Compraventa de pymes: el mercado de fusiones y adquisiciones

Tras someterse forzosamente a una huelga de hambre, cuando el presupuesto no daba ni para pipas, las pymes han recuperado el apetito y regresan al “supermercado” corporativo con su lista de la compra en la mano. El pez grande suele comerse al pez chico, aunque en el menú de fusiones y adquisiciones pueden aparecer espinas que se atraganten y provoquen cortes de digestión. Adquirir otra entidad fortalece una empresa y aumenta su competitividad. Se trata de una estrategia de crecimiento inorgánico que, si sale bien, permite dar un salto cualitativo y cuantitativo de dimensiones muy relevantes en relación con su propio tamaño. Pero si fracasa, es muy probable que suponga un grave problema financiero y operativo.

De las cajas registradoras de este mercado saltan chispas. Las pymes españolas vuelven a engullir petit suisses, y no sólo para incrementar su envergadura. Si compran una empresa de su sector, están queriendo aumentar su capacidad de producción para seguir engordando sus cifras financieras. De hecho, una de las ventajas que tienen las fusiones y adquisiciones es que la compañía, cuando adquiere otra de su mismo ámbito, ya se encuentra con un negocio «montado», con sus correspondientes instalaciones, un know-how consolidado y una plantilla formada, por lo que no tendría que hacerse con todos los activos.

Pero la entrada en el denominado mercado de M&A (del inglés Mergers and Acquisitions) también puede obedecer a la intención de comenzar una estrategia de internacionalización. Leticia Garín, responsable del área de Investigación de Transactional Track Record (TTR), explica que la compañía asentada en un país necesita salir al exterior para aumentar su capacidad de crecimiento. “Esto es muy habitual entre las pymes españolas”. Garín recuerda que desde que comenzó la crisis en Europa numerosas empresas españolas han optado por adquirir participaciones sociales de compañías extranjeras (muchas en América Latina), para mejorar su posicionamiento y sortear las dificultades económicas que atraviesa el Viejo Continente. Asimismo, las fusiones y adquisiciones pueden constituir una puerta de acceso hacia un nuevo core business. “Si una pyme quiere seguir creciendo en otra área de negocio, la compra de una empresa del sector donde tiene previsto desarrollarse puede ser una buena estrategia”.

La actividad de fusiones y adquisiciones se mide por el volumen de empresas que han sido objeto de una transacción corporativa. “El mercado de M&A creció en España un 30% en 2014 y se espera que en 2015 supere este crecimiento”. Juan López del Alcázar, socio responsable de M&A en el equipo de Transacciones de EY, asegura que las perspectivas para los próximos años son muy buenas, porque la macroeconomía presenta un entorno de inversión atractivo y por la vuelta de la financiación bancaria. Sin embargo, todavía nos encontramos lejos de las cifras récord que el mercado registró durante los años 2006 y 2007. Del Alcázar remarca que los inversores industriales y financieros tienen mucho apetito por la compra de compañías. Y señala que mientras los primeros ven en la adquisición de pymes una oportunidad de acelerar su crecimiento orgánico y de complementar determinadas capacidades que no han sabido desarrollar internamente (penetración en un mercado, determinada línea de producto o servicio…), los segundos, atraídos por las expectativas de crecimiento y estabilidad, ven en las pymes españolas una alternativa de inversión para obtener suculentos retornos a 4-6 años vista.

No sólo mantiene su tendencia positiva, sino que en el segundo trimestre del año el mercado de fusiones y adquisiciones español contabilizó 451 transacciones por valor de 38.038,2 millones de euros, lo que supone aumentos interanuales del 13,9% y del 106,2% respectivamente, según el informe trimestral de TTR, donde se pone de manifiesto que se trata del mejor segundo trimestre de los últimos cuatro años. Los sectores más activos fueron el inmobiliario, el tecnológico, el de internet, el de seguros y el financiero.

Los expertos coinciden en que en España nunca ha habido gangas, ya que el que compró barato se enfrentó a muchos riesgos. Del Alcázar considera que barato o caro son términos relativos que únicamente se pueden explicar a posteriori. Si bien los que se arriesgaron a comprar en 2012 y 2013 y tuvieron éxito, sellaron operaciones muy rentables; muchos inversores perdieron dinero invirtiendo en compañías que tenían proyectos interesantes pero que finalmente suspendieron pagos. En cualquier caso, el socio responsable de M&A en el equipo de Transacciones de EY afirma que, sin lugar a dudas, los inversores que compraron en el periodo 2008-2014 asumieron elevados niveles de incertidumbre que se reflejaron, en mayor o menor medida, en el precio de las transacciones.

 

Comprar para crecer

La compra de compañías es una de las principales estrategias para alcanzar el crecimiento soñado. Garín destaca que el desarrollo empresarial siempre pasa por seguir creciendo y esto se consigue de forma más rápida con un plan de adquisiciones. Pese a que suelan realizarse por grandes empresas que puedan asumir el riesgo financiero y operativo de adquirir otra entidad, y a que muchas veces las pymes no tengan la dimensión ni las capacidades para abordar este tipo de operaciones, Del Alcázar admite que “hay sectores y momentos donde claramente merece la pena acelerar el crecimiento orgánico con compras, fusiones o integraciones”.

Las grandes transacciones regresan al mundo de M&A, lo que invita a pensar que la situación es más halagüeña que la de años anteriores. Las compañías españolas retornan a esta actividad por importes elevados, aunque “parte del grueso de operaciones que se registran procede de empresas medianas y pequeñas que están realizando compras estratégicas para seguir creciendo”, apostilla Garín. Lejos de pensar que se haya abierto un “supermercado”, la responsable de TTR cree que se ha vuelto a la situación de antaño, en la que las adquisiciones eran más habituales.

Ya sea como estrategia de crecimiento o como oportunidad de inversión para conseguir jugosas rentabilidades, las tripas de las empresas suenan de nuevo. Tienen hambre, pero ¿qué debe analizar un empresario si recibe una oferta de compra? Del Alcázar sugiere reflexionar sobre las aspiraciones y plantearse cuestiones como: ¿quiero maximizar el precio de venta y vender el 100%?, ¿prefiero quedarme participando en la siguiente etapa de la compañía?, ¿en mayoría o en minoría? Cada caso es distinto y, antes que nada, “hay que tener muy claras las opciones y expectativas”. De forma paralela, aconseja contar con un asesor de M&A, ya que “son situaciones muy extraordinarias en la vida de una pyme y los asesores están acostumbrados a analizar, gestionar y cerrar este tipo de operaciones”.

Además de contar con los recursos financieros suficientes para realizar la adquisición, antes de operar en el mercado de M&A las pymes deben tener muy presente que si la integración fracasa, la operación pondrá en serio peligro a la empresa compradora. Del Alcázar opina que es sumamente importante realizar un análisis concienzudo sobre el valor que te aportaría la compañía que se va a adquirir, hacer una due diligence muy exhaustiva de la empresa que se quiere comprar y tener muy claro el plan de integración para el día “D+1”. Garín, por su parte, recomienda tener un buen conocimiento del sector en el que opera la compañía que se pretende comprar, conocer qué ha hecho su competencia y ver los valores a los que se producen las operaciones de empresas similares a la que se está planteando realizar una fusión o adquisición.

España gana protagonismo a escala internacional. Las favorables expectativas económicas para el futuro y su enclave geoestratégico como puerta de acceso a Europa no pasan desapercibidos. De hecho, inversores internacionales han creado un fondo de 100 millones de euros para adquirir empresas españolas en declive y reactivarlas. Las compañías objetivo son esencialmente industriales, en ningún caso inmobiliarias ni financieras, con facturaciones que oscilan entre los 30 y los 500 millones de euros. El fondo trata de hacerse con participaciones de control para transformar cada empresa y triplicar su beneficio bruto (Ebitda) en cinco años desde su entrada.

Foto: Fufu Wolf

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