Diez libros de los que extraer algunas clavesEquipo Editorial 13 julio, 2018 Lo normal en estas fechas es encontrarse con listas de lecturas recomendados para el verano; en nuestro caso vamos a pasar revista a diez de los libros que nuestros autores han leído y comentado en el último año porque hay hábitos que deben perdurar en todas las estaciones. Algunos de ellos versaban -cómo no- sobre innovación. En “De la fregona al Airbus”, de Capella y Monturiol, ésta se define como una “actitud”, se destaca el papel de la pasión y la humildad para que sea exitosa y se dice, aunque resulte chocante en estos tiempos, que tomar la decisión de no volcar recursos personales o de una empresa en innovación es, muchas veces, una decisión acertada. Víctor Deutsch resaltaba de la obra el conocimiento que aporta sobre la gestión de patentes industriales. De “El workbook de la disciplina de emprender”, de Bill Aulet, la idea clave es que la magia de la innovación no está en la idea que impulsamos, sino en “el propio camino”. De su lectura a Félix Hernández de Rojas le fascinó cómo el autor sintetiza en 24 pasos el procedimiento y lo estructura. ¿Otra idea que también tal vez suene extraña a priori? Que para innovar de la manera más creativa hay que tener los pies en el suelo aunque la cabeza vuele libre. Emprender es una especie de creatividad dirigida. De emprendimiento en el seno de las compañías escribía Marina Salmerón, que abordó “Impulso: las cinco palancas para activar el emprendimiento”, de Joan Riera y Tomás Soler. En este momento las grandes empresas necesitan hacer las cosas de forma diferente para “seguir vivas”. La clave está en detectar oportunidades y arriesgar para conseguirlas, y eso implica apostar por nuevos perfiles de empleados y establecer un plan de procesos adecuado para conseguir de forma sistemática, medible y sostenible que una empresa sea más competitiva e innovadora. En la era digital es un valor diferencial saber gestionar la incertidumbre y explotar nuevas oportunidades de manera ágil. En la obra resultan muy interesantes los ejemplos reales. Cuando hablamos de transformación digital solemos pensar en empresas, pero existe otro ámbito muy interesante de la transformación digital: las ciudades. La aplicación de la tecnología, junto con nuevos modelos de gestión, con el ciudadano en el centro, da lugar al fenómeno que se conoce como ciudades inteligentes, un área de indudable desarrollo presente y futuro, que aúna lo social, lo económico y la sostenibilidad. “Smart cities: Una visión para el ciudadano” trataba de ello. En las smart cities IoT es una tecnología habilitadora clave. En “Internet of things”, de Maciej Kranz, se dice que “IoT is the foundation for all” y la obra se centra en sus beneficios reales, más allá del concepto. El marketing ya tampoco es el que era… “Marketing 3.0”, de Philip Kotler, habla de los valores del cliente como misión y visión de la empresa. Javier Lorente destacó en su post que es un trabajo de posicionamiento de la marca en la mente de los consumidores, de forma que estos la vean como diferencial a la vez que coherente en todas sus facetas porque, si no es así, detectarán enseguida que el discurso no es auténtico y el mercado lo penalizará. Pero aquellas compañías que consigan sintonizar con sus clientes en este nuevo entorno lograrán que ellos se sientan propietarios de la marca y “den la cara” por ella. Por eso el marketing 3.0 implica una transformación de toda la compañía: líderes singulares, la implicación de los empleados, que proveedores y distribuidores se alineen con esta filosofía y los accionistas entiendan que el objetivo de flujo de caja a largo plazo requiere de la sostenibilidad en sentido amplio. Y de líderes singulares a “Liderar para el bien común”, el libro de Luis Huete y Javier García Arevalillo sobre el que Ignacio G.R. Gavilán planteó una entrevista de la que salieron mensajes clave como que la primera batalla del liderazgo se libra en el interior, requiere unas raíces sólidas; que para dejar huella hay que superar el énfasis en el corto plazo y responsabilizarse de que todos se beneficien del éxito (la diversidad contribuye a alcanzarlo). En nuestro día a día, la gestión del tiempo nos agobia, es esa sensación de no llegar a todo ni en plazos. “Dejemos de perder el tiempo”, de Ignacio Buqueras y Jorge Cagigas, es una guía para ayudar a enfrentarse a ello. Eduardo Méndez Polo concluía tras su lectura que no se trata de trabajar menos, sino mejor, y sacaba interesantes mensajes. “El libro de los hábitos productivos”, de Ben Elijah, sostiene que “las cosas pueden cambiar” si nos sometemos a un entrenamiento que nos permita “dar el salto de la eficiencia a la efectividad” mediante la adquisición de los hábitos correctos. La productividad no se vincula a la ecuación esfuerzo-beneficio, sino que es una cuestión de “dominio y perspectiva”. Dominio sobre nosotros y nuestros recursos y perspectiva sobre lo que es importante y realmente merece nuestra atención. Carmen Menchero, que lo comentó, se quedaba con la cita de San Francisco de Asís: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”. Y, sin duda, un buen hábito es la realimentación en el trabajo, pero también una cuestión que en un gran número de ocasiones no resulta fácil. “Smart feedback”, de Jane y Rosa Rodríguez del Tronco y Noemí Vico Garcia, resultó muy interesante para José Carlos Martín Marco, que destacó que se presente en la obra como una ocasión extraordinaria para el crecimiento personal y profesional que no debemos desaprovechar, una herramienta indispensable no solo para los individuos, sino para las organizaciones que quieran gestionar adecuadamente el talento y contar con empleados más felices en el desempeño de sus funciones (“50 casos de éxito en experiencia de empleado” es otro título que Carlos de la Calle recomienda porque la experiencia de empleado supone un cambio de mentalidad necesario en la empresa digital). Y volviendo a Smart feedback, el libro es una invitación a la acción, a implantar una cultura del feedback como un salto adelante que, además, reposiciona el foco en el papel central de las personas en las organizaciones, en la importancia de habilidades tan humanas como la empatía, la escucha activa, la asertividad, la adaptabilidad, saber preguntar… que sin duda deberán convivir con un entorno altamente tecnificado. Imagen: Julie Kertesz Realidad virtual al servicio de la sociedadLa verdadera revolución digital está en la formación de cada uno
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