De pronto, el que ayer era tu compañero hoy es tu subordinado. El ascenso profesional es deseado por muchos, pero si no se sabe manejar, puede convertirse en un auténtico problema, incluso más allá de lo laboral: ¿nunca has presenciado cómo una promoción interna pone a prueba la amistad entre compañeros?
¿Te conviene ese ascenso?
El ascenso es sinónimo de progreso, pero ¿es siempre así? Lo primero que se debe hacer es valorar de la forma más objetiva posible si aceptarlo es lo que más conviene. Un análisis en el que se deberá dar respuesta a preguntas como las siguientes:
- ¿Quiero ese puesto? ¿Estoy dispuesto a asumir nuevas y superiores responsabilidades que a buen seguro implican una mayor exigencia y estrés?
- ¿El ascenso favorece mi carrera profesional? ¿Me acerca o aleja de los objetivos marcados?
- ¿Es un puesto que me va a permitir crecer profesionalmente? Todas las organizaciones tienen determinadas posiciones finalistas que bloquean la carrera profesional.
- ¿Estoy preparado para asumirlo? El natural temor frente a la nueva responsabilidad no debe obnubilar este análisis necesario.
- ¿Cómo le fue a la persona que sustituyo? Analizar su trayectoria en el puesto puede arrojar valiosa información.
Seis consejos para tomar la iniciativa
De acuerdo, el ascenso es claramente ventajoso. Una vez aceptado, hay que adaptarse al puesto, y el consejo es actuar con prontitud: “Asumir el nuevo rol en la empresa y comenzar a actuar en consecuencia cuanto antes”. Lo dicen los expertos de Nexian, una red de consultoría de Recursos Humanos que ha resumido en seis recomendaciones la clave para triunfar en tu ascenso sin despertar recelos entre los compañeros:
- Conversa cara a cara con cada uno de los antiguos compañeros. “Es la mejor forma de transmitirles tus nuevas obligaciones y expectativas”. Hay que tener en cuenta que el nuevo puesto puede incluso suponer la supervisión y valoración de su trabajo, por lo que en esta conversación es importante dedicar tiempo a escucharles y aprovechar la antigua relación para construir una nueva dinámica de trabajo, estable y saludable”, explican desde Nexian.
- Enfrenta el reto con seguridad y compromiso. Es frecuente que antiguos compañeros se muestren a la defensiva e incluso hostiles, puede que algunos de ellos consideren una injusticia que la empresa no los haya propuesto a ellos el ascenso. Para contrarrestar este conflicto inicial y evitar que se enquiste, es importante “definir y compartir con el equipo nuevas metas y distribuir objetivos que permitan a cada profesional entender la nueva situación como un reto ilusionante”.
- Aprovecha tus vínculos. No se debe olvidar que el conocimiento personal, de las fortalezas y debilidades de los antiguos compañeros, es una importante ventaja que debe servir para gestionar el equipo y obtener lo mejor de cada uno de ellos. La recomendación es utilizarlo para motivar y reconocer aciertos.
- Construye tu propio estilo de liderazgo. No hay que dejarse arrollar por dinámicas pasadas y establecer un marco de relación acorde con nuestro modelo. En lo personal conviene estar atentos a nuestro comportamiento, por ejemplo, para cuidarnos de hacer grandes cambios en cómo veníamos comportándonos: “Si antes los lunes comentábamos el partido o la escapada de fin de semana, ahora no sería natural levantar un muro entre tus antiguos compañeros y tú. Demuestra seguridad, positivismo, compromiso y confianza en el equipo”.
- No abuses de tu poder y autoridad. De la amistad a la enemistad solo hay un paso, tanto ellos como tú lo sabéis. Es muy importante mostrar sencillez y humildad en el trato con el equipo. Cuando creas que puedes perder los papeles, “recuerda que tú también fuiste un subordinado, y que todos los puestos tienen su periodo de prueba”. No serías el primero en volver a tu antigua posición.
- Protege la relación jefe-empleado. Los puestos de responsabilidad exigen cierta actitud y coherencia institucional, nada resulta más infantil que la crítica y la queja continua de un ejecutivo sobre su propia empresa. Es importante mostrar neutralidad en los comentarios y coherencia en los actos con la postura empresarial. Una actitud que, por desgracia, genera tensiones en las relaciones personales: “Ahora será necesario diferenciar bien entre la amistad y la relación de trabajo”.
Cómo asimilar que tú no has sido el elegido
En Nexian creen que todo es más fácil cuando se analizan las dos caras de una misma moneda: ¿qué pasa si en esta ocasión no se te ha ofrecido a ti el ascenso? “Puede ser muy frustrante, pero hay que aprender a manejar correctamente esta situación e incluso utilizarla a nuestro favor”. Para gestionar de forma constructiva este desencuentro, la consultora de recursos humanos propone:
- Revisa cómo se asciende en la empresa. Para entender el porqué de las decisiones de la empresa, es importante ponerse en su piel. Analiza los méritos de aquellos que han ascendido y compara sus cualidades con las tuyas, identifica quiénes han promovido estos ascensos y qué resultados busca la empresa.
- Quizá sea incómodo, pero pregunta. “La información ayuda a entender las decisiones, saber por qué fallamos o entender que ha llegado el momento de dar por finalizada una etapa profesional”. Difícil explicarse con más claridad.
- Desarrolla tu estrategia para redefinir tu futuro. Y para poner en valor este análisis, la información recabada debe volcarse en un plan de actuación acorde con las políticas de promoción de la compañía y la red de apoyo que seas capaz de tejer. “Olvídate de los celos profesionales, busca un mentor y aprovecha la situación para cambiar tu actitud personal, de modo que puedas enfocar correctamente tu profesión y mantener unas relaciones sanas y abiertas con jefes y compañeros”, recomiendan desde Nexian.