Recientemente decidí dar un cambio a mi blog, porque creo que hay mucha gente hablando de consejos sobre la técnica de emprender y los recursos para ello. Sin duda ConTuNegocio cuenta con las mejores recopilaciones de ellos. Por eso me apetecía hacer cosas un poco diferentes también en este blog, porque como decía Tolstoi:
«Hay muchos tipos de conocimiento, pero hay uno que es mucho más importante que los demás, el conocimiento de cómo aprender a vivir; y ese conocimiento, muchas veces, se menosprecia.»
Recientemente leí un tuit de Jesús Encinar donde comentaba que cada vez se le ocurrían mejores ideas mientras hacía otras cosas que no eran trabajar y que por eso procuraba hacer cosas diferentes. Creo que refleja estupendamente cómo funciona nuestra mente. Cuando está enfocada en el día a día, totalmente centrada en el trabajo, apenas deja espacio para nuevas ideas. Precisamente creo que la principal labor del emprendedor, la persona que está al frente de la pyme, es generar ideas.
Vivimos en un entorno totalmente cambiante, donde solo sobrevivirán los que tengan capacidad para adaptarse y para ello hay que innovar, que no es más que pensar de forma diferente. Por tanto, a veces en lugar de trabajar más, lo que hay hacer es trabajar menos para disponer de tiempo para pensar, o al menos dejar espacios donde puedan surgir las ideas. Porque tampoco se trata de decir: “venga, ahora a tener ideas”, sino que mientras haces otra cosa, tu mente se relaja y afloran ideas que te sorprenderán.
A mí lo que más me ha ayudado en este aspecto es la meditación, algo desconocido para mí hasta hace un año, momento en que empecé a practicarla. Lo primero que me sorprendió al comentarlo con la gente es la cantidad de personas que la usan, en especial los empresarios con más éxito que conozco, pero es algo de lo que no se suele hablar, porque creo que aún “suena raro”. Realmente meditar es más sencillo de lo que parece, basta con buscar un lugar cómodo en algún momento del día, sentarse y tranquilizar la mente. No se trata de poner la mente en blanco como mucha gente piensa, ya que nunca dejamos de pensar (tenemos unos 70.000 pensamientos al día), sino simplemente de sosegarla.
El mejor ejemplo para entender esto es el del agua turbia de un río: para poder ver claro, hay que dejar que se aquiete. La pepita de oro siempre está depositada en el fondo del río, pero para poder apreciarla, el agua tendrá que estar cristalina.
Este año no solo tengo mejores y más claras ideas, sino que también necesito dormir menos. Dedicando 20 minutos a meditar al día, gano algo más de una hora de sueño, lo cual ya es una ventaja directa. Pero sobre todo ha bajado mi nivel de estrés y lo más importante es que ha mejorado mi capacidad de innovar. Cómo medir esto es complicado, pero creo que cuando lance mis siguientes proyectos se entenderá.
En cualquier caso, por probar no perderás mucho y creo que tienes mucho que ganar.
Foto @FLIRST, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0