Ya quedan menos de tres meses para que finalice el soporte de Windows Server 2003 (WS2003), así que si tenéis alguno de los millones de servidores con este sistema operativo, en este artículo podréis seguir profundizando en el proceso de migración.
Ya vimos en el artículo Windows Server 2003 se queda sin soporte: Qué hacer la primera parte del proceso de migración de WS2003, en la que el objetivo era listar todas las aplicaciones y flujos de trabajo que contuviesen las infraestructuras de la empresa, y clasificarlas según su tipología. Este punto puede parecer trivial, pero es el más importante, pues es la base del resto del proceso, y olvidarse de alguna aplicación crítica supondría la diferencia entre una migración transparente y otra que no lo es. Una vez hecho esto, ya estamos en disposición de pasar al segundo punto, evaluar.
Con el listado en mano, ahora nuestro objetivo es catalogar todos los flujos de trabajo y aplicaciones por importancia y grado de complejidad. Ello nos permitirá filtrar las aplicaciones que queremos y podemos migrar. También nos ayudará a establecer un orden de migración en el que las aplicaciones con una complejidad baja y sin mucho riesgo serán buenas candidatas a migrar en primer lugar. Además de todo lo mencionado hasta ahora, este punto seguramente sirva para identificar procesos redundantes, aplicaciones en desuso o recursos mal dimensionados.
A continuación, relacionamos una serie de preguntas que os pueden ayudar a la hora de catalogar:
- ¿Se sigue utilizando esta aplicación? Es muy habitual dejar instaladas aplicaciones en el servidor, aunque ya estemos utilizando una alternativa, pero la migración es un momento perfecto para limpiar todo ese software en desuso u obsoleto.
- ¿La licencia está actualizada? ¿Hay alguna alternativa mejor? Quizás en WS2003 no podías instalar ciertos programas, porque eran incompatible. Revisa si ahora son compatible con tu sistema operativo nuevo.
- ¿Esa aplicación debe estar en tu servidor local? Aún muchas empresas disponen de su servidor de correo o hosting en el servidor local, pero cada vez tiene menos sentido continuar haciéndolo. Los servicios de correo profesional externos, como Office 365, o los servidores web consiguen una disponibilidad mucho mayor que la que puedes tener en tu oficina; además, no están limitados por el ancho de banda de tu conexión a Internet.
- ¿Quién utiliza esta aplicación? ¿Cuánto tiempo podemos estar sin tenerla disponible? Estas preguntas te servirán tanto para identificar el riesgo a la hora de migrar como para valorar la criticidad.
- ¿Tiene dependencias? Hay que revisar que no dependa de un flujo de trabajo independiente o de otra aplicación.
Una vez hayamos realizado ambas fases, estaremos en disposición de decidir el destino óptimo de migración, que será de lo que hablaremos en la tercera parte de esta serie de artículos. Esta fase es una gran oportunidad para rediseñar nuestra estrategia de tecnologías de la información. Como he mencionado anteriormente, seguramente haya aplicaciones que podamos sustituir por otras con más funcionalidades, más eficientes, más baratas o sean más interesantes para llevar a la nube, con el fin de aprovecharnos de todas sus ventajas (seguridad, flexibilidad, alta disponibilidad…). Y, por otro lado, tendremos otras aplicaciones que sean de uso principalmente interno, a las que podremos dedicar algunos de los recursos que hayamos liberado.
Foto: hdaniel