En estas fechas se cumple un año desde que IBN (Intent Based Networking) copó los titulares y agendas de los principales eventos de redes en el mundo. Cisco, líder tradicional del mercado de las redes empresariales, desvelaba así su nueva estrategia con redes basadas en la intención y, lo que hasta entonces era un término desconocido acuñado por algunas startups, daba el salto a la primera línea de tendencias.
La compañía tomaba entonces la delantera en el segmento de redes de campus con una nueva gama de productos bajo este ambicioso paraguas tecnológico, claramente diferenciador de la competencia. Desde entonces la industria ha entendido que IBN se presenta como la evolución de SDN. Ambos conceptos proponen la automatización en la operación de las redes.
Hasta ahora este mercado era complejo pero la industria (fabricantes, integradores, clientes, etc.) lo habían asumido y se habían adaptado mediante equipos altamente formados. El reconocimiento de certificados como el Cisco CCIE es un claro ejemplo del grado de especialización requerido. Pero el problema de este modelo es su imposibilidad para escalar en un entorno en el que los recursos humanos son escasos en todos los ámbitos y las redes cada vez más complejas con la introducción de los overlays, protocolos de enrutamiento como BGP hasta ahora utilizados solo por los operadores de telecomunicaciones, etc.
El primer paso para cambiar el rumbo fue SDN. Sin embargo, la automatización que provee lleva asociada la necesidad de una mejora de la visibilidad del tráfico en la red, otra carencia tradicional que con SDN se agravaba hasta límites poco operativos. Y es que resulta imposible automatizar sin ser capaces de medir, validar y contrastar el resultado de los cambios. De ahí que tanto Cisco ACI como VMware NSX, las soluciones SDN más conocidas en el data center, hayan desarrollado productos complementarios en el ámbito de la visibilidad.
IBN, por su parte, afronta esta necesidad de proporcionar visibilidad a través de nuevas tecnologías como telemetría y machine learning: no solo se trata de recibir la información de lo que está ocurriendo en la red y visualizarla, sino de analizarla, entender el contexto propio de esa red y ser proactivo en el caso de que se requieran acciones para corregir su comportamiento actual.
Las redes IBN deben ser capaces de reaccionar a los cambios y asegurar que se cumple la política o intención mostrada por su administrador. Dicha intención es precisamente una de las grandes claves de IBN. Lejos de la configuración actual vía comandos o de las primeras versiones de Cisco ACI (Application Centric Infrarstructure), las redes IBN son capaces de hacer la traducción “del qué al cómo”, con un nivel de abstracción importante y para ello es importante el conocimiento del contexto y, por supuesto, que las configuraciones resultantes sean validadas matemáticamente y aseguren que su implantación ha conseguido los objetivos marcados.
Aunque Gartner augura que IBN no será una realidad evidente en el mercado hasta 2020 ya hay dos conceptos imparables y muy presentes en los clientes dentro de esta nueva tendencia:
- Es hora de abandonar la configuración box by box y trabajar de forma centralizada con una visión global.
- Las redes necesitan una simplificación de cara al usuario mediante abstracciones que oculten la complejidad de las tecnologías subyacentes
La tecnología es clave en el mundo de las redes y el camino solo acaba de empezar. De la misma forma que Amazon o Google mejoran día a día la experiencia de uso de sus plataformas de compras o de vídeo con la aplicación de la inteligencia artificial y el machine learning, el concepto IBN trata de aplicar este tipo de tecnologías al ámbito de las redes hasta el punto de que sean capaces de entender por sí mismas su propio contexto y permanecer en un proceso de constante aprendizaje.
En este sentido IBN resulta clave en dos de los grandes desafíos de las redes en un futuro inmediato: la seguridad y su capacidad de dar respuesta a las smart cities e Internet de las cosas (IOT). Y es que las redes capaces de garantizar el cumplimiento de una política de forma automática mejoran la capacidad de proteger activos, datos y usuarios, así como de prevenir, detener y mitigar ataques. Su capacidad de interaccionar con el entorno ofrece, así mismo, grandes ventajas frente a las redes tradicionales ante tendencias como IoT y el desafío creciente de las ciudades inteligentes.
El objetivo es retador y todavía quedan muchas aristas que pulir en este nuevo paradigma en el mundo de las redes para asegurar su éxito y repercusión. Por ejemplo:
- La traducción de políticas con parámetros de cada vez más alto nivel o la validación de configuraciones son aspectos todavía en pleno desarrollo.
- Ocurre lo mismo con la capacidad de monitorizar de forma escalable el tráfico en tiempo real, así como de tomar acciones que aseguren el cumplimiento de la política.
- El ecosistema de fabricantes debe crecer y no limitarse a Cisco y algunas startups. El mercado está a la expectativa de lo que hagan compañías como HP, Arista o Extreme.
No obstante, IBN apunta en la buena dirección: ya dispone de servicios en el mercado y tiene el ambicioso objetivo de añadir contexto, aprendizaje y certificación de que la intención implantada en la red se sigue cumpliendo ante cualquier circunstancia.
Imagen: Mike Cohen

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