Teletrabajo: claves para su normalización y conservación de los beneficiosDanella Porras Esmeral 15 abril, 2020 Con el teletrabajo durante la pandemia muchas empresas han pasado de la fase beta a la superproducción en un día, con el estrés y las dificultades que ello supone. Existe además el riesgo de que lo construido sin los cimientos adecuados se termine desmoronando. La RAE define teletrabajo como “trabajo que se realiza desde un lugar fuera de la empresa utilizando las redes de telecomunicación para cumplir con las cargas laborales asignadas”. Por regla general, en las organizaciones y administraciones públicas hasta ahora era una “alternativa” valorada con recelo por los equipos directivos. Esta opción generaba envidias por parte de compañeros hacia aquéllos que podían disfrutar de él y los “elegidos”, por su parte, trataban de no sentirse “raritos” ni ser vistos como tales por trabajar desde casa. Son muchas las dudas que siempre ha generado el teletrabajo y los pasos para avanzar en su implantación han sido cortos y lentos. Vemos un recorrido jalonado de muchas promesas pero pocas acciones. Pero de pronto, con la pandemia, llegó el día en el que la alternativa se convirtió en la única posibilidad de seguir funcionando para profesionales, empresas y Administración pública. ¿Preparados para el teletrabajo como fórmula obligatoria? La necesidad de utilizar la fórmula del teletrabajo durante la pandemia ha pillado a muchos desprevenidos, sin las soluciones tecnológicas precisas ni la mentalidad que requiere el nuevo escenario. Los trabajadores se han enfrentado a un descontrol de correos, horarios extenuantes, temor sobre la seguridad en el acceso a los recursos corporativos y maratón de sesiones virtuales para formarse a la carrera, entre otras realidades. Se han visto, en definitiva, con la lengua fuera para adaptarse al nuevo entorno lo antes posible. Las redes han respondido con nota Pero no en todo estábamos “fuera de juego”. En una de los requisitos que menciona la definición de la RAE, estábamos sobradamente preparados. Recordemos “trabajo realizado… utilizando redes de telecomunicación…”. Sí, le hemos exigido a las redes un esfuerzo titánico y las redes han respondido y lo siguen haciendo. Gracias a la inversión de las telcos como Telefónica, España es un referente mundial en fibra y dispone de una de las mejores redes fijas y móviles. “Con una infraestructura de fibra puntera en Europa que, en los momentos de mayor carga y tensión, ha respondido a la perfección, el teletrabajo se ha extendido hasta niveles inimaginables…”, tal como lo explica María Jesús Almazor, consejera delegada de Telefónica España. Modelos flexibles después del coronavirus Pero ¿qué pasará tras la crisis del Covid-19? Creo que está claro que la forma en la que trabajamos no volverá a ser la misma. Una vez superada esta prueba masiva de teletrabajo durante la pandemia, confío en que las organizaciones apuesten de verdad por modelos flexibles. La tecnología lo permite: la hemos puesto a prueba y hemos podido comprobar que está preparada para ello. El reto del teletrabajo no es tecnológico, sino cultural Para poder implantar el teletrabajo (o continuar con él, llegados a este punto) es importante que las empresas establezcan una estrategia de gestión del cambio en ámbitos como: Liderazgo digital: deberá existir un liderazgo más práctico y que predique con el ejemplo. Debe imponerse el desarrollo de las capacidades digitales de los líderes, éstos deben ser cada vez más autosuficientes en la gestión de su propio puesto de trabajo. Trabajo por objetivos. Esta fórmula puede ayudar a simplificar la valoración de rendimiento y cumplimiento. Los objetivos por equipos mejoran, además, la sinergia entre éstos y la motivación. Es importante replantear las tareas que desarrollan las plantillas y desplazarlas hacia dichos modelos. Impulso del aprendizaje tecnológico. Las organizaciones deben ayudar a reciclarse a sus trabajadores, facilitar la adquisición de competencias digitales y el uso de herramientas de teletrabajo que les permitan desarrollar sus actividades. La infraestructura tiene un impacto directo en la satisfacción de las personas; por ello es importante facilitar su comprensión y uso adecuado Esperemos que esta gran puesta en producción del teletrabajo no se quede en una anécdota. Si logramos encontrar el equilibrio adecuado, los beneficios que ofrecen los modelos flexibles tanto para el empleado como para las organizaciones, la sociedad en su conjunto y el medioambiente son numerosos. Imagen El reto de la gestión de nuestra movilidad: tecnologías pospandemiaATLAS: la app para el control y prevención de contagios por COVID-19 en los hospitales
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