5 recomendaciones para que tu contenido consiga viralidad en Internet

Todo negocio con presencia online persigue un mismo objetivo, que no es otro que tener éxito en Internet. En anteriores artículos hemos apuntado las claves para que esto suceda. En la mayoría de los casos la conclusión que hemos ofrecido es la misma: hay que proporcionar al usuario una experiencia de búsqueda satisfactoria. Esto abarca, por un lado, la creación de contenido útil para nuestro público y, por otro, la difusión del mismo para alcanzar a nuestro target.

En este sentido, las redes sociales cobran especial importancia en la difusión del contenido, ya que ofrecen la posibilidad de llegar a un público potencial amplio. Un reciente estudio elaborado por la compañía Shareaholic muestra un notable descenso del tráfico web procedente de buscadores como Google o Bing. En cambio, las visitas derivadas de contenidos compartidos en plataformas sociales tienen cada vez un mayor potencial, razón de más para buscar con más fuerza los ansiados retweets, «+1» o «Me gusta».

Ser popular no es lo mismo que ser influyente. Tener mil retweets no quiere decir automáticamente que nuestro contenido sea bueno, pero la repercusión en términos de tráfico web puede ser muy alta. Por ello, si tomamos cada visita a nuestra página como una oportunidad de negocio, merece la pena seguir estas cinco recomendaciones para que nuestro contenido adquiera viralidad y llegue lo más lejos posible:

  1. ¿En qué plataforma vamos a compartir el contenido? No, no todas las redes sociales son iguales. Los usuarios de Twitter no demandan lo mismo que los de Pinterest, por ejemplo. Debemos adaptar el mensaje a la plataforma, en lugar de publicar lo mismo en todas las redes sociales. Pongamos el caso de Buzzfeed, uno de los sitios más populares de Internet, que obtiene la mayoría de visitas desde Facebook. ¿Su secreto? Adecuación al medio, contenido atractivo y visual, identificación con la audiencia y constancia en la publicación; todos los ingredientes para triunfar en la red de Mark Zuckerberg.
  2. Calidad, calidad, calidad. Los usuarios comparten contenidos interesantes, que aporten valor, que resuelvan dudas, que perduren en el tiempo. Esa es la base de la web social, la difusión del conocimiento. Los sitios de calidad son los que albergan contenido útil, algo que gusta tanto a los usuarios como a los buscadores.
  3. Título. La calidad del contenido solo es la mitad de la ecuación. Para que el usuario haga clic en nuestro enlace, debemos captar su atención, y no hay mejor forma de hacerlo que mediante un título atractivo. Para elaborarlo, debemos tener en cuenta aspectos como la longitud (cuanto más breve, mejor), el tono del mensaje o la inclusión de palabras clave. La regla de oro es pensar en el título como la pieza básica de información para el lector, por lo que debe captar su interés y no ser engañoso.
  4.  Crear contenido pensando en tu audiencia. ¿Conoces a tu público? ¿Sabes de qué habla? Entonces preocúpate por dar respuesta a sus necesidades, no solo con contenido útil. Estamos hablando de identificarse con el usuario, usando el tono apropiado, con cercanía, humanizando el mensaje. Si publicas contenido pensando únicamente en posicionarlo bien o en captar «Me gusta», mal vamos. No hay que olvidar nunca nuestro objetivo, las personas.
  5.  Ser constante. No, no todo lo que publiquemos va a ser compartido masivamente. La clave del éxito en Social Media es la perseverancia. No nos conformemos con ser flor de un día. Conseguir viralidad depende mucho de la confianza que despertemos en el usuario, algo que no se consigue de la noche a la mañana.

 

Recordad: Ser el más popular no significa ser el mejor. La viralidad puede reportarnos un buen número de visitas a nuestra web, pero una empresa no vive solo de estadísticas. Un tráfico alto supone un mayor alcance para nuestros contenidos, así que hay que aprovecharlo. Nuestros productos, nuestra imagen de marca, nuestra credibilidad… son aspectos que no se miden en retweets. Cantidad y calidad no deben estar reñidas, ya que una depende en gran medida de la otra.

Foto: Emilio Quintana

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