El reto de la educación digital pasa por combinar disciplinas STEM y humanísticasDavid Peg Montalvo 26 febrero, 2018 El mundo está cambiando a una velocidad sin precedentes y el tipo de empleo que se demandará en el futuro también. Vivimos un momento de cambio tecnológico acelerado con consecuencias impredecibles. Internet, smartphones, IoT, cloud computing, big data, inteligencia artificial, blockchain, robótica, transporte autónomo, impresión 3D, realidad aumentada, realidad virtual… La combinación de todas estas tecnologías, así como de otras que están por llegar, nos coloca al borde de una revolución con efectos aún no previsibles a corto plazo pero cuyo impacto será al menos cuatro veces superior al de la revolución industrial, según César Alierta en la presentación del informe Sociedad digital en España 2017. Por ello el presidente de Fundación Telefónica apuntaba que “la formación digital debería ser la prioridad número uno de la política española” y, para potenciar esa formación, es preciso “cambiar la educación” que se imparte porque se sigue enseñando lo que era válido en 1980. Es el reto de la educación digital. Está claro que será necesario manejar la tecnología para poder tener un puesto de trabajo en el futuro. Según el informe “New vision for education: Fostering social and emotional learning through technology”, del World Economic Forum -que tanto se ha mencionado-, el 65 por ciento de los niños que ingresan en la escuela primaria trabajará en ocupaciones que no existen hoy en día. Por otra parte, además, los empleos serán cada vez más intensivos en habilidades sociales. “Las innovaciones que se están produciendo son capaces de mezclar el mundo físico y el virtual y facilitar formas de interacción humana imposibles hace una década. Técnicas como la realidad virtual, aumentada y mixta, robots, chats de video en dispositivos móviles y tutores virtuales permiten una experiencia mucho menos pasiva y más interactiva”. La tecnología tendrá un gran impacto sobre el empleo. Al margen de generar nuevas profesiones que aún no existen, implicará cambios en las profesiones actuales y la inevitable necesidad de adaptación. Aunque las TIC han entrado en las aulas y existen planes de estudios con contenidos específicos, no es suficiente. Hoy día ya hay una falta de perfiles tecnológicos en las empresas para abordar la trasformación digital que demandamos como clientes y, en el futuro, la automatización de todo tipo de procesos y de cualquier naturaleza (físicos y lógicos) hará que se produzca una brecha entre los que entienden y manejan la tecnología y sus relaciones y aquéllos que no se adapten a la nueva situación. La formación reglada no aporta la especialización, la agilidad y la flexibilidad que requiere este nuevo entorno y será necesaria colaboración entre las instituciones públicas y privadas para asegurar programas apropiados, así como que cada uno aproveche las nuevas oportunidades de formación continua en la era digital. Además de conocimientos, será necesario desarrollar competencias (pensamiento crítico y resolución de problemas, creatividad, comunicación y colaboración), habilidades sociales (curiosidad, iniciativa, persistencia, adaptabilidad, liderazgo y conciencia social), algunas de las cuales se adquieren y desarrollan participando y colaborando en actividades de equipo, y hábitos de aprendizaje permanente. El reto de la educación digital pasa por la combinación de disciplinas para enfrentar un futuro en el que las relaciones entre personas y máquinas aún está por diseñar. Se trata de complementar la educación oficial basada en los contenidos del currículo con una metodología que combine contenidos STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) y HECI (Humanity, Ethics, Creativity, Imagination). Concursos como Desafío STEM y nuevas propuestas en metodologías de formación en el ámbito de las habilidades sociales como SEL (Social and Emotional Learning) tratan de impulsar la adquisición de conocimientos y actitudes para lograr metas positivas y relaciones enriquecedoras en los nuevos contextos. Se trata de contar con las armas para afrontar retos complejos en un contexto de cambio permanente. Como afirmaba José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, durante el 15 aniversario del think tank Institución Futuro, “la educación es esencial para adaptarnos a la revolución digital. Para esta transición no se deberían formar solo ingenieros, matemáticos o físicos, sino abogados digitales, médicos digitales, economistas digitales, etc”. Imagen: kalhh/pixabay Global Robot Expo: la gran fiesta de la robótica y la industria 4.0El futuro del desktop es incierto
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