Las emociones de IoT

Beatriz Sanz Baños    13 enero, 2020

Comprender las emociones es crucial en las nuevas estrategias de marketing. Debido al exceso de productos y enfoques, es necesario buscar nuevas fórmulas que ayuden al retail a vender una cantidad cada vez mayor de productos. Conocer las emociones de los clientes puede ofrecer una ventaja fundamental en este sentido. Y, ¿cómo podemos obtener esta información? La tecnología asociada a Internet de las cosas es la llave  que nos abrirá las puertas a una manera más eficiente y satisfactoria de comprar.

Detectando emociones humanas

Por supuesto, el primer paso para entender lo que un cliente está sintiendo es detectar sus emociones. Esto puede parecer ciencia ficción, pero es el sujeto de estudio de muchos especialistas en comportamiento. Las emociones se reflejan en cosas tan sencillas como nuestra cara, nuestro tono de voz o nuestros gestos. Y para poder detectar sus patrones, lo primero es ser capaz de medirlos.

Por ejemplo es posible analizar la mueca de una cara o sus gestos para saber si un cliente está sorprendido, satisfecho o aburrido. Los patrones faciales son en la actualidad una fuente inagotable de estudio para diversos temas. En ellos podemos encontrar mucha información sobre las emociones que sentimos.

Por otro lado, la voz es una fuente inestimable de información. Podemos detectar acentos, tonos, matices, dudas y muchas características a partir de ella. Para 2022, más de 70 millones de hogares tendrán al menos un asistente de voz en su hogar, y el número total de dispositivos instalados superará los 175 millones. Además, según distintos estudios, también se puede conocer el interés de una persona por un tema.

Si a esto añadimos los datos biométricos que podemos obtener de otros wearables como pulseras que miden la frecuencia cardíaca o la humedad de la piel, cada vez más de moda, la cantidad de datos que podemos recoger sobre las emociones generadas en una persona es enorme.

El papel de la Inteligencia Artificial

Una vez obtenidas las medidas correctas en multitud de dispositivos conectados (cámaras, asistentes de voz, pulseras biométricas), el siguiente paso es analizarlas. Para ello, la Inteligencia Artificial cumple perfectamente con la necesidad que esto crea.

La tecnología asociada con IA permite analizar patrones que parecen caóticos a priori o demasiado complejos. Gracias a la Inteligencia Artificial podemos crear algoritmos que aprendan y que mejoren con los datos que procesan, recopilando información de manera cada vez más eficiente.

El Big Data aparece junto con la Inteligencia Artificial y la posibilidad de utilizar cantidades masivas de datos para analizar mejor los parámetros que determinan las emociones de los clientes. Y todo esto, desde la recogida de información hasta su distribución y procesamiento, se hace gracias al Internet de las Cosas.

Un IoT más eficiente

Cuando hablamos de emociones, IoT se enfrenta a un nuevo nicho de mercado en el que el marketing tiene mucho que ganar. Pero también el propio Internet de las Cosas, ya que este tipo de análisis le permitirá ser más eficaz en todas sus tareas. Con los resultados de estos análisis, los desarrolladores pueden generar aplicaciones más agradables o eficientes.

Diseñadores, administradores y, en última instancia, todos aquellos relacionados con una marca, también pueden aprender algo. La información obtenida de las emociones, que son una manifestación de, entre otras cosas, nuestros deseos, mejorará las aplicaciones de IoT en todos los sentidos.

Por ejemplo, un reproductor de música podría adaptar su lista de canciones automática al estado de ánimo del usuario en ese momento. Gracias a la conectividad, la aplicación podría enviar una señal a una empresa cercana que incluya un beacon para ofrecer información (un anuncio, por ejemplo) especialmente relevante para su estado de ánimo

Por último, todo esto no sólo tiene que ver con la usabilidad. IoT involucra muchos aspectos: colores, sonidos, tacto, estética, luces y la combinación de todos ellos. Con este análisis de las emociones IoT tiene mucho que ganar, adaptando las características de un producto o una aplicación al estado de ánimo del usuario de forma automática y en tiempo real, gracias a la conectividad que ofrece el Internet de las Cosas.

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