Cómo puede una pyme mejorar el acceso a la financiación ajena

Cuando una empresa busca financiación ajena, lo que persigue es obtener recursos monetarios para financiar las inversiones que le permitan lograr rentabilidad, al mismo tiempo que se garantiza la liquidez. En este sentido, la proposición anterior recoge una serie de aspectos fundamentales para una empresa sobre los que creo que merece la pena profundizar un poco.

En primer lugar, los recursos monetarios que se soliciten deben ser adecuados en cuanto a su cuantía, coste y plazo. Por su parte, las inversiones se han de considerar en un sentido amplio, es decir, cualquier colocación de dinero por parte de la empresa, ya lo haga de un modo temporal o de forma permanente. La rentabilidad se puede entender de distintas maneras en función del contexto en el que se desenvuelva la compañía, a mí me parece oportuno contemplarla como maximización del valor de la empresa para sus propietarios. Por último, la liquidez supone adecuar los plazos de las inversiones y de aquellos recursos que las financian, de tal modo que se genere el dinero necesario para afrontar las devoluciones de fondos, una vez que lleguen sus vencimientos.

A pesar de que existan diferencias en la dimensión de los recursos manejados, la complejidad de las inversiones realizadas o el modo de valorar la empresa, los elementos anteriores son compartidos tanto por las grandes compañías como por las pymes a la hora de pedir financiación. Pues bien, con esta perspectiva en mente, la cuestión que me interesa considerar ahora es cómo se puede mejorar el acceso de una pequeña o mediana empresa a la financiación ajena.

 

Capacidad de endeudamiento y estrategias de financiación

Lo primero a tener en cuenta es que debes buscar en tu empresa un equilibro entre financiación propia y ajena, el cual estará influido, entre otras circunstancias, por tu capacidad de endeudamiento y por tus estrategias de financiación. A veces te encontrarás con que no puedes aumentar la deuda aunque lo desees, sobre todo si tu empresa es de reciente creación, muy pequeña o no cuentas con garantías suficientes para avalar los fondos que solicitas.

 

Mostrar visibilidad de solvencia

Para un financiador lo más importante es la seguridad de que le devolverás los fondos que te presta, de ahí que debas tratar de disipar las dudas que pueda tener sobre tu solvencia. Piensa que, desde su perspectiva, cada cliente es un moroso en potencia y con esa mentalidad hay que lidiar. En este sentido, es fundamental que aportes los datos que sean necesarios sobre tu empresa (financieros, de estructura jurídica, de obligaciones fiscales, etcétera) actualizados, convenientemente organizados y en el plazo adecuado. De la cantidad y calidad de la información que aportes dependerá en gran medida que te conceda el dinero.

 

Transmitir con claridad el destino de los fondos

Siempre que acudas a una entidad solicitándole financiación debes transmitir con claridad el destino de los fondos. Para ello has de ser capaz de contestar a las tres preguntas siguientes:

A la primera pregunta debes contestar en función de la previsión de necesidades financieras que realices a partir de tus presupuestos. La segunda implica especificar importe, plazo y tipo de producto financiero que vas a solicitar (préstamo, crédito, arrendamiento financiero, etcétera). En función de cuál sea tu necesidad existe un producto u otro adecuado (por ejemplo, si lo que buscas es un producto que cubra los desfases entre cobros y pagos, puedes solicitar una cuenta de crédito). Por su parte, para ver cómo devuelves el dinero, habrás de analizar la estructura de tu cuenta de pérdidas y ganancias y de los flujos de caja que de ella se derivan, los cuales deben permitirte afrontar los vencimientos de la financiación.

 

Cuidar los plazos de petición

No deseo finalizar este post sin transmitirte la importancia de informar con antelación a la entidad financiera de tus planes y coordinarlos con ella. Tu excesiva prisa al solicitar fondos puede indicar falta de planificación o problemas para conseguir financiación ajena. Además, el financiador necesita tiempo para analizar y asimilar la información que recopile sobre tu empresa, molestándole, sobre todo, las solicitudes a última hora de las operaciones más significativas.

Foto: pixabay

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