Acoger a un aprendiz extranjero es tanto una gran oportunidad como un gran reto para las pymes. Una oportunidad para aumentar la diversidad y la presencia de la actitud proactiva en la empresa –ambas ingredientes de la innovación– y un reto, porque si no se prepara bien, es fácil que la experiencia se convierta en frustración para el aprendiz y en embrollo para la pyme.
De hecho, el 80% de los 100.000 becarios Erasmus y Leonardo da Vinci de toda Europa que realizan prácticas en el extranjero al año, son acogidos por pymes. La mayoría son personas que están en las últimas etapas de su educación formal o son recién titulados, tanto universitarios como de formación profesional (FP). Las prácticas en el extranjero suponen para muchos de ellos uno de los primeros contactos con el mundo de la empresa.
A lo largo de este post los llamaré aprendices –independientemente de que sean universitarios o de FP– para distinguirlos a los becarios con ayuda de estudios (la mayoría de los Erasmus) y para subrayar la parte, en mi opinión, importante de su actividad. Es decir, que están aprendiendo y no que son beneficiarios de una beca.
La recepción de un aprendiz extranjero es, pues, cada vez menos una excepción y cada vez más una dinámica habitual en las pequeñas y medianas empresas en España. A continuación, cinco ideas basadas en mi experiencia de 7 años en la gestión del Programa Leonardo da Vinci, para que la estancia de un aprendiz extranjero en la empresa sea una experiencia altamente enriquecedora y que reporte beneficios para todos los interesados.
1. Definir los objetivos de la pyme
Es necesario saber responder la pregunta: ¿Por qué acoger a un aprendiz extranjero en la pyme? Lo más probable es que el aprendiz nos encuentre a través de la organización que le concede la beca, y esta organización estará más que preparada para convencernos con objetivos genéricos (como las que yo misma he puesto antes: diversidad, innovación…). Ahora bien, como empresa, podemos formularnos objetivos propios. Quizá nos interese acoger a personas de la región donde nuestra pyme se esté expandiendo, con el fin de acelerar la internacionalización. O quizá lo queramos plantear como período de prueba, con personas con disponibilidad de quedarse con nosotros un tiempo como empleados. Pensar los objetivos propios también ayuda a definir criterios: el período mínimo de la estancia que tiene sentido para la pyme, el nivel de idioma necesario para que los aprendices puedan integrarse en la empresa, etc.
2. Identificar las fuentes
La intermediación entre aprendices Erasmus o Leonardo y las empresas suele recaer en proveedores de FP, fundaciones universidad-empresa, cámaras de comercio y otras instituciones similares. Es interesante identificar aquellas que más probablemente envíen a personas acorde con lo que nuestra pyme busca. Para entrar en el mundillo de los proyectos europeos como empresa de acogida, se puede empezar hablando con empleados que participaron en experiencias parecidas o mapeando el terreno en sitios como We Mean Business, Enterprise Europe Network, grupos de LinkedIn enfocados a prácticas en el extranjero y, en general, las webs de instituciones de apoyo a la empresa. Por cierto, disponer de este tipo de contactos también viene bien a la hora de querer enviar a un empleado a practicar en otra empresa.
3. Averiguar los objetivos del aprendiz
Igual que en la empresa debemos tener objetivos propios, también los debe tener la persona que acogemos. No se trata de una excursión de fin de curso ni de un intercambio cultural en grupo. Es razonable esperar que la persona que quiere realizar un período de aprendizaje en una empresa extranjera sea capaz de exponer objetivos personales que vayan más allá de los objetivos de su institución de envío. Merece la pena dedicar tiempo a averiguar qué mueve al potencial aprendiz. ¿Adquirir una primera experiencia laboral? ¿Aprender el idioma? ¿Aprender una técnica concreta? Es importante porque las decisiones que tomemos en adelante no serán las mismas con «vivir por fin fuera de la casa de mis padres» o con «aprender pastelería sin gluten» como objetivos (ambos completamente legítimos) del aprendiz.
4. Implicarse en la preparación
No es ninguna novedad que, en el trabajo, la educación formal de la persona cuenta menos de lo que las partes esperarían. Para prevenir desencantos del tipo «pensamos que en los 4 años de carrera esto lo habría aprendido», nada mejor que implicarse en la preparación del aprendiz para su estancia con nosotros. Partiendo de los objetivos previamente definidos (de ambas partes), lo idóneo es ir proponiendo actividades encaminadas a facilitar su integración en la empresa. Por ejemplo, si tiene blog, proponerle la publicación de algunos posts específicos. Si nuestra pyme tiene blog, proponerle que lo siga.
En ocasiones, los aprendices Erasmus y Leonardo viajan al extranjero sin saber en qué empresa pasarán su estancia. Los organizadores realizan el matching de aprendices y empresas durante las primeras semanas, basándose en entrevistas. Desde el punto de vista de la preparación, es un enfoque subóptimo, pues deja menos margen a que empresa y aprendiz se conozcan. Con las herramientas de comunicación que hoy en día cualquiera tiene a su alcance, es una pena desperdiciar la oportunidad de una buena preparación, sobre todo porque influye de forma significativa en el éxito de la estancia.
5. Disfrutar la estancia del aprendiz
Si se ha hecho bien la preparación, habremos identificado las destrezas concretas del aprendiz con las que, aunque tenga poca experiencia, ya puede hacer un aporte real al trabajo que tenemos entre manos y, de camino, desarrollar nuevas destrezas observando el trabajo de compañeros experimentados. Tan sólo hará falta complementar esta doble dinámica con ocasiones para reflexionar y documentar la estancia. Relatar la experiencia en nuestro blog corporativo o entrevistar al aprendiz y grabarlo en vídeo nos ayudarán a sacar conclusiones y hacerlo mejor la próxima vez. Y no sólo eso. También nos servirá para atraer nuevos aprendices y convencerles para que pasen una estancia con nosotros.
Imagen: @stevendepolo, con licencia CC BY