Florence Nightingale, pionera en el uso de datos para la salud

Paloma Recuero de los Santos    8 marzo, 2021
casa victoriana

Florence Nightingale es conocida por sentar las bases de la profesionalización de la enfermería. Sin embargo, mucha gente desconoce que fue su trabajo visionario en el campo de la estadística médica el que le permitió salvar muchas más vidas. Fue una auténtica pionera en el uso de los datos para mejorar la salud de la población.

Si Florence Nightingale viviera en el siglo XXI, seguro que estaría encantada ayudarnos a comprender y modelizar los datos para prevenir la propagación del COVID19 con las potentes herramientas actuales.

Una joven observadora que hace listas y listas

Florence Nightingale nació en 1820, en el seno de una familia inglesa de clase alta. Fue educada en casa por su padre, y mostró desde muy joven una habilidad natural para clasificar, analizar y documentar datos. Sus primeras cartas a menudo incluían listas y tablas de información sobre todo tipo de cosas. Especímenes florales meticulosamente catalogados, transcripciones de poemas , colecciones de conchas y monedas etc. En seguida se dio cuenta de la importancia de disponer de datos precisos y ordenados para poder entender cómo y por qué sucedían las cosas.

A pesar de la firme oposición inicial de su familia, que consideraba que el destino de su hija era el matrimonio, consiguió que le permitieran estudiar matemáticas. Estudió con el Dr. William Farr, un pionero en estadística, con quien creó los primeros gráficos circulares, «coxcombes». Se trataba de unos diagramas estadísticos para ilustrar sus conclusiones de forma clara y accesible.

Años más tarde, en 1837, se convenció de que Dios la había «llamado» a su servicio para ayudar a reducir el sufrimiento humano y decidió hacerse enfermera.

Un hospital británico en Turquía

En 1854, durante la Guerra de Crimea, fue destinada como enfermera a un hospital militar británico en Turquía, donde descubrió con horror las penosas condiciones en que se hallaban los pacientes, y la falta de registros hospitalarios claros.

Utilizando sus conocimientos estadísticos, Nightingale se puso a trabajar para introducir nuevas directrices sobre cómo registrar las enfermedades y la mortalidad en los hospitales militares. El análisis de estos registros le permitió entender mejor tanto las cifras como las causas de las muertes. (Ahora, en todo el mundo, existen normas similares para registrar las enfermedades, como la Clasificación Internacional de Enfermedades.)

La escasez de médicos, el hacinamiento, la falta de higiene y ventilación, la alimentación inadecuada etc, eran la causa de que las muertes por enfermedad superaran con creces las muertes por heridas de combate. Se pusieron en práctica medidas, en cuanto a la alimentación e higiene, que mejoraron la eficiencia del hospital. Sin embargo, no consiguieron reducir significativamente la tasa de muertes. Fallaba algo más.

Crimean War: Florence Nightingale at Scutari Hospital. Coloured lithograph by E. Walker, 1856, after W. Simpson.
Figura 0:Una sala del hospital de Scutari donde trabajaba Nightingale, de una litografía de 1856 de William Simpson (fuente)

Para averiguarlo, en 1855, el gobierno británico envió una Comisión Sanitaria cuyo objetivo era investigar las condiciones de Scutari. Descubrieron que el abastecimiento de agua del hospital estaba contaminado. Al resolver este problema, la tasa de mortalidad se redujo ¡un 99% en un sólo año!.

Una aliada muy «real»

A la vista de los resultados y, obsesionada por cómo evitar tantas muertes innecesarias, Florence Nightingale buscó el apoyo de la reina Victoria. Gracias a ello, convenció al Gobierno para que creara una Comisión Real sobre la salud del Ejército.

Con ayuda de los estadísticos William Farr y John Sutherland, de la Comisión Sanitaria, analizaron grandes cantidades de complejos datos del ejército. Las conclusiones fueron demoledoras. De 18.000 muertes, 16.000 se debieron a enfermedades evitables, atribuibles a las malas condiciones sanitarias.

Había que actuar, y rápido. Florence Nightingale utilizó sus habilidades de comunicación estadística para convencer al parlamento británico de la necesidad de reformar las prácticas hospitalarias con el objetivo de reducir la mortalidad.

En lugar de listas o tablas, su «diagrama de rosas» mostraba el fuerte descenso de las muertes tras el trabajo de la Comisión Sanitaria. El diagrama era tan fácil de entender que fue ampliamente reeditado. Gracias a ello, el público comprendió qué estaba fallando y la necesidad urgente de un cambio. A la luz del trabajo de Florence, y para mejorar la atención sanitaria en el ejército se crearon nuevos departamentos de medicina, y estadística hospitalaria.

Figura 1: Este "Diagrama de las causas de mortalidad en el ejército en el Este" fue publicado en Notes on Matters Affecting the Health, Efficiency, and Hospital Administration of the British Army en 1858.  Indica el número de muertes que se produjeron por enfermedades evitables (en azul), las que fueron resultado de heridas (en rojo) y las debidas a otras causas (en negro).
Figura 1: Este «Diagrama de las causas de mortalidad en el ejército en el Este» fue publicado en Notes on Matters Affecting the Health, Efficiency, and Hospital Administration of the British Army en 1858. Indica el número de muertes que se produjeron por enfermedades evitables (en azul), las que fueron resultado de heridas (en rojo) y las debidas a otras causas (en negro).

Datos para salvar vidas

En 1860 creó la Escuela de Entrenamiento Nightingale (Nightingale Training School) en el hospital Saint Thomas, que sigue funcionando en la actualidad. También, escribió artículos sobre las ventajas de los diseños de edificios hospitalarios tipo pabellón. La configuración de pequeñas alas, o pabellones, que salen de un pasillo central, resultaba más práctica para el personal de enfermería y favorecía una buena ventilación.

Figura 2: Florence Nightingale en Saint Thomas (FormerBBC, CC BY-SA 4.0)
Figura 2: Florence Nightingale en Saint Thomas (FormerBBC, CC BY-SA 4.0)

Durante toda su vida, se esforzó por poner la atención médica al alcance de todo el mundo, convirtiéndose en una de las precursoras del Servicio Nacional de Salud. También se preocupó por mejorar las condiciones médico-sanitaras en los territorios coloniales de aquel entonces (India, Australia). Para ello, obtenía los datos que necesitaba escribiendo cartas a su amplia red de contactos. Fue una corresponsal muy prolífica, de la que se conservan más de 12.000 cartas.

Su iniciativa reformadora no se limitó al ámbito sanitario. También impulsó reformas sociales destinadas a paliar la hambruna en la India, a abolir injustas leyes de prostitución y a promover la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral.

De la estadística a la Ciencia de Datos

En 1858 Florence Nightingale fue la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica. (Tuvieron que pasar más de 100 años para el nombramiento de la segunda, Stella Cunliffe’s , en 1975). También fue miembro honorario de la American Statistical Association.

Ya hemos visto cómo sus grandes dotes para la comunicación y las matemáticas, ayudaron a reformar la sanidad militar y civil y salvaron a miles de personas de una muerte espantosa. Pero, probablemente, lo más relevante fue su tenacidad, su gran determinación, que le permitió superar las grandes limitaciones a que estaban sometidas las mujeres en la época victoriana. Incluso las que, como ella, procedían de familias acomodadas.

¿Qué hubiera hecho Florence Nightingale en 2020 cuando estalló la pandemia del COVID19? Lo primero, seguramente, habría sido llevarse las manos a la cabeza ante el caos de datos inicial. Todos recordamos la gran confusión de los datos, que tenían formatos y seguían criterios distintos según qué autoridad sanitaria los ofrecía. En un primer momento, como le pasó a Florence Nightingale cuando llegó a Scutari, ni siquiera se disponía de una cifra fiable de fallecimientos.

Una ver normalizada la toma de datos y, aprovechando los avances en machine learning, a finales de los años 90, y el desarrollo de las tecnologías Big Data, nuestra Florence del siglo XXI trabajaría en la modelización de los contagios. O en la aplicación de redes neuronales para diagnosticar la enfermedad, en el análisis de la movilidad de la población, la modelización con PLN de las mutaciones del virus

En redes sociales circula una curiosa definición de «científico de datos» como «estadístico que trabaja en San Francisco». Por lo que sabemos de Florence Nightingale, podríamos estar seguros de que, de haber nacido unos 150 años más tarde, sería una científica de datos del siglo XXI.


Referencias:


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