Un millón de trabajadores no acuden a diario a sus puestos, aunque no siempre de forma injustificada. Cada año se pierden 221 millones de días de trabajo. El absentismo es un problema relevante, que resta la competitividad de las empresas y lastra el crecimiento económico de España entre un 5% y un 6%. Se trata de un fenómeno anticíclico y poliédrico, que mejora en la época de vacas flacas y empeora en los periodos de bonanza. En aras de elaborar una guía práctica de gestión de absentismo, un grupo de grandes empresas ha participado, bajo la coordinación de Asepeyo, en una publicación que analiza las principales causas, y estructura una propuesta de abordaje de esta problemática. Ricardo Alfaro, director de Operaciones de Asepeyo, asegura que “no es normal que el absentismo crezca el triple que la afiliación”, y sugiere luchar para solucionarlo entre empresas, patronal y sindicatos.
¿Cuáles son las claves para gestionar el absentismo?
Lo primero que hay que hacer es un proceso de check in, de control, de analizar los motivos. La mutua de accidentes de trabajo y contingencias comunes debe ayudar en el seguimiento. Además, la empresa -en un ejercicio de responsabilidad- se tendría que interesar por la salud de sus trabajadores y hacerles preguntas a la hora de la reincorporarlos para saber qué ha pasado y ver cómo pueden evitar que determinadas situaciones se vuelvan a repetir. Con esa actitud todos ganan, ya que también se puede conseguir que el trabajador se sienta más vinculado con la compañía.
Los índices que sufren algunas empresas superan con creces a los de otras. ¿A qué se debe?
Cuando una empresa presenta índices patológicos de absentismo -por encima de la media del sector- normalmente tiene problemas internos relacionados con la carga de trabajo, con el management, con la gestión de mandos intermedios, con el clima laboral… Si se quiere afrontar de forma responsable este problema, hay que indagar en las causas y establecer un plan que incluya un compromiso de la alta dirección, el establecimiento de unas líneas de actuación, unos indicadores y un cuadro de mando para realizar un seguimiento.
¿Por qué soportan las pymes menores niveles de absentismo?
El empresario de una pyme conoce mejor a sus empleados. En las grandes compañías, los departamentos de recursos humanos se centran en la contratación necesaria para hacer frente al desarrollo del negocio, y no en la gestión y control de los procesos de bajas. Cuanto menor es el número de trabajadores, mayor es la facilidad para controlar los procesos. Si la empresa está creciendo, los directores de RR.HH. intentan cumplir con los objetivos de expansión, lo que causa una cierta relajación a la hora de controlar esos procesos de incapacidad temporal.
El absentismo ha aumentado un 12,48% con la recuperación de la economía española
El absentismo acostumbra a ser anticíclico con la economía. Cuando la coyuntura empeora, el absentismo mejora, y viceversa. Más actividad significa más empleo; más empleo significa más trabajadores en sus puestos de trabajo y más trabajadores en sus puestos de trabajo significa mayor riesgo de ponerse enfermos. Entre junio de 2014 y junio de 2015, las bajas médicas tuvieron un crecimiento de dos dígitos (12,4%), más del triple que el volumen de afiliación a la Seguridad Social (3,75%). En época de bonanza económica crece mucho más el absentismo que la afiliación.
¿Se ha perdido en España el miedo a ser despedido?
No se puede generalizar. El absentismo que sufren las grandes empresas es un 27% superior. El tamaño sí importa. En el absentismo hay dos indicadores clave: la duración y la reincidencia. Es más preocupante una persona que se coge diez bajas de tres días que otra que se coge una baja de tres meses. El 5% de la plantilla se coge más del 30% de las bajas. Son pocos los que han perdido el miedo a ser despedidos (de media, un 5%).
¿Hasta qué punto es esencial la gestión del absentismo para la competitividad de una empresa?
El absentismo es uno de los factores fundamentales para la productividad, vital para ser competitivos. Cuando una persona falta a su puesto de trabajo, el empresario tiene que pagar la cotización social, contratar a otro empleado para sustituirle, abonar el complemento salarial y asumir los costes de ineficiencia (los recién incorporados no hacen las cosas con la misma calidad).
Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CC.OO, aseguraba que “no hay un problema de absentismo laboral tan serio como dice la CEOE”.
Los empresarios son los que tienen que abonar los complementos salariales de las personas que no acuden a sus puestos de trabajo. Las compañías deben hacer frente a los procesos de incapacitación. Si se pone el énfasis en la faceta peyorativa del absentismo, Toxo tiene razón, porque parece que penalizamos a cualquier trabajador, y uno puede estar de baja por un proceso oncológico o crónico, o por una lesión importante. Estamos convirtiendo el 5% más injustificado en la norma, y no es verdad. El 95% de los trabajadores de este país cuando dicen que están enfermos, están enfermos. Cuando un trabajador está de baja por enfermedad, hay que poner a su alcance todas las herramientas para cuidarle. Pero cuando un empleado no está enfermo, debe incorporarse lo antes posible. Ni sindicatos ni patronal deberían de tener ideas diferentes.
Juan Rosell, presidente de la CEOE, cree que se necesitan cambios en la gestión de la incapacidad temporal, y no ve lógico que en España haya un millón de incapacitados…
España tiene un problema por la dicotomía que existe entre la Administración que paga y la que gestiona. En las bajas por contingencias comunes, que son la gran mayoría, la concesión la realiza el médico del servicio público, pero el proceso de baja lo paga la mutua colaboradora de la Seguridad Social o el INS -si no tienes la cobertura de ninguna mutua. La mutua colaboradora y el INS dependen del Estado. Sin embargo, los servicios públicos dependen de cada autonomía. Las repercusiones de dar una baja médica las asume el Estado a través de la contabilidad de la Seguridad Social. Esto hace que el sistema no funcione. Muchas veces vamos a la jerga de “coger la baja”, cuando la baja no se coge, te la da un servicio público.
¿Considera que el sistema de prestaciones y coberturas de la Seguridad Social es demasiado generoso?
No. Debemos estar muy orgullosos de la cobertura sanitaria y de la prestacional. Sí hay cierta correlación entre absentismo por contingencia común y los complementos salariales de incapacidad temporal por parte de los convenios. Las confederaciones empresariales y sindicales han pactado y tienen que atenerse a las consecuencias.
¿Cuáles son las causas más comunes de absentismo?
Dentro del absentismo por enfermedad común, las diez patologías mayoritarias agrupan el 60% de los procesos. La enfermedad que mayor número de bajas provoca es la gripe -y las patologías asociadas a las vías aéreas (constipados)-, pero también es la que menos duración media presenta (seis días). Después, las enfermedades lumbares, que tienen una duración media de cincuenta y siete días. Las patologías relacionadas con el aparato digestivo presentan una duración media de veinticuatro días. Las psiquiátricas y psicológicas son las cuartas en número de procesos, pero conllevan noventa días de baja, de media.
¿Cómo valora la Ley de Mutuas?
Ha regularizado el sector, pero probablemente ha incidido demasiado en la publicitación. Ha intentado contentar a tanta gente que no ha contentado a nadie.
Foto: Lisa Brewster