Hace más de 10 años ya se hablaba del mobile payment e incluso recuerdo que participé en algún piloto con clientes reales al respecto. Apostábamos que la ubiquidad del móvil acabaría con nuestros tradicionales monederos y que en muy pocos años abandonaríamos el dinero en efectivo y las tarjetas de crédito para adoptar la nueva tecnología que los teléfonos móviles ponían en la palma de nuestra mano.
Evidentemente, ese escenario no ha llegado todavía. No tengo ninguna duda de que algún día pagaremos la mayoría de nuestras compras del día a día con el smartphone. Lo que se trata de adivinar es cuándo llegará ese momento, porque recientemente han aparecido una serie de tendencias que parecen asegurar que pronto cambiaremos nuestros billetes y monedas por el móvil.
Los smartphones ya incorporan soluciones para pagos móviles en sus sistemas operativos. Leemos habitualmente noticias sobre Apple Pay, Android Pay, Samsung Pay, etc. Lo que significa que nuestros móviles ya traen integradas las soluciones técnicas necesarias que soportan los pagos móviles, para regocijo de los muchos que declaran que se fiarían más de Apple que de su banco. Lo más curioso es que esas soluciones técnicas como el NFC (Near Field Communication), existen desde hace años, por lo que los fabricantes de smartphones no han inventado una nueva tecnología, sino que han ordenado las existentes para crear algo novedoso, seguro y sencillo para poder pagar desde el móvil. Más que luchar por ser los líderes dentro del mercado de este tipo de pagos, los fabricantes parecen querer estar preparados para el incremento continuo del móvil como medio de pago.
Por otra parte, las empresas ven el móvil no sólo como una herramienta para realizar un pago o una transacción económica, sino también como una pieza clave para ofrecer una mejor experiencia de compra al consumidor y aumentar así su fidelidad a la marca.
Existen aplicaciones que permiten no sólo hacer el pago a través del móvil, sino otorgar puntos al usuario final con cada pago para que pueda canjearlos en cualquier momento con otra compra, lo que también permite conocer los comportamientos de compra habituales del usuario y crear ofertas personalizadas para él. Surgen pues nuevas aplicaciones cada día que aportan valor a los clientes más allá de facilitar el pago.
Y, finalmente, están apareciendo otras aplicaciones como Yaap Money, que facilitan las transacciones económicas entre particulares sin necesidad de llevar dinero encima. Por ejemplo, un grupo de amigos sale a cenar y uno de ellos paga la cuenta mientras que los demás le transfieren su parte al instante a través de una aplicación de su smartphone. O también podemos mencionar a la ya establecida PayPal, que no deja de crecer y que ha incorporado 18,9 millones de nuevas cuentas activas en el año 2014, hasta llegar a un total de 162 millones de cuentas en todo el mundo.
En España, los pagos móviles aún están en un desarrollo temprano. Según un estudio sobre las nuevas formas de pago denominado “Barómetro de Nuevas Formas de Pago”, un 6,2% de los españoles han pagado alguna vez con el móvil en tiendas físicas, mientras que casi la mitad de nosotros ha comprado algo desde su teléfono, ya sea a través del navegador del smartphone o de aplicaciones instaladas en él.
Las posibilidades de desarrollo de este mercado son innegables. Los 400 millones de consumidores en el mundo que usan hoy en día el móvil para hacer alguna compra, supondrán 180.000 millones de euros en pagos móviles en 2017, según pronostica la consultora Juniper Research.
Todo indica que, en muy poco tiempo, vamos a vivir una de las revoluciones más interesantes, que tendrá como escenario nuestro bolsillo: el protagonismo del móvil como vehículo de transacciones financieras en general. Es complejo, porque se trata de una industria con muchos actores (entidades financieras, operadores de telecomunicaciones, fabricantes de smartphones, nuevas aplicaciones, etc.). Pero llegará un momento en el que el dinero en metálico será historia, y el móvil jugará un papel fundamental en ese nuevo escenario.
En África, el banco de mayor crecimiento (15 millones de clientes y 700 millones de dólares transferidos al mes) es M-Pesa, (en swahili, “dinero”), que no es otra cosa que un servicio móvil. Y en Suecia, el primer país que imprimió billetes en 1661, ya hay algunas ciudades donde es casi imposible usar el dinero en metálico, porque sus negocios solo aceptan tarjetas, y los autobuses de casi todas sus ciudades no aceptan tampoco metálico, porque los tickets se adquieren mediante un SMS enviado desde el teléfono.
Está claro que los pagos a través del móvil serán lo más habitual, aunque todavía no sabemos cuándo.
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