ARM es una arquitectura de procesadores muy conocida en el segmento móvil, pero en el nicho de cómputo tradicional ha tenido poco éxito. Sin embargo, las cosas están cambiando. ¿Cuál es el futuro de ARM?
En días pasados, Apple hizo noticia al anunciar su primer procesador para computadoras llamado M1. Se trata de un chip fabricado directamente por ellos mismos, dejando a Intel, y usando la arquitectura ARM, la misma de sus iPad y iPhone.
De hecho, para algunos analistas las diferencias entre el poder de cómputo de un iPad Pro y los futuros Macbook Air, Mini y Pro de 13 pulgadas que usarán el M1, son pocas.
Pero para otros esta noticia esconde algo más importante y es un cambio en la forma como miramos el desempeño de los procesadores ARM, que usualmente solo se usaban para necesidades de cómputo más modestas. Es más, las primera pruebas de los M1 son prometedoras.
Pero siendo francos las arquitecturas ARM ya habían sido usadas en segmentos más allá del móvil, especialmente habían apuntado al corazón del segmento corporativo: los servidores.
Un comienzo difícil
En 2015 el entonces CEO de AMD, Devinder, Kumar predijo que para 2019 el 15% del mercado global de los servidores sería ARM, pero cuando llegamos a esa fecha menos del 1% de los servidores usaron esa arquitectura. Para ser francos era más cercano al cero por ciento del mercado.
Y es que tradicionalmente el mercado de cómputo corporativo, especialmente de servidores, corresponde a dos grandes fabricantes: Intel y AMD. Estos gigantes usan una arquitectura llamada X86 que es la reina del cómputo tradicional.
Sobre esta arquitectura X86 se construyeron la gran mayoría de dispositivos de cómputo, sus sistemas operativos (Windows, Linux, MacOS) y sus programas.
Los X86 brillan por su capacidad de desempeño mientras los ARM por su eficiencia en el manejo de la energía, por algo son usados en sistemas móviles.
Además los ARM, desde 2011 implementaron un esquema revolucionario llamado Big.LITTLE que consiste en dividir unos núcleos del procesador para labores de alta exigencia y otros núcleos de menor poder para labores menos demandantes.
Pero las cosas parecen estar cambiando de la mano de grandes fabricantes como Nvidia y Huawei (consecuencia de la guerra comercial con USA) que han apostado millones de dólares y años de desarrollo a esta iniciativa.
Más que servidores
Pero esta tendencia va más allá de los servidores, el mismo Microsoft lanzó, hace unos años, una versión de Windows optimizada para sistemas ARM llamada Windows RT, que lanzaría con sus computadores Surface RT y posteriormente en la Surface Pro X.
Aunque estos equipos brillaron en varios aspectos, en otros, como los de desempeño se quedaron por debajo de las expectativas por algo simple, para correr programas desarrollados sobre otra arquitectura deben usar técnica llamada emulación que les resta poder.
Pero la reciente jugada de Apple con su M1 parece que puede cambiar el panorama de los computadores portátiles y su uso de las ARM. Aunque es pronto para decirlo, el futuro de ARM parece brillar en el horizonte.