Cómo repartir las acciones entre los socios cuando creas una ‘startup’

Cuando uno monta una empresa con socios, se suele enfrentar a grandes retos iniciales: ¿Qué valoración dar a la compañía? ¿Cómo distribuir el pastel, es decir, cómo repartir las acciones entre los socios? Seguramente, para responder a la primera pregunta, hay más literatura al respecto, en especial si la empresa tiene algo de trayectoria y se puede aplicar algún método de valoración más estándar. Pero la segunda es más compleja, porque entran en acción parámetros más intangibles: ¿cuánto valor aporto yo como persona a la compañía y cuánto va a trabajar cada uno para sacar adelante el proyecto? Con lo cual surgen temas de egos que son siempre los más complicados de gestionar.

Lo habitual es que todo proyecto empresarial se inicie con un grupo reducido de personas (normalmente entre una y cuatro), que empiezan a dar forma a una idea y quieren ponerla en marcha, pero pronto se dan cuenta de que les faltan recursos, que necesitan más socios y buscan cómo darles entrada. En mi opinión, la clave para conseguir incorporar a alguien al proyecto es:

  1. Entender bien qué aporta al proyecto, para qué le necesitas y durante cuánto tiempo.
  2. Comprender qué quiere él a cambio, ya que puede ir desde un mero interés económico a la pura contribución, pasando por la motivación de la idea o el equipo.

En función de ello, se trata de encontrar un encaje entre ambos puntos. De todos modos, al ser una cuestión compleja, creo que es necesario hacer la siguiente distinción:

Lógicamente, estos roles se pueden solapar y además ir cambiando a lo largo del tiempo, por ejemplo, cuando entre varios socios montamos Bubok, yo era además de fundador e inversor, un empleado de la compañía; pasados unos años dejé el día a día y estuve un tiempo asesorando; y a día de hoy me comporto como un mero inversor que va una vez al año a la Junta general de accionistas. Así que, cuando hagas ese reparto, piensa en el largo plazo, déjate asesorar por personas que tengan experiencia en casos similares, y sobre todo al principio negocia como enemigo para luego poder trabajar como amigos. Y, aunque sea proverbial, cuanto más claras  y por escrito queden las cosas al principio, mucho mejor.

 

Exit mobile version