En el anterior artículo nos centrábamos en las ventajas de contar con una aplicación móvil para nuestro negocio. Sin embargo, el mercado de las apps es un entorno muy competitivo en el que es muy difícil sobrevivir si no se tiene un modelo de negocio concreto.
Antes de desarrollar este tipo de software, debemos responder a algunas preguntas: ¿para qué sirve mi app?, ¿qué necesidades cubre?, ¿quiénes son mis competidores? Y en función de las contestaciones que obtengamos, podremos determinar un retorno de inversión (ROI) concreto.
En algunos casos, el ROI no vendrá determinado por los ingresos que pueda generar la propia aplicación. Conceptos como la notoriedad o la reputación pueden ser muy importantes a la hora de desarrollar una aplicación para nuestra marca.
En función de los objetivos que hayamos establecido, podremos fijar la estrategia de negocio que más se ajuste a nuestra app, para que el ROI esté asegurado.
Apps de marca y servicio
Se trata de aquellas aplicaciones cuya descarga y uso es completamente gratuito. No se persigue un ROI “material”, por así decirlo. El beneficio que se consigue es a nivel de imagen de marca, como una mejora de la reputación. En otros casos, el objetivo es dar cobertura a otro servicio más general que nuestra empresa oferta, prestando una ayuda complementaria al usuario. Aunque con este modelo no se generen ingresos directos, el desarrollo de aplicaciones de marca y servicio produce un rendimiento a medio y largo plazo, en forma de mejoras en la percepción de la marca e intención de compra del usuario.
Apps de pago por descarga
El modelo de negocio más claro, si desarrollamos una aplicación, es la opción de pago por descarga, que genera ingresos directos una vez que el usuario ha instalado la app en su smartphone. El problema de este método es que suele crear insatisfacción en el usuario. La mayoría de apps son gratuitas. Cuando nos piden que realicemos un desembolso, nos creamos unas expectativas muy elevadas que luego no se suelen corresponder con la realidad. Por otro lado, está el inconveniente de que el comprador no puede probar la aplicación antes de adquirirla, lo que genera cierto rechazo. Si vamos a optar por este modelo de negocio, conviene tener en mente estas dos estrategias:
- Precios bajos: La idea aquí es vender. Cuantas más descargas, más beneficios. El precio de estas apps suele ser 0,99€, un importe reducido que asegure un gran volumen de ventas. Sin embargo, el ROI se produce a largo plazo.
- Precios altos: Esta estrategia funciona únicamente si sabemos a ciencia cierta que nuestro público objetivo está dispuesto a pagar una suma elevada por la descarga de la app. Cuanto mayor sea el precio, menor será la cantidad de usuarios que estén dispuestos a pagar.
Apps híbridas
Este es el grupo de aplicaciones más numeroso, con el modelo de negocio más extendido. Se basa en obtener beneficios no por la descarga, sino por monetizar algún aspecto de la app posteriormente. Se puede recurrir a la publicidad, al pago por alguna funcionalidad no incluida en la descarga o a las suscripciones.
- Publicidad: La gran mayoría de las aplicaciones gratuitas insertan algún tipo de publicidad para obtener beneficios en función del número de clics o de impresiones. La pega es que los anuncios suelen molestar a los usuarios. Además de la publicidad, también existe el modelo del patrocinio, por el cual es otra empresa la que paga para que su marca aparezca en la app.
- Pago In-App: A la descarga gratuita le sigue, pasado cierto tiempo, la opción de compra de funcionalidades específicas, como por ejemplo eliminar la publicidad o acceder a contenidos digitales exclusivos. Es una forma bastante rápida de recuperar la inversión inicial; el usuario ya está familiarizado con la app y no le importa pagar por tener un producto mejorado. Es un sistema muy empleado en las aplicaciones de juegos.
- Suscripción: Este modelo de negocio permite descargar la aplicación según el tiempo de uso: quincenal, mensual, etc.
Existen otros medios de retorno de inversión en el mercado de las apps. En algunas, el negocio consiste en recabar información de los usuarios para vender los datos a terceras empresas. En otras se pretende estudiar a la audiencia, a un sector de público determinado, para utilizar ese conocimiento con fines variados (el caso más claro lo tenemos en Facebook). Sea como fuere, y si nos centramos más específicamente en una pyme, lo que debemos pedir a nuestra app para que triunfe es que sea útil. Ningún usuario instalará un software que le moleste con publicidad o que no tenga ninguna función específica y que aporte un valor añadido. Nuestra empresa ha de valerse de la aplicación para solucionar los problemas de nuestro target. Si conseguimos esto, el ROI estará más que asegurado.
Foto: TORLEY