A pesar de las pérdidas incalculables causadas por el Covid-19, el virus también ha dejado algunas cosas buenas, particularmente en la transformación digital a que ha forzado a las empresas y al impulso al comercio electrónico en la región.
Apenas en noviembre de 2019 se hablaba que en Colombia el 6.8% de las ventas correspondían al comercio electrónico y si se entraba a un centro comercial, -hace tres años-, probablemente solo el 20% de las tiendas dirían que tenían presencia en Internet, actualmente el 90% de las mismas mira la red con otros ojos.
El comercio electrónico que antes de la pandemia parecía tener un futuro brillante, pero distante, se ha convertido en la principal fuerza de ventas de innumerables empresas pequeñas que sufren los rigores de las cuarentenas. Además los consumidores están cambiando sus hábitos de consumo.
Con un crecimiento del 300% en América Latina, el comercio electrónico se ha diversificado y para mayo, en países como Colombia, las categorías que presentaban mayor crecimiento eran deportes (85,6%), retail (52,9%) y salud (38,2%).
Colombia, la gran apuesta en la región
Y es que el caso colombiano es uno de los más promisorios de la región, según la firma analista Blacksip, para 2021, se espera que las ventas en línea del mercado local superen los US$10.000 millones, despuntando sobre Argentina y muy cercano en tamaño al del mercado mexicano.
Pero claro, esta aceleración del ecommerce es global y no solo en los países en desarrollo, incluso en Estados Unidos la industria vinícola demoró diez años en pasar del 5 al 16%, pero tras el Covid-19, y en solo ocho semanas, pasó del 16 al 27%.
En otras palabras, el comercio electrónico no sólo está creciendo, también está generando nuevos modelos de negocios (el fenómeno de Rappi por ejemplo) y conquistando nuevos nichos de mercado.
Pero la gran pregunta es, ¿tras la pandemia qué pasará?
Al respecto hay posiciones divididas, todos creen que el comercio electrónico se transformará, pero no sé sabe cuánto. Por ejemplo, Dan Schulman, el Ceo de PayPal dijo que no creía que hubiera marcha atrás.
En Europa, la forma analista Deloitte concuerda y afirma que el coronavirus cambiará permanentemente la postura y el volumen de transacciones del comercio electrónico.
En el continente asiático confirman que el ecomerce, más que nunca, es el futuro de la región y se debe fortalecer.
Una apuesta de largo plazo
Además, el virus no desaparecerá de un día para otro, será un proceso largo de vacunación, tratamientos y rebrotes. Solo el proceso de inmunidad natural tomará alrededor de dos años y eso en términos de mercado es una eternidad.
Por ello, es lógico suponer que las ventajas sanitarias, al evitar el contacto físico, propias del ecommerce sigan impulsando su crecimiento. Esto sumado a la popularización de otras tecnologías y al crecimiento en la penetración de Internet.
En resumen, triste e irónicamente todo parece indicar que el Covid-19 fue lo mejor que le pudo pasar al comercio electrónico.