Antes de montar tu empresa, ¡haz un ‘Erasmus’ a tu medida!

Animado por el éxito y amparado en el buen nombre del Programa Erasmus, la Comisión Europea lanzó en 2010 un programa experimental: un “Erasmus” para emprendedores. Si buscamos en Internet “Erasmus Jóvenes Emprendedores” o “Erasmus Young Entrepreneurs” (EYE), no tardaremos en encontrar experiencias en español, pues una cuarta parte de los hasta ahora 1.300 intercambios se realizaron con la participación de un emprendedor en España, sea de la parte de envío (el emprendedor novato que “se va de Erasmus”), sea de la parte de recepción (el emprendedor experimentado que recibe al nuevo).

Podemos conocer historias como la de Alaine Romero, propietaria de un hostal bilbaíno: pasó 2 meses con el empresario de Villa Fiorelli, un Bread&Breakfast en Prato, Italia. Por su parte, Álvaro Díaz, de la start-up Gourmety, está colaborando con un empresario turístico de Grecia con más de 40 años de experiencia. También podemos encontrar historias de obstáculos –son de las que más podremos aprender–, como la que cuenta un desarrollador de videojuegos de Murcia, que pasó un verano con un empresario del sector en Laplandia con el objetivo –en este caso no conseguido– de conocer los entresijos de sacar un producto al mercado.

El beneficio principal del “Erasmus para emprendedores” lo resume muy bien Álvaro Díaz:

Principalmente, estoy teniendo la oportunidad de crear una red de contactos con empresarios que me habría llevado tiempo conseguir y, además, estoy teniendo la oportunidad de conocer la forma de trabajar de un empresario con muchos años de experiencia.

Por otro lado, el mismo Álvaro hace muy bien en remarcar que no tiene sentido esperar que el empresario experimentado se lo dé a uno todo hecho (no lo va a hacer). Al fin y al cabo, emprender va de aprender por cuenta propia y descubrir el camino sin manual de instrucciones y sin plan formativo prediseñado.

[…] si algo te apasiona, como es mi caso con el turismo, no hay empresario que pueda darte clases maestras […] hay que aprovechar los cursos, becas, programas, etc. para la formación de emprendedores/empresarios, pero no os creéis grandes expectativas, ya que el aprendizaje nos lo dará el día a día de la empresa.

Una forma rápida de construir una red de contactos

El gran valor potencial de hacer un “Erasmus” antes o al principio de montar una empresa está, pues, en acelerar la construcción de la red de contactos. Y, dada la importancia primordial de esa red para la aventura de emprender, creo que bien puede merecer la pena la experiencia de un Erasmus enfocado al negocio que se desea construir.

Eso sí, en este caso más que en cualquier otro, debería tratarse de una estancia diseñada a medida. Por eso, creo poco en que tenga sentido empaquetarla en forma de una beca, con sus intermediarios y su inevitable capa de burocracia. Con algo de ayuda en los siguientes tres puntos –ayuda que sí puede tener sentido proveer desde Europa, por ejemplo– debería ser una oportunidad bastante accesible para cualquier emprendedor novato con ganas de aprender.

  1. Preparación. Si tuviera que elegir una sola cosa que podemos hacer para influir en el éxito de una estancia formativa, ésta sería, sin duda alguna, la preparación. Pensar y formular objetivos, mapear la red, realizar un seguimiento de las empresas que más nos llaman la atención, entrar en conversación con los empresarios, negociar nuestra estancia, seleccionar los recursos digitales para prepararnos, etc. son todas actividades que, con algo de ayuda, los emprendedores novatos pueden realizar perfectamente ellos mismos. Cuanta más atención prestamos a la estancia antes, más la disfrutaremos durante y después.
  2. Reciprocidad. Si el interés mutuo es importante en el caso de acoger a un aprendiz en la empresa, en el caso de una estancia enfocada a construir un negocio, lo es aún más. Por eso es tan importante que sea el propio emprendedor novato que negocia los detalles de su estancia de aprendizaje, directamente con el empresario de acogida. Huelga decir que los dos no necesariamente tienen que residir en países diferentes o en países europeos para que la estancia tenga sentido. Ésta lo tendrá en el momento en que, tras formular las intenciones de las partes, se identifique el interés mutuo.
  3. Interpretación. ¿Te resulta útil conocer opiniones, experiencias y testimonios de otros antes de hacer algo (comprar un dispositivo, contratar un servicio, hacer un Erasmus, emprender un negocio)? Entonces sabes lo beneficioso que es reflexionar y dar sentido a lo vivido, tanto para la persona que captura así una experiencia, como para otros con quienes se comparte. A eso me refiero con “interpretación”: dar sentido y capturar la experiencia, relatarla de forma textual o audiovisual. Más adelante servirá, por ejemplo, cuando se quiera enviar a empleados a practicar en otra empresa. Si se comparte libremente, servirá además a otros que quieran organizar una estancia de aprendizaje con un empresario antes de montar su negocio.

© Foto: Ed Yourdon, con licencia CC BY-SA

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