En un reciente encuentro con compañeros que trabajan ayudando a las empresas en su transformación digital, muchos coincidimos en la dificultad de hacer ver a las pymes que la digitalización es una revolución «inevitable».
Ya son muchos los empresarios que se cuestionan si su actitud negativa ante el cloud computing les estará relegando al furgón de cola. Pero aún encontramos a muchos dueños de pequeños negocios en la fase que Roberto García denomina “incompetencia inconsciente”, es decir, que no se han enterado de que el mundo está cambiando… ¡sin ellos!
Porque, habiendo capeado el temporal de la crisis, han llegado a la playa exhaustos y sin muchas fuerzas. Tan ocupados han estado apretándose el cinturón y racionando los víveres que muchos no se han dado cuenta de lo mucho que se les ha movido la tierra bajo sus pies. Y ahora son como las ranas, que se convertirán en sopa, porque no se moverán de una olla que va subiendo poco a poco la temperatura del agua. ¿Cómo subirles esos grados de golpe que las obliguen a saltar?
Mucho hemos debatido para llegar por distintos caminos y tropezando con piedras de todos los pelajes a una misma conclusión: los argumentos racionales más sesudos son entendidos, pero ignorados de facto una y otra vez. Hablar de regulación, de cumplimiento de la LOPD, de costes de mantenimiento, de colaboración eficiente, de productividad o incluso de seguridad es considerado interesante, pero mueve a pocos de la silla.
Oír hablar de simplificación o ahorro de costes consigue levantar con rictus de interés alguna que otra ceja, pero rápidamente nos damos de bruces con otra cruda realidad: demostrar el valor diferencial de los servicios de pago cuando estamos compitiendo con soluciones gratuitas que, no nos engañemos, apañan al personal, no es tarea fácil.
Así nos encontramos que, frente a proposiciones globales que invitan a surfear de lleno en la ola de la transformación digital, los únicos argumentos que mueven son aquellos que van más allá de las prestaciones y la regulación, los que tocan «la fibra sensible” y llegan incluso hasta el registro cercano al “miedo al revolcón”.
Tomo prestado de mi compañero Miguel G. Represas el término “preguntas inquietantes”, que él mismo define como aquellas que te hacen revolverte en tus convicciones más profundas, en tus seguridades más asentadas. Porque no es igual un “¿Conoce usted nuestra oferta de seguros?” que un “Si usted muriera mañana, ¿con qué recursos irían sus hijos a la universidad?
Así que, cuando las certezas no consiguen hacer mella, tal vez sea el momento de sembrar dudas. Si nada te ha convencido de que esto de la digitalización es muy importante para tu negocio, ¿qué tal si hacemos un test?
Preguntas inquietantes
- Porque el mundo es ya digital, ¿cuántos ancianos acceden en España a Internet?
- Porque el producto ya no marca diferencias, ¿cuánto tiempo tardan en llegar a las tiendas el vestido y los complementos que Michelle Obama luce en cada uno de sus actos?
- Porque digitalización impacta en productividad, ¿qué porcentaje de empresas son completamente digitales?
- Porque adaptarse es un sí o sí, ¿cuál es la vida media de una pyme?
- Porque tú no tomas las decisiones, ¿influye en tus clientes que no tengas página web?
- Porque es la marca la que habla, ¿cuál es el elemento que genera más confianza a la hora de contratar con una nueva marca?
- Porque somos hiperexigentes, ¿cuántas pymes abren las 24 horas del día?
- Porque esto va a toda máquina, ¿cuántos años tiene el iPad, la primera tablet?
- Porque ahora todo es posible, ¿cuánto dinero mueve el crowdfunding?
- Porque no puedes parar, ¿cómo abrirías mañana si esta noche hubiera un incendio en tus instalaciones?
Podríamos seguir hasta el infinito, pero este post no pretende ser una prueba de obstáculos, sino un espacio para la reflexión. Encontrarás las respuestas al final, como como en los test “serios”. Aquí solo animarte, una vez más, a abrir los ojos. A hacer de la necesidad virtud y convertir la que puede ser una gran amenaza en una maravillosa oportunidad.
Respuestas
- Cuatro de cada diez personas mayores de 70 años han accedido en España en el último mes.
- Quince minutos.
- En Europa, sólo 2 de cada 10.
- Cinco años. Más de la mitad de las que se abren cierran antes. Todas las que sobreviven más de 5 años han incorporado de una u otra manera tecnología en sus procesos.
- Más de la mitad declaran sentirla como algo básico. Poder consultar horarios, datos de contacto, localización o poder recomendarla de manera simple son los aspectos más valorados.
- Las opiniones de consumidores y usuarios en la red.
- En puntos presenciales, menos del 0,5%. Sin embargo, lo hacen de manera virtual todas aquellas que tienen tienda online.
- Cumplirá cinco a principios de marzo de este año.
- Más de 2 millones de españoles han participado ya en alguna iniciativa de crowfunding. Se recaudan 30.000€ de media por proyecto.
- Sólo las empresas que tienen su información redundada y un canal online complementario al canal tradicional podrían seguir como si nada.
Foto: Bryan McDonald