Para saber si tenemos espíritu emprendedor y cómo mantenerlo o desarrollarlo de la manera correcta para triunfar en el mundo empresarial, lo primero es saber identificarlo. De acuerdo con James A.F. Stoner, autor del libro “Administración”, tomar una idea e inventar una organización para llevarla a cabo es tener espíritu de emprendedor. El espíritu del emprendedor no es la administración de empresas, no se trata de la gestión, se trata de iniciar cambios, de seguir ese instinto de crear algo nuevo.
El hecho de iniciar un proyecto y perseguir una idea sin importar el riesgo que supone es lo que se conoce como espíritu emprendedor. Sin embargo, existen diferentes elementos que pueden hacer que ese espíritu se tambalee: factores económicos que amenacen el desarrollo de la idea, cambio de proyecto por la mala receptividad del público, dificultades para sacarlo adelante y poca motivación. La verdad es que es difícil mantener la pasión, el positivismo, la ambición y el liderazgo en un terreno tan competitivo y complejo como es el emprendimiento. Por todo ello:
- No pierdas el foco: Una de las claves para mantener el espíritu emprendedor es volver a los inicios, recordar las metas iniciales y no perderlas de vista. Es muy posible que, durante el viaje de emprender, el plan de acción cambie por alguna de las razones antes expuestas, pero si mantenemos claras nuestras metas en todo momento y recordamos las razones por las cuales iniciamos este camino, el espíritu ambicioso, esa chispa de innovación, no se perderá.
- Pide ayuda: Siempre que sintamos que el espíritu se desvanece, porque la idea no está resultando como esperábamos, es recomendable buscar asesoría de expertos para los temas más complicados.
- Cuidado con la negatividad: Otro de los factores que nos pueden hacer perder esa chispa son las personas negativas que nos derrumban una idea sin conocer todos los factores. Como emprendedores, nuestra tarea es comprobar la viabilidad de nuestra idea, hacer nuestros deberes y saber cómo llevarla a cabo. Si prestamos atención a todos los que nos dicen “eso no va a funcionar”, en algún momento acabaremos creyéndolo y perdiendo ese foco que nos impulsa.
- Pensamiento positivo: Debemos concentrarnos en nuestras metas, en nuestras ganas de generar cambios y seguir nuestro instinto. Es muy fácil, en un ambiente de tiburones empresariales, perder el ánimo y dejarse absorber por lo negativo. Hay que esforzarse por mantener el pensamiento positivo, esa capacidad de ver una oportunidad en medio de una crisis. Las personas que solo se centran en la mirada pesimista difícilmente logran alcanzar ideas creativas y obtener el impulso (y el valor) para llevarlas a cabo. Siempre es más fácil caer en las quejas o dejarse llevar por el estrés de una nueva aventura de negocios, pero cuando logramos cambiar la mentalidad y asumirlo como un reto, el espíritu prevalece y motiva. El que no arriesga no gana.
- Constancia: Emprender requiere mucho más tiempo que simplemente obedecer. Para emprender con éxito es necesario estar bien organizado y dedicarle el tiempo que amerita. Al final, el fruto del propio esfuerzo es lo que va a mantenerte motivado a lo largo de tu aventura.
- Mantente sano: El ritmo de trabajo del emprendedor es muy diferente al de un trabajador por cuenta ajena. Dedicamos más horas, más energía y más esfuerzo a sacar adelante una idea. Muchas veces olvidamos comer bien, dormir bien y darnos descansos reparadores, y estos descuidos influyen en nuestro rendimiento y motivación. Si estás cansado, enfermo y bajo de energía, es más probable que el estrés tome protagonismo y se pierda el impulso con el que iniciaste el proyecto. Trabaja en gestionar el estrés y aumentar tu energía para mantener el espíritu vivo.
Si un hombre tiene talento y no lo usa, ha fracasado; si tiene varios talentos y usa sólo una parte, ha fracasado parcialmente; si sólo tiene un talento y le saca provecho, gloriosamente ha triunfado y tendrá una satisfacción que muy pocos conocen. Thomas Wolfe.
Foto: Gisela Giardino