Hablar de Innovación (así, con mayúsculas) es hablar de empresas que han apostado por agregar un valor diferencial, una novedad anticipada, bien a su gestión organizacional o a sus productos, sus procesos, sus estructuras, etc. con una clara orientación al logro de un beneficio económico en última instancia. Es hablar de un elemento del core que determina la supervivencia de las mismas. Sin embargo, aún son muchas (la mayoría) las que no han entrado en el que podemos llamar “Círculo de la Innovación”. Múltiples y variados son los factores, y muy difícil la labor de abrir este Círculo e incorporar cada vez mayor número de empresas al mismo. Se trata de un reto “macro”, en tanto que es responsabilidad de las administraciones y de los principales agentes que actúan en el Sistema de Innovación y de Ciencia y Tecnología, pero también lo es “micro”, ya que la percepción de lejanía que tienen sobre todo las pymes, ha de acortarse con actuaciones provenientes de todos los que de una u otra forma podríamos tener un contacto con ellas, incluso como ciudadanos, en ámbitos más particulares como el de escribir en un blog, contar la experiencia de otros, incorporar actitudes que fomenten la creatividad en nuestros propios hijos, etc.
Este Circulo de la Innovación se visualiza claramente con las cifras que año tras año se manejan. Tomemos como ejemplo la Encuesta de Innovación en Empresas que anualmente realiza el INE (Instituto Nacional de Estadística): en 2011 el porcentaje de empresas innovadoras en España representaba el 16,57% del total de las empresas existentes. ¿Qué ocurre con el 83% de empresas restantes? ¿Por qué no innovan? Como decía antes, seguramente influyan numerosos factores, algunos tristemente arraigados en nuestro país y de espectros tan amplios como puedan ser políticos, económicos, culturales o educativos.
Pero desde nuestros ámbitos específicos, desde nuestras áreas particulares de actuación podemos intentar atraer a las empresas no innovadoras al Círculo. Para empezar, respondamos a cinco sencillas preguntas que se cuestionarían las pymes en una primera aproximación.
¿Por qué es necesario innovar?
En un entorno como el que nos encontramos, cada vez más global y competitivo, las empresas que crecerán son las que incorporen la Innovación en sus estructuras de gestión, en sus procesos de producción, en sus estrategias de venta… La Innovación tiene un fin económico, ha de perseguir un objetivo de negocio, de mejora competitiva, no se innova por innovar, ni es una simple herramienta de gestión, se ha de tratar desde el inicio como un elemento vertebrador de la organización. Y las empresas que se lo propongan pueden conseguirlo.
¿Y cómo pueden hacerlo?
Si la concienciación de la empresa en que ha de ir de la mano de la Innovación está superada, deberá tener claro también que se trata de un proceso complicado pero no imposible. Innovar, investigar, requiere una masa crítica en recursos financieros, humanos y materiales, que normalmente se separa del negocio fundamental al que se deben las empresas. Y es aquí donde entra en juego una de las claves principales para que las pymes entren en el Círculo: la cooperación y la colaboración. Gestionar la Innovación de forma abierta es cooperar con otros agentes, empresas y organizaciones, disponer de aliados que les ayuden a gestionar el conocimiento para sacar adelante proyectos de estrategia y de I+D. Los Centros Tecnológicos son un ejemplo claro de la Innovación Abierta, ya que ponen a disposición de las empresas un gran volumen de recursos humanos, financieros y materiales, y actúan como sus socios estratégicos, contribuyendo a satisfacer sus necesidades de Investigación, Desarrollo e Innovación para incrementar su oferta de productos y servicios el mercado. Estos organismos de investigación son los que mejor hablan el lenguaje de la empresa, ya que su orientación al mercado les facilita la identificación de objetivos. Ofrecen Innovación mejorando la eficiencia de la inversión de las empresas, ya que presentan la ventaja de tener la capacidad de rentabilizar las actividades de I+D+I iniciadas redireccionando sinergias al logro de nuevos resultados.
¿Dónde se encuentran?
En prácticamente todas las Comunidades Autónomas existen Centros Tecnológicos que atienden las necesidades de las empresas en la práctica totalidad de sectores industriales: biotecnología, salud, textil, mueble, automoción, químico, construcción, transporte, medio ambiente, energía, tecnologías de la información (TI), agroalimentación, cerámica, etc. Una forma de acceder a ellos es contactar con la red nacional www.fedit.com, donde podrán orientar a cualquier pyme en la identificación de los más idóneos para su perfil.
¿Pero, cómo podré afrontar el gasto en Innovación?
En primer lugar, hay que dejar claro que la Innovación no es un gasto, sino que se trata de una inversión que generará retornos a medio y largo plazo para la empresa en forma de mejoras en su competitividad y resultados finales. Está claro que será necesario disponer de un capital para invertir en Innovación pero, de nuevo, practicar la Innovación Abierta y contar con aliados puede ayudar a optimizar de la mejor forma la inversión, su experiencia y know how con otras empresas les facilita esta tarea. Además, los Centros disponen de infraestructura suficiente para identificar tanto a entidades públicas o privadas que apoyan la I+D+I como a gestionar los diversos programas y convocatorias de financiación que por parte de las administraciones autonómicas, central e internacionales (estas últimas cada vez de forma más relevante) se ponen en marcha periódicamente.
En resumen, empresa: aventúrate e indaga. Segundo, cuenta con los mejores aliados en el proceso de acercarte a la Innovación, los tienes cerca y pueden ayudarte de verdad. Y tercero, pierde el miedo a equivocarte: no estará exento de riesgos tu camino, pero podrás aprender de los errores y al final de la senda estarás más cerca del éxito, de entrar en el Círculo de la Innovación.
Foto @Sudhamshu, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0