Cuando una empresa tiene dificultades para afrontar la devolución de un crédito o de un préstamo bancario, puede intentar acordar con el banco su refinanciación. Básicamente es un proceso que consiste en sustituir los créditos o préstamos en vigor por otros con un plazo de devolución mayor, los cuales permitan a la empresa equilibrar su liquidez y atender sus obligaciones de pago. Recientemente el diario ABC informaba que las siete principales entidades financieras españolas (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell, Popular y Bankinter), en su conjunto, tenían refinanciados créditos no morosos (sanos o con indicios de futuros problemas de impago) por importe de 80.070 millones de euros. Desde fuentes bancarias, la refinanciación se considera “un apoyo a la economía real y al tejido productivo”, de tal modo que de no hacerse más empresas se verían obligadas a cerrar sus negocios.
Lo cierto es que lograr la refinanciación parece más sencillo para las grandes empresas que para las pymes, fundamentalmente por el mayor volumen de crédito que suele concederse a las primeras, el cual, de resultar impagado, puede suponer un gran agujero en la cuenta de pérdidas y ganancias de la entidad financiera prestamista. Como decía Keynes, “si te debo una libra, tengo un problema, pero si te debo un millón, el problema es tuyo”.
Sin embargo, una pyme también puede intentar, en caso de verse necesitada, refinanciar su deuda bancaria, para lo cual es importante que el banco considere que su proyecto es viable, a pesar de las tensiones de liquidez, y que la empresa respete un protocolo de actuación que tenga en cuenta las pautas siguientes:
Evitar prácticas contables o fiscales incorrectas
En un proceso de refinanciación es el momento de presentar los datos económicos y financieros de la empresa del mejor modo posible, evitando prácticas contables o fiscales inadecuadas que lleven al banco a desconfiar de su veracidad. Si siempre que se negocia con un banco es importante presentar información transparente y verídica, en un proceso de refinanciación lo es todavía más.
Concretar y priorizar los objetivos a alcanzar
Cuando una empresa se encuentra con la necesidad de refinanciar los préstamos y créditos bancarios es porque seguramente le asaltan varios problemas a la vez. En esta situación de crisis es necesario concretar y priorizar los objetivos a alcanzar, porque seguramente no se podrán lograr todos (refinanciar, mantener los salarios, etcétera). De este modo, puede que la refinanciación de la deuda se logre a costa de reducir los salarios de los trabajadores o inclusive la propia plantilla.
Establecer contacto permanente con el interlocutor bancario
En estas situaciones y hasta que se cierre el nuevo acuerdo, tanto el contacto como el flujo de información entre banco y empresa debe ser continuo. Desde la empresa, se han de informar con antelación y coordinar con el banco los distintos planes que se emprendan.
Demostrar al banco la viabilidad del proyecto empresarial
Lo normal es que el banco solicite a la empresa un plan de negocio que evalúe los riesgos a los que se enfrenta ésta y que defina un modelo de financiación sólido y factible que sirva como base de negociación. Si hablamos sobre temas concretos, se habrán de realizar proyecciones de ingresos, gastos, cobros y pagos, así como de la evolución de activos y pasivos que refuercen la estructura financiera de la compañía. Por ejemplo, se pueden plantear desinversiones de elementos del activo que no sean estratégicos o limitaciones al reparto de dividendos durante un período de tiempo. La verdad es que no se trata solo de demostrar al banco la viabilidad del negocio, sino a la propia empresa, puesto que, si esta no es viable, refinanciar la deuda lo único que puede hacer es agrandar el problema.
Estar dispuestos a aportar nuevas garantías
La refinanciación es posible que lleve aparejada la necesidad de aportar nuevos avales o garantías que respalden la devolución del dinero. Incluso puede ser necesario que dichas garantías sean de tipo personal, donde la deuda se asegure con el patrimonio global de la empresa o de un tercero vinculado a ella, normalmente alguno de sus socios.
Negociar nuevos plazos de amortización y precios
El objetivo final del proceso será negociar nuevos plazos que permitan equilibrar la liquidez, inclusive con periodos de carencia en el pago de intereses o en la devolución del principal (o en ambos casos) que ayuden a conseguirlo. A cambio, la refinanciación puede traer un aumento de la carga financiera total, aunque con la coyuntura de bajos tipos de interés que vivimos actualmente, es previsible que el aumento no sea muy significativo.
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