenta un movimiento de capital poco favorable, sobre todo si no somos capaces de contrarrestar la actividad de estos gigantes con la creación de comercios electrónicos competitivos.
Existen varias fórmulas para que nuestras empresas tengan presencia en Internet en función de sus objetivos y posibilidades. Con la puesta en marcha de una tienda virtual propia, las empresas, fabricantes o comercios pueden mostrarse en la red bajo un dominio propio. Estos negocios muestran su gama de productos de forma digital, facilitando así el acceso a un gran número de consumidores, pero para todos aquellos con recursos limitados cabe destacar la presencia de los Market Places, que aglutinan un conjunto de tiendas bajo un solo dominio, permitiendo así compartir gastos de explotación y permanecer online con costes moderados.
Las cifras de compra en Internet en España están aún alejadas de las de otros países, pero diversos estudios revelan que alrededor de un 44% de los internautas compran habitualmente a través de la Red, lo que hace evidente que la economía, en todos sus sectores, deberá adaptarse a este nuevo escenario.
En los próximos años, el crecimiento de los eCommerces será todavía mayor. Según un estudio de Ecommerce Europe, España ya es el cuarto país europeo con mayor facturación en comercio electrónico y el que más smartphones acumula. Así pues, debemos destacar el eCommerce como una gran oportunidad para las pequeñas y medianas empresas que tengan un afán de superación en este sentido.
La venta online requiere una adaptación tanto a nivel de herramientas como de gestión de los negocios. Será necesario que las empresas adapten sus estructuras, gestión y conocimientos a un nuevo sistema de venta y a un nuevo perfil de usuarios cada vez más digital, generando así unos procesos de mejora continua tanto en calidad de servicio como en el propio personal de la empresa.
En este nuevo escenario continúan coexistiendo los mismos actores, el que compra y el que vende. El consumidor y nosotros. Uno de los secretos para tener éxito es la relación entre la empresa y el consumidor; la clave está en mantener un diálogo directo con el cliente final, con el fin de conseguir una mejora continua del producto o servicio.
El consumidor tiende a consultar, buscar información y precios a través de la red, antes de efectuar la compra. Realiza diversas búsquedas que le permiten evaluar y elegir la mejor opción, y este comportamiento provoca una reducción de precios en algunos casos (no aconsejable) para captar al cliente. Por otro lado, la relación directa entre empresa y consumidor incrementa la capacidad de añadir servicios, como la asistencia personalizada o técnica y cubrir otras necesidades del consumidor dentro de la propia plataforma.
La implantación de un eCommerce obliga a las empresas a realizar cambios en sus estructuras, incorporar nuevas tecnologías y adaptar y modernizar sus procesos de producción y comercialización, todo ello con el fin de acceder a nuevos mercados que por la vía tradicional no son posibles. Pero ello requiere también una formación adecuada de todos sus miembros.
La conclusión es clara: tenemos una gran oportunidad, porque el impacto del eCommerce en la nueva economía digital es creciente, pero hemos de ser conscientes de que es preciso realizar cambios estructurales y sobre todo adoptar la mentalidad digital para entender al nuevo cliente, y tener claro que el consumidor es lo más importante y el responsable último de nuestro crecimiento.
Foto: Steve Jurvetson