Cinco consejos para mejorar la tasa de rebote de nuestra web

Atraer visitas a nuestra web es una tarea difícil de por sí. Que el usuario se quede en la página es aún más complicado si cabe. Este es el gran problema de las pequeñas y medianas empresas que cuentan con presencia online.

Y es que lo realmente difícil no es captar tráfico, sino dirigirlo hacia los objetivos que nos hayamos propuesto, que pueden ser un lead, la lectura de uno de nuestros artículos, obtener una puntuación para nuestro negocio… Sobre el papel la estrategia puede estar clara, pero todo puede desmoronarse si el usuario entra en nuestra web y sale corriendo al poco tiempo. Lo que obtendremos entonces no será una visita útil, sino un rebote (abandonar el site a los pocos segundos después de haber visto una única página).

La tasa de rebote es un indicador perfecto de si nuestro sitio funciona o no. Si el porcentaje de abandono es bajo, nos encontraremos ante una web bien organizada, de diseño intuitivo y gráficamente atractiva. Una tasa de rebote elevada nos da a entender que el usuario no encuentra ningún motivo para seguir explorando el sitio.

Así que, pensemos: ¿Cómo conseguir que el usuario se quede en la web? Hay que recordar que, cuanto más tiempo pase el visitante en nuestra página, mayores serán las probabilidades de conversión. Por ello, a continuación daremos algunos consejos para que ese posible cliente no abandone nuestra web antes de tiempo:

 

Mejora la navegación

El usuario sabe lo que busca, pero si no se lo damos, se irá a otra parte. Es así de simple. Una navegación complicada dificulta que el visitante encuentre aquello que le interesa. La mejor web es aquélla que es lógica, intuitiva y comprensible. Por ejemplo, nunca debemos esconder de la vista del internauta los enlaces o textos principales. Puede que colocar una imagen en el centro de la pantalla quede bien, pero… ¿es útil?, ¿sirve de algo? No debemos dejar que el usuario piense demasiado. De lo contrario, obtendremos un rebote.

Elimina distracciones

Los anuncios nunca deben ser lo primero que veamos al entrar en una web. El contenido es siempre lo más importante. El usuario debe encontrar de un vistazo aquello que busca, sin distracciones. Esto va también por las horribles páginas con sonido o vídeo activado, donde el visitante se desespera por saber cómo se quita ese irritante audio.

Estructura la web

La conversión depende de la estructura de la página. Cuanto más simple, mejor. Destaca las palabras clave y las llamadas a la acción para que el usuario no se pierda. La información de contacto debe estar siempre a la vista.

Registro

El acceso a muchas páginas web está condicionado por el inevitable proceso de registro. Aparece un formulario que debemos completar con nuestros datos antes de visualizar el contenido que buscamos. Esto es un grave error. No podemos pedir de primeras al usuario que nos dé sus datos personales si antes no le hemos ofrecido algo. Con esto provocamos inevitablemente el abandono del site por parte del visitante.

Actualiza tu web con frecuencia

No hay nada que provoque más desconfianza que una página que no se actualiza. No hablamos solo de frecuencia de publicación; también es cuestión de diseño e imagen de marca. Una web dinámica invita al usuario a seguir navegando y mejora la conversión.Por ello, merece la pena dedicar un tiempo semanal a poner al día la página de nuestro negocio.

 

En la tasa de rebote influyen muchísimos elementos, no solo los puramente estéticos o de contenido. El ratio varía de una empresa a otra, no hay un estándar. Debemos localizar qué es lo que falla en nuestra página, analizar los datos de fuentes de tráfico concretas y actuar en consecuencia. El medio, la campaña, la página de destino… todo puede influir en el visitante. Su comportamiento nos dirá si realmente nuestra presencia online es efectiva o no. El objetivo es rentabilizar cada visita, hacerla productiva tanto para nosotros como para el usuario que toma contacto con nuestra marca.

Foto: ckmck

Exit mobile version