Feos, ortopédicos, incómodos… Aunque el debate sobre su obligatoriedad en la ciudad está en la calle, lo cierto es que hasta ahora el diseño de los cascos de bicicleta no contribuía a atraer a la causa. Fue lo que pensaron dos amigos que decidieron impulsar su uso con una innovadora idea: un casco formado por tres piezas que se pliegan de forma telescópica hasta reducir su volumen más de un 50 por ciento y quedar plano como un libro, con lo cual una vez nos bajamos de la bici, podemos guardarlo fácilmente. Además, sus fundas intercambiables en una mezcla de algodón y poliéster permiten ir a la última o combinarlo con la indumentaria que llevemos (de cuadros escoceses, vaquero…) e incluso existen dos estilos de sombrero diferentes: flatcap y duckbill.
Pero es que además su innovador diseño le permite absorber mejor los impactos y lo hace más seguro. Para ello han contado con la tecnología y el asesoramiento de los expertos del Instituto de Biomecánica de Valencia.
¿Qué más se puede pedir? Sin duda, la de Rafa Cerdá y Carlos Ferrando, dos ingenieros industriales con formación ampliada en áreas de marketing y gestión de empresas, fue una gran idea que ahora, después de dos años y medio luchando por ella, puede convertirse en el regalo estrella de estas navidades.
Carlos Ferrando nos da las claves de su empresa, Closca, en esta breve entrevista:
– Para sacar adelante el proyecto lo habéis hecho en modo crowdfunding a través de Kickstarter… Cuéntanos la experiencia.
Tras descartar el apoyo financiero en España, fue la alternativa que nos pareció más factible y, a la vez, una prueba de fuego para comprobar si realmente el producto iba a funcionar. Ver que tu idea convence a gente a la que no conoces de nada y que está a miles de kilómetros, e invierte su dinero en ella es muy motivador. Gracias a los 434 promotores, Closca ha pasado de ser un proyecto a convertirse en una realidad.
– Además eso os ha ayudado a conseguido un crédito que os negaron en principio, ¿no es así?
Nuestra intención era obtener un préstamo potente que nos permitiese contratar gente, disponer de instalaciones en alquiler y realizar una campaña de comunicación internacional, pero no pudo ser.
Gracias a Kickstarter hemos conseguido iniciar la fabricación. Una vez finalizada la campaña y con cierta repercusión en España, tuvimos un ofrecimiento muy interesante de la entidad con la que trabajamos para acceder a un crédito ICO con el que podemos financiar gastos propios de I+D+i como patentes, ensayos y certificación, que está siendo de gran ayuda para poder dar los primeros pasos.
– Diseño made in Spain pero fabricación en China, ¿por qué?
Por las mismas razones que en la financiación. Aquí nos exigían por adelantado unas garantías tan altas que, nosotros que estamos empezando, no podíamos asumir. En cambio, fuera nos han dado facilidades y confianza.
– ¿Cómo podemos conseguir un casco Closca?
Ahora mismo estamos trabajando para cerrar acuerdos comerciales y dar a conocer Closca aquí en España (la mayoría de nuestros clientes están en Norteamérica y países europeos).
Este mes, además, estrenamos nueva web, que ya incluye tienda online. En ella hay una guía para saber qué talla nos corresponde, conocer las especificaciones técnicas del casco y se pueden ver los diferentes modelos de fundas. De momento hay seis, pero queremos diseñar más.
– ¿Cuál es vuestra presencia en redes sociales? ¿En cuáles estáis y con qué objetivo?
Estamos activos en Twitter (@Closca_Helmets) y en Facebook con una comunidad de amigos todavía pequeña, pero muy implicada en temas de sostenibilidad, movilidad urbana, bicis y moda. Todos los días aprendemos y compartimos mucho con ellos. La idea es extender una corriente lo más amplia posible entre los amigos de Closca.
El lema «You make it different» nace con la intención de que cada uno pueda diseñar su propia funda y personalizar su casco. En el mundo del textil las posibilidades son infinitas y nosotros no pretendemos ser los mejores diseñadores de fundas, sino fomentar el uso del casco. La comunidad, en la que incluso haremos concursos, será la prueba de que llevar casco en bici no ha de estar reñido con la estética.
Carlos y su socio tienen la cabeza y alguna que otra libreta llena de nuevos inventos, pero de momento necesitan comenzar a rentabilizar su inversión. Ojalá sea el regalo que muchos de los compradores de las 780.000 bicicletas que se venden anualmente en España pidan a los Reyes Magos.
Y, para terminar, el broche de oro de su mensaje de ánimo a otros emprendedores: «Nuestro camino no ha sido ni será fácil, hemos tenido que superar barreras importantes y arriesgar mucho, pero nos gustaría transmitir un mensaje de positivismo a todas aquellas personas que tienen ideas y quieren que su futuro dependa de ellos mismos».