En Internet no hay horarios. Ni vacaciones. En la mayoría de los casos, tampoco hay tiempo para una segunda impresión. Los usuarios se quedan con lo primero que ven de nuestra empresa, la web. Si el rendimiento del site es malo, estaremos perdiendo oportunidades reales de negocio.
La velocidad de carga de una web influye directamente en el posicionamiento. Esto quiere decir, ni más ni menos, que Google penaliza a las páginas más lentas, otorgándolas puestos más bajos en el ranking de resultados de búsqueda.
Pero si mala es la penalización de Google, peor es la de los usuarios. Las páginas de carga lenta pierden aproximadamente un 20% del tráfico que ganarían estando plenamente optimizadas. Esto ya es negativo en el caso de una web corporativa, pero para una tienda online es aún peor.
La velocidad de carga depende del contenido de la página. Para conseguir una visualización rápida, necesitamos que nuestra página esté equilibrada. ¿Qué queremos decir con esto? Bien, lo primero que hemos de hacer es comprobar la rapidez de nuestra web. Para ello usaremos herramientas como Google PageSpeed Insights o Pingdom Website Speed Test, que nos darán una primera información sobre el rendimiento del sitio.
Existen una serie de puntos básicos para que nuestro contenido se visualice correctamente. El primero, evitar los redireccionamientos, que pueden provocar que el camino hacia la página de destino sea interminable (o directamente imposible). Esto es algo que nos ahorraríamos teniendo un diseño web adaptable.
El segundo, priorizar el contenido de la mitad superior de la página sobre el resto, ya que es lo primero que ve el usuario. Si limitamos el tamaño de los datos de esta sección, la página cargará más rápido.
En tercer lugar, necesitamos que la respuesta del servidor sea la adecuada. Debemos reducir el tiempo que éste tarda en cargar el código HTML, necesario para mostrar la página.
Después de analizar los puntos básicos para la visualización de la página, toca centrarse en los fallos ‘secundarios’ más comunes, que hacen que nuestra web se ralentice. Para mejorar el rendimiento del site tendremos que prestar atención a estos elementos:
- JavaScript / CSS. El famoso lenguaje de programación Javascript permite crear determinadas acciones en una página web, que los navegadores han de interpretar. El problema surge cuando este código ralentiza la carga, ya que el contenido queda bloqueado y no se puede visualizar rápidamente. Algo parecido sucede con algunos archivos CSS externos, que los navegadores pueden bloquear antes de que apliquen formatos al contenido de la pantalla.
- Optimización de imágenes. ¿Sabías que las imágenes son los archivos que más ancho de banda consumen al cargar la página? Para que nuestra web se visualice correctamente desde cualquier dispositivo, debemos optimizar las fotografías, comprimirlas para reducir su tamaño.
- Especificar caché de navegador. La memoria de acceso rápido (caché) es capaz de guardar temporalmente los datos de navegación recientes. Si se almacenan ahí los recursos estáticos de visitas recurrentes, ahorraremos mucho tiempo de carga para la página.
- Habilitar compresión. La compresión de archivos en el servidor web es una medida bastante eficaz para aumentar la velocidad de carga de un site. Al comprimir los recursos antes de su descarga (antes de que el usuario visite una página), fomentaremos la velocidad del envío.
Algunos de estos pequeños trucos se pueden llevar a cabo en el día a día del mantenimiento que hagamos de la página como usuarios (comprimir imágenes, por ejemplo). Otros, sin embargo, tendrán que ser implementados por desarrolladores. Sea como fuere, estos puntos nos indican que no podemos mantenernos ajenos al rendimiento de nuestra web, porque de ella dependen buena parte de nuestros ingresos en línea. Una página web lenta no cumple con su cometido principal: estar siempre disponible para atender a posibles clientes y generar oportunidades de negocio.
Foto: frankieleon